El uso de las nuevas técnicas de edición genómica permitiría reducir a incluso a la mitad el tiempo necesario para poner una variedad nueva en el mercado. Este objetivo es esencial, explican desde la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove) para poder hacer frente a los retos que plantea el Pacto Verde europeo, los efectos derivados del cambio climático y las crisis geopolíticas que impactan en la cadena de suministro alimentario.
Aunque la propuesta de regulación publicada el pasado mes de julio por parte de la Comisión Europea fue recibida con satisfacción por parte del sector obtentor, quedan aspectos pendientes de desarrollos posteriores que pueden ser decisivos a la hora de poner en el mercado una variedad mejorada con el uso de estas herramientas.
Aunque la propuesta de regulación publicada el pasado mes de julio por parte de la Comisión Europea fue recibida con satisfacción por parte del sector obtentor, quedan aspectos pendientes de desarrollos posteriores que pueden ser decisivos a la hora de poner en el mercado una variedad mejorada con el uso de estas herramientas.
En su propuesta de regulación, la Comisión ha diferenciado las plantas obtenidas por nuevas técnicas genómicas (resultantes de métodos de mutagénesis dirigida y cisgénesis) de las plantas transgénicas (variedades que incorporan ADN de especies foráneas), cuya regulación no se modifica.
Para ello, establece dos categorías de plantas NGT, cada una con requisitos y procesos de autorización adaptados: en el caso de las plantas NGT de categoría 1, “similares a las convencionales”, que podrían haberse obtenido con métodos de mejora tradicional o producirse espontáneamente en la naturaleza, se someterán a un procedimiento de verificación simplificado que evita los requisitos de aprobación obsoletos e impracticables de las variedades transgénicas.
El uso de estas técnicas permitiría acortar significativamente el tiempo necesario para poner una variedad nueva en el mercado pasando de los 10-12 años actuales a apenas 5-7 años, y este aspecto de la regulación «resulta de crucial importancia para las pequeñas y medianas empresas, para las que los altísimos costes derivados de la actual regulación suponen una barrera prácticamente infranqueable para acceder al mercado», subrayan desde Anove. .
Desde Anove apuntan que la propuesta presenta, sin embargo, algunas incoherencias, como la prohibición de utilizar plantas derivadas de NGTs en la agricultura ecológica, al privar a los productores que apuestan por este modelo de la libertad de elegir nuevas variedades más resistente a plagas y enfermedades, más resiliente a los cambios climáticos y con un mayor potencial productivo para hacer el cultivo sostenible económicamente.