Las políticas de la Unión Europea se dirigen claramente hacia el establecimiento de severas restricciones al uso de productos fitosanitarios. El cultivo de la vid no queda al margen de esta realidad. En el presente artículo se hace referencia a esas políticas, con especial atención a la Estrategia De la Granja a la Mesa, y se analizan algunas herramientas alternativas que pueden ayudar a viticultores y técnicos de campo a enfrentar el reto que supone esta restricción.
Vicente Santiago Marco Mancebón1, José Luis Ramos Sáez de Ojer1,2, Saioa Legarrea Imizcoz1 e Ignacio Pérez Moreno1. 1 Departamento de Agricultura y Alimentación. Universidad de La Rioja. Logroño. 2 Sección de Protección de Cultivos. Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población. Gobierno de La Rioja.
Vicente Santiago Marco Mancebón1, José Luis Ramos Sáez de Ojer1,2, Saioa Legarrea Imizcoz1 e Ignacio Pérez Moreno1. 1 Departamento de Agricultura y Alimentación. Universidad de La Rioja. Logroño. 2 Sección de Protección de Cultivos. Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población. Gobierno de La Rioja.
Las últimas propuestas normativas de la Unión Europea en materia de uso de plaguicidas recogen la preocupación creciente de la sociedad por la utilización de los productos fitosanitarios, planteando como objetivo lograr “una producción de alimentos segura, sostenible, justa, responsable con el clima y asequible, que respete los principios de sostenibilidad, el medio ambiente, salvaguarde la biodiversidad y los ecosistemas, y garantice al mismo tiempo la seguridad alimentaria”.
Estas propuestas son coherentes con el objetivo del Pacto Verde Europeo que establece que todas las políticas de la UE deben contribuir a preservar y restaurar el capital natural de Europa y lograr la neutralidad climática de aquí a 2050, estando alineadas con la Estrategia De la Granja a la Mesa, la Estrategia sobre la Biodiversidad, el Plan de acción Contaminación Cero, la Estrategia para la Protección del Suelo, la Iniciativa sobre los Polinizadores, la propia PAC y otras disposiciones existentes en la misma política sectorial.
En este contexto, la rápida reducción experimentada en el uso de productos fitosanitarios es una realidad que debe ser asumida.