El Grupo de Contacto de Manzana y Pera, perteneciente al Comité Mixto de Frutas y Hortalizas, que reúne a Francia, España, Italia y Portugal analizó en su reunión anual en Lisboa la situación del cultivo, el balance de la última campaña 2022/23 y las perspectivas de cosecha de este verano.
La reunión, en la que intervinieron representantes de Cooperativas Agro-alimentarias de España y de la patronal empresarial FEPEX, sirvió para exponer la crítica situación que atraviesan las principales regiones productoras españolas y, en particular, Cataluña, en donde la sequía está causando estragos, hasta llegar a la situación inédita de cerrarse para el regadío el Canal de Urgell, del que dependen más de 9.000 hectáreas de frutales de pepita, es decir, más de la mitad de la producción de manzana y pera de esta Comunidad Autónoma.
La reunión, en la que intervinieron representantes de Cooperativas Agro-alimentarias de España y de la patronal empresarial FEPEX, sirvió para exponer la crítica situación que atraviesan las principales regiones productoras españolas y, en particular, Cataluña, en donde la sequía está causando estragos, hasta llegar a la situación inédita de cerrarse para el regadío el Canal de Urgell, del que dependen más de 9.000 hectáreas de frutales de pepita, es decir, más de la mitad de la producción de manzana y pera de esta Comunidad Autónoma.
Pese a las lluvias caídas en las últimas semanas, la preocupación por esta sequía no se ha aliviado y el sector frutícola está valorando distintos escenarios, en función de que los daños afecten exclusivamente a la cosecha 2023 o también, si esta adversidad arrecia, a la supervivencia de las plantaciones, lo que provocaría la pérdida de las cosechas venideras y las costosas inversiones que habría que llevar a cabo para la reposición del arbolado.
Por su parte, Cooperativas expuso la situación, ya precaria, de los operadores de este sector, que se han visto afectados en los últimos años no solo por las heladas (de principios de abril en 2022), sino también por las consecuencias sobre los costes de producción de la pandemia de Covid y de la actual guerra en Ucrania, con el temor que todo ello produzca un abandono del cultivo en los casos más extremos.
Las actuales circunstancias, según Cooperativas, afectarán profundamente a estas entidades asociativas que no solo verán minimizada la actividad de sus centrales de acondicionamiento y comercialización por falta de producto, sino que deberán hacer frente a los mismos costes operativos fijos.
Por otro lado, el sector frutícola está a la espera de conocer cómo se materializan las ayudas anunciadas tanto por el Gobierno de España, (que prevé una dotación de 274 M€ para medidas urgentes en forma de ayudas directas a los sectores agrícolas afectados en respuesta a la sequía, entre otras circunstancias sobrevenidas), como por la Comisión Europea, mediante la distribución de los fondos de la reserva agrícola de crisis a favor de los afectados por eventos climatológicos extremos.
Otra de las cuestiones analizadas fue el reglamento sobre uso sostenible de fitosanitarios, una normativa que sigue estando en discusión en las instituciones comunitarias y que supone una grave amenaza para el desempeño de la actividad hortofrutícola.
Presentada la propuesta reglamentaria por la Comisión Europea en junio del año pasado, prevé una reducción del uso de plaguicidas de un 50% de aquí al 2030 y del uso de fertilizantes de un 20%, sin que se haya evaluado de forma exhaustiva las consecuencias sobre el tejido productivo comunitario.
Ya, los expertos del Grupo de Contacto pusieron de manifiesto en dicha reunión las limitaciones existentes en la actualidad para garantizar la lucha fitosanitaria de las plantaciones de fruta de pepita, como consecuencia de la sucesiva desautorización de materias activas y de productos, incluso antes de que exista una alternativa viable.
Destacaron también los enormes esfuerzos realizados por las cooperativas y sus socios, así como por las empresas del sector en general para implantar progresivamente sistemas de protección alternativos a los convencionales.
Así, María Casoliva, representante de Cooperativas Agro-alimentarias de España, reclamó “que el reglamento se debe basar en un estudio de impacto científico, con objetivos y plazos realistas, y no inspirarse solo en percepciones.
Casoliva añadió que “estamos dispuestos a seguir avanzando en la introducción de métodos de producción no convencionales, pero esto es una carrera de fondo, que debe ir adaptándose, al ritmo de puesta a disposición de soluciones fitosanitarias alternativas por la ciencia y por las Administraciones que las autorizan, y teniendo en cuenta las nuevas plagas y enfermedades -introducidas por importaciones de terceros países- y, en todo caso, estar acompañada de un apoyo económico público suficiente”.
Más en concreto, los participantes en este encuentro del Grupo de Contacto de Francia, Italia, Portugal y España se mostraron especialmente críticos con la definición que la Comisión Europea establece para las denominadas “zonas sensibles”, donde los tratamientos quedarían prohibidos y la actividad agrícola dejaría de ser viable, especialmente en amplias zonas de los países mediterráneos, principales productores de frutas y hortalizas.
También criticaron la doble vara de medir de la UE, ya que, por un lado, impone condiciones y limitaciones a sus productores pero, por otro, es incapaz de materializar el principio de «reciprocidad/cláusulas espejo«, quedándose estos preceptos en meras declaraciones de intenciones.
Por esta vía, añadió Casoliva “no salvaguardaremos la agricultura europea competitiva y la soberanía alimentaria de los consumidores de la UE, sino que provocaremos la fuga de la actividad agrícola a terceros países (menos sostenibles).”
La reunión del Grupo de Contacto de Fruta de Pepita del Comité Mixto de Francia, Italia, Portugal y España, fue organizada por la Federación Nacional de Organizaciones de Productores de Portugal (FNOP), con la colaboración del Gobierno luso.
Nuestro país es exportador e importador de manzana y pera. La exportación de manzana en 2022, muy afectada por las heladas de primeros de abril y por el pedrisco en las principales zonas productoras, se situó en 106.109 toneladas (-4% sobre 2021), según datos el Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales, con una factura de 90,8 M€ (-1,3%), mientras que la exportación de pera en 2022 se situó en 93.716 t (-23%), con un valor de unos 77 M€ (-27%).
Por su parte, las importaciones españolas de manzanas se situaron en 195.524 t (+6% sobre 2021) por un valor de 150 M€ (-4%), mientras que la importación de pera sumó 63.341 t, un 5% menos que en 2021, por valor de 57 millones de euros (-11%).