La intensificación del cultivo del olivo ha supuesto un incremento del uso de fertilizantes. Las dosis excesivas, particularmente de N, pueden provocar efectos indeseables en la producción y la calidad del aceite. Este trabajo aborda la influencia de la época de aplicación del N a lo largo de la campaña, analizando su efecto en la biomasa de los árboles, en esta primera parte del artículo. En una segunda parte, que se publicará en próximos números de Vida Rural, se analizará el efecto sobre el fraccionamiento de la materia seca y la absorción de N en las diferentes órganos de la planta.
J. Rufat1, M Pascual2, I. Rodríguez-Carretero3, J. Morales-Alfaro3, A. Quiñones3. 1IRTA Fruitcentre. Lleida. 2UdL, Universitat de Lleida. 3IVIA. Valencia.
J. Rufat1, M Pascual2, I. Rodríguez-Carretero3, J. Morales-Alfaro3, A. Quiñones3. 1IRTA Fruitcentre. Lleida. 2UdL, Universitat de Lleida. 3IVIA. Valencia.
En la actualidad existe un aumento de la superficie de cultivos bajo un manejo convencional intensivo o superintensivo, como es el caso del olivar. En España se destinan 2,6 millones de hectáreas a este cultivo, con un 23% en regadío y alrededor del 5,6% en condiciones superintensivas. Este sistema se caracteriza por densidades de plantación muy altas, poda y cosecha mecanizada, con la práctica totalidad en riego localizado (95%) y con fertirriego.
La mayor productividad del olivar intensivo se relaciona, principalmente, con una mayor proporción de la materia seca en fruto (aceituna), denominado mayor índice de cosecha (IC) (Patrick, 1988). Sin embargo, no se disponen de estudios que evalúen ese índice en las actuales condiciones de cultivo. Este aumento del IC se debe, por un lado, a un período inicial improductivo más corto y a un mayor rendimiento por árbol adulto en detrimento del desarrollo vegetativo (Rosati et al., 2018), dado que el crecimiento reproductivo y el vegetativo compiten por los recursos disponibles como agua, suelo y nutrientes.
Debido a esta competencia, la reducción del crecimiento vegetativo es esencial para lograr una fructificación temprana y abundante ya sea mediante poda de raíces, portainjertos enanizantes, estrés hídrico controlado o condiciones de cultivo que den lugar a reducción del porte del arbolado, como los sistemas de cultivo intensivo (Grossman y DeJong, 1995).
Algunos de los cultivares más adecuados para el cultivo en estas condiciones son Arbequina, Arbosana y Koroneiki (Tous et al., 2006), caracterizándose por un bajo vigor, así como, por tener una producción temprana y abundante sin ser variedades veceras.
Por otro lado, el abonado nitrogenado afecta en mayor medida al desarrollo vegetativo de la planta y a un diferente fraccionamiento tanto de biomasa como de nutrientes absorbidos por los diferentes órganos de la misma (Quiñones et al., 2020).
El objetivo de este trabajo es la evaluación del efecto del fraccionamiento del abonado nitrogenado en la distribución de la materia seca y el nitrógeno (N) en una plantación superintensiva adulta de olivo cv. Arbequina….