La Mesa Nacional del Ajo mantuvo recientemente una reunión con el director general de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Valentín Almansa, en representación de productores, comercializadores y transformadores de ajos de las comunidades autónomas de Castilla La-Mancha, Andalucía, Castilla y León, Extremadura y Madrid.
Auspiciada por la intermediación de la directora general de Agricultura y Ganadería de la Consejería de Agricultura Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Cruz Ponce, a ella han asistido por parte de la Mesa Nacional Julio Bacete, como presidente, Miguel del Pino, vicepresidente, y Jesús Ángel Peñaranda, secretario técnico de la Mesa con el objetivo de trasladar la problemática que tiene el sector del ajo ante la desaparición de materias activas para el control de enfermedades, plagas y malas hierbas en este cultivo.
La reunión ha sido calificada por los miembros de la Mesa como “muy positiva” ya que se ha marcado una hoja de ruta para conseguir que el cultivo del ajo tenga materias activas autorizadas para el control de malas hierbas de hoja ancha, fungicidas efectivos para el control de enfermedades y productos para la desinfección de la semilla del ajo, ante la reducción de materias activas que se está realizando en la UE.
Una preocupación que traspasa las fronteras nacionales, tal y como quedó reflejado en la reunión del pasado mes de mayo en Cadours (Francia), por parte del Comité Hispano-Italo-Francés del Ajo, que representa al sector productor de dichos países. Julio Bacete volvió a plantear por qué se tienen que prohibir en España determinados productos, si se siguen utilizando e importando de fuera de la Unión Europea, “y que no han hecho ni harán ningún daño a la sociedad”.
Del Pino explicó que el ajo “es un cultivo muy sensible a la competencia por malas hierbas y sin un adecuado control de éstas, los rendimientos caen en picado y no resultaría rentable su cultivo, siendo esencial su cultivo tanto a nivel económico como social en numerosas comarcas agrícolas de la UE”. Además, un campo infectado de malas hierbas dificulta en gran medida la recolección haciéndola en algunos casos inviable.