En esta ocasión hemos verificado el funcionamiento de un pulverizador Gil Teleno de 18 metros de barra de pulverización. Julio Gil Águeda e Hijos entra en el mundo de los pulverizadores por la puerta grande: equipos muy pensados, modulares, adaptables a la demanda del usuario (casi cualquier configuración de las barras está accesible).
Pulverizadores Gil, diseñados para un salto evolutivo
P. Barreiro, B. Diezma Iglesias, M. Garrido Izard y C. Valero. LPF_TAGRALIA, UPM-CEI Moncloa.
Nos encontramos con la mejor disposición de sus técnicos para verificar las prestaciones (en ensayos estáticos y de revisión), y unas condiciones meteorológicas adversas que aun así permitieron llevar a cabo un número de ensayos dinámicos interesantes: corrección del efecto de la velocidad de avance en la dosificación, efecto del uso de boquillas anti-deriva, y análisis de vibraciones. El análisis del diseño y los resultados estáticos y de campo se resumen a continuación.
El aspecto diferenciador de los pulverizadores Gil son sus barras de pulverización: chasis en aluminio atornillado con articulaciones en acero de alto límite elástico. Es una estructura en cercha sin soldar, donde las articulaciones están reforzadas y disponen de casquillos auto-lubricantes. Es importante destacar este hecho, pues casi todos los fabricantes apuestan por aluminio soldado, mientras que los pulverizadores Gil se decantan por unos perfiles de aluminio (diversos según el largo) refrentados y roscados, para que al montarlos queden perfectamente alineados. Además, en el propio diseño del perfil de aluminio encontramos espacio para alojar los portaboquillas, que quedan protegidos en el interior del perfil.