Las organizaciones europeas representativas de los productores agrarios y de sus cooperativas, COPA-Cogeca, y de los pescadores, Europêche, demandan conjuntamente que se rechace la legislación poco realista sobre la Restauración de la Naturaleza, al considerar que pondría en peligro los medios de vida de estos colectivos y la producción de alimentos en la Unión Europea.
Ambas organizaciones señalan que, como parte de su Estrategia de Biodiversidad, en el marco del Pacto Verde Europeo, la Comisión propuso el año pasado su emblemática Ley de Restauración de la Naturaleza, que exige nuevos objetivos vinculantes para restaurar los ecosistemas degradados.
Ambas organizaciones señalan que, como parte de su Estrategia de Biodiversidad, en el marco del Pacto Verde Europeo, la Comisión propuso el año pasado su emblemática Ley de Restauración de la Naturaleza, que exige nuevos objetivos vinculantes para restaurar los ecosistemas degradados.
Según el COPA-Cogeca y Europêche, este Reglamento tendría unas consecuencias enormes y devastadoras para la agricultura y la silvicultura en toda la UE, así como para el sector pesquero, al obligar al cierre de innumerables caladeros con fines de restauración.
Bruselas llevó a cabo una evaluación de impacto, que no tuvo en cuenta la repercusión real en los productores primarios en Europa, sino que se centró únicamente en los supuestos beneficios que tendrá para la sociedad, añadieron.
Además, La Comisión espera que todas las restauraciones sean financiadas a través de los fondos de la Política Agraria Común (PAC), una vez más, y del Fondo Europeo Marítimo Pesquero (FEMPA), cuando estos presupuestos ya están sobrecargados.
Y, además, critican ambas organizaciones, que Bruselas se niega a proponer un Fondo de Restauración concreto, en beneficio de todos los actores de esta transición.
Como resultado de la postura unilateral de la CE, se ha creado un movimiento sin precedentes, ya que las Comisiones de Agricultura (Comagri) y de Pesca (Compech) del Parlamento Europeo rechazaron unánimemente la propuesta comunitaria.
Por su parte, dentro de pocos días, el próximo jueves 15 de junio, la Comisión de Medio Ambiente (ComENVI) del Parlamento Europeo tomará una decisión final sobre este expediente.
Al respecto, el COPA-Cogeca y la Europêche piden a este Comité que escuche y respete las preocupaciones de las comunidades de agricultores y pescadores, y reclaman a la Comisión Europea que reanude el proceso desde cero.
Estas organizaciones recuerdan que la CE propuso el año pasado una Ley de Restauración de la Naturaleza, introduciendo nuevos objetivos y obligaciones jurídicamente vinculantes para los Estados miembros, e indirectamente sobre los sectores europeos de producción primaria.
Todos los miembros del Parlamento Europeo que rechazaron la propuesta reglamentaria de la CE dijeron sí a la restauración de la Naturaleza, pero no a una legislación mal pensada, poco realista e inaplicable, que pone en peligro los medios de vida y la producción de alimentos de los agricultores y pescadores en la UE.
Estos sectores primarios se han enfrentado no solo a desafíos globales como, por ejemplo, la pandemia de Covid, la crisis energética, o la actual guerra en Ucrania, sino también a políticas ambientales radicales de la UE, que están afectando profundamente a la producción de alimentos y a la soberanía alimentaria de la UE.
Para Niels Peter Nørring, presidente del Grupo de Trabajo sobre Medio Ambiente de COPA-Cogeca, “una buena Ley de Restauración de la Naturaleza no puede diseñarse sin el claro compromiso de los agricultores y pescadores. Por tanto, en lugar de amenazas y de acuerdos encubiertos, la Comisión Europea debería volver a la mesa de diálogo. Las autoridades de la UE deben respetar y reconocer que quienes implementarán esta ley no la consideran factible, viable ni implementable».
Por su parte, el español Javier Garat, presidente de Europêche, afirmó que “la Comisión ha creado un debate polarizado en torno a la Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE. Del mismo modo, las ONG han politizado y simplificado el debate enumerando a los eurodiputados a favor o en contra de la Naturaleza. Pero el problema es que hemos llegado a un punto en el que la protección es sinónimo de exclusión.”
Según Garalt, “debemos intentar compatibilizar la protección del medio ambiente con la actividad humana y, en particular, con la tan necesaria producción de alimentos. Ya estamos importando el 70% de los productos del mar que consumimos en Europa y la nueva Ley (si sale adelante, como plante la Comisión) contribuirá, sin duda, a aumentar la brecha de seguridad alimentaria».
Para ambos colectivos de la producción primaria, el debate tan turbulento sobre la reglamentación ambiental deja una cosa clara: que para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos, la UE debe dar una respuesta directa a una pregunta fundamental: ¿Cuántos alimentos debe producir o importar la UE y es prudente confiar nuestra seguridad alimentaria a terceros países?