No hay que destruir presas sino construirlas. Y no hay que dejar que la vegetación ocupe el vacío en barrancos sino luchar contra ella. Las vidas humanas son más importantes que las de los peces.
Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.
Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.
Querido lector:
Las gotas frías o DANAs siempre machacan Valencia en octubre. Octubre es un mes maldito para Valencia por el desbordamiento de sus aguas. La gran riada del 15 de octubre de 1957, la del pantano de Tous del 20 de octubre de 1982 y esta del 29 de octubre muestran que la gota fría se forma siempre en este maldito mes. Y hay que estar prevenido. Y hay que alertar y además no llevar a cabo acciones hidráulicas que agraven la situación o paralizar inversiones precautorias. Porque ya lo cantaba Raimon “Al meu pais no sap ploure”, En mi país la lluvia no sabe llover/ o llueve poco o llueve demasiado/ si llueve poco es la sequía/ y si llueve demasiado la catástrofe·”.
He seguido el tema con todo interés dado que la zona de Requena y Utiel la conozco bien por razones familiares y por ser hijo adoptivo de Requena. Y es zona donde he visto muchas veces el Magro desbordado y causando enormes daños. Ahora en toda la Comunidad han muerto y desaparecido varios cientos de personas.
Ha sido una DANA dramática y sobre lo ocurrido muchos escriben ya de Estado fallido. Ha fallado la información previa sobre el desbordamiento del barranco del Poyo y del río Júcar. Parece que la AEMET y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) no transmitieron a tiempo y en forma a la Generalitat de Valencia sus datos meteorológicos. Y por eso la Generalitat no pudo lanzar una alerta precautoria, preventiva, de lo que se avecinaba. Cuando parece que tuvo esa información, ya era tarde, la avenida estaba consumada arrolladoramente. Se afirma que nadie llamó por teléfono advirtiendo sobre lo que se avecinaba. Y no se entiende cómo quien sí disponía ya de esa información no lo hiciera y no declarara zona de emergencia 3, dejando así la responsabilidad solo en manos de la Generalitat, retrasando el envío de tropas de la UME y no implicando al JEMAD en la ayuda por catástrofe. Es todo incomprensible. Más aún viendo la rápida y espontánea presencia de miles de voluntarios, grandes auxiliadores caminando para llevar agua, comidas, quitando agua y barro y entregados en favor de sus compatriotas. ¡Gracias !
Además, Francia avisó, tras su informe de meteoFrance, el mismo martes 29 de la llegada de una DANA cargada con unos 450/500 l/m2, y ofreció ayuda mediante el envío de bomberos, pero se rechazó la propuesta salvadora. Y lo que es peor no se anunció a la población para que esta se encerrara en sus casas. ¿Cuántas vidas se habrían salvado si se hubiera dado una alerta a tiempo?
Hoy podemos afirmar que el Cambio climático, el urbanismo invasivo de cauces, riberas y la falta de limpiezas de esos cauces y barrancos, están detrás de esta tragedia. La mayor sufrida por España. “No es cambio climático sino incompetencia criminal” ha escrito Juan Manuel de Prada (ABC, 3.11.2024).
Según leo en ciertas comunicaciones, parece que en la última década en la Comunidad Valenciana se han destruido varias presas y azudes que servían para canalizar, contener, encauzar y embalsar el agua. Eso ha abierto la puerta a que las sucesivas gotas frías que son frecuentes en la región y siempre en octubre, causen los efectos que hemos visto en esta DANA. No es la lluvia la que mata. Es la ola producida por la colmatación de los cauces por cañas, vegetación, arbustos, en suma, falta de limpieza. Limpieza prohibida ahora por norma. Pero eso tapona las salidas e impide que esas aguas lleguen al mar rápidamente. Palabras como encauzar o canalizar parecen proscritas por la administración hidráulica.
Además, el barranco del Poyo y sus riesgos son bien conocidos de antiguo. Ya se temía en el s. XVIII y ha causado muchas tragedias en el XX y XXI. Ya el botánico Cavanilles, valenciano, escribía “Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas cuando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente, que destruye cuanto encuentra. En 1775 causó muchísimas desgracias en Chiva, sorprendiendo a media noche a sus vecinos; asoló un número considerable de edificios, esparciendo por mas leguas los tristes despojos y los cadáveres de los pobres que no pudieron evitar la muerte”. Ese decir, ahora se ha repetido lo que ocurrió en 1775 o lo ocurrido en Requena el 27 de octubre de 1728, otra vez octubre, la noche de Santa Sabina, allí muy recordada. Y se han contemplado pasivamente las avenidas sin atender los datos que alertaban del grave riesgo pese a estar en pleno siglo XXI.
Y, además, no se han realizado los proyectos de nuevas presas para prevenir estas desgracias. Las presas de Estubeny y Marquesado se encuentran fuera de la planificación hidráulica actual y apenas se ha avanzado en la tramitación de la declaración de impacto ambiental de la de Montesa, la única que ha logrado sobrevivir a la Planificación hidrológica 2022-2027.
También el gobierno de Aznar aprobó la construcción de una presa en Cheste para evitar riadas en 16 pueblos. Y presentó un Plan contra las avenidas en el barranco del Poyo y en el río Magro para evitar las crecidas y proteger los pueblos. Pero el gobierno de Zapatero, muy poco después, nada más llegar, anuló tal decisión junto al Plan Hidrológico de Aznar. Esa presa, de haber existido ahora, habría ahorrado muchas muertes y daños. Lo ocurrido demuestra que no hay que destruir presas sino construirlas. Y no hay que dejar que la vegetación ocupe el vacío en barrancos sino luchar contra ella. Las vidas humanas son más importantes que las de los peces.
Ahora, la política de Transición Ecológica en favor de la destrucción de azudes y por los caudales ecológicos no ha ayudado en nada. Al contrario. La negativa a dragar y limpiar la vegetación de los cauces de los ríos “por razones medioambientales -siempre el falso ecologismo, la Agenda 2030 y la renaturalización detrás y contra la ciencia hidráulica- ha resultado bien dañina colmatando los cauces. El agua ha vuelto por su territorio.
Unos datos leídos recientemente. Parece que en 2021 España lideró -si es así, desgraciadamente- el ranking de países europeos con mayor número de barreras pluviales derribadas o desmanteladas. Este desafortunado liderazgo en este tipo de actividades es incuestionable si es cierto que en ese año se demolieron 108 estructuras, muy por delante de las 39 de Francia o las 10 del Reino Unido. No contentos con ello un año después en 2022 el ministerio competente dejó sin gastar más de la mitad de las inversiones que estaban previstas para realizar obras hidráulicas.
Por eso resulta incomprensible que el gobierno, reunido el mismo martes de la tragedia, anunciara mucho más tarde, ya consumado el desastre, una alerta de nivel 2 de riesgo, lo que trasladaba así la responsabilidad de lo que pudiera ocurrir al gobierno autonómico, sin decretar el nivel 3, que le hubiera obligado a intervenir y alertar desde ese mismo momento. Porque esto ha sido tan terrible que exigía un nivel 3 de alarma y una asunción del problema y las soluciones inmediatas y centralizadas por el propio gobierno.
Como también resulta incomprensible que solo se enviaran inicialmente 500 militares una vez ocurrida la desgracia con un ejército que dispone de más de 100.000 personas. Sólo días más tarde esa cifra se vería aumentada. Y que se le echara la responsabilidad al presidente Mazón -“que pida y se le mandará”-. Como no se comprende que no estuvieran los camiones militares desde primera hora, ayudando a transportar agua y alimentos a las zonas afectadas, camiones que están equipados para hacer frente a obstáculos en las carreteras y en los caminos, lo que no ocurre con los medios usuales en esas poblaciones. El desbordamiento de barrancos que generaron riadas que destruyeron pueblos donde apenas llovió, como Paiporta y los barrancos son competencia de Transición Ecológica. Por cierto, los periódicos se preguntan ¿dónde estaba la ministra competente? Ahora parece que el Parlamento Europeo le exige que rinda cuentas por la DANA como responsable de la AEMET y los cauces.
Y menos mal que dos embalses han limitado los daños de la DANA de Valencia. Uno el de Forata que ha embalsado 37 millones de metros cúbicos en un día, Y otro el de Tous que ha embalsado 28. La suma de estas dos cantidades, en un día, es una cantidad enorme de agua, que habría inundado toda la vega baja del Júcar. ¿Son o no positivos los embalses? Por otra parte, la construcción del cauce Sur del río Turia, ha librado a la ciudad de Valencia de otra catástrofe, pues ha desviado más de 2000 m3/seg, que de haber discurrido por el antiguo cauce habría provocado otra tragedia como la de 1957, además de la terrible ocurrida.
Ahora corresponde la resolución de la situación. Porque, ¿qué va a ser de sus vidas, las de aquellos que han perdido familiares, casas, coches, enseres, comercios, negocios, etc. etc.? Lo que ha ocurrido ha ocurrido, pero es al gobierno central, al Estado, a quien corresponde ayudar a todos los valencianos afectados. España es una Nación -así, con mayúscula aparece en nuestra Constitución- , aunque esté dividida en autonomías. Y es al Gobierno, a quien corresponde auxiliar a todos los damnificados y coordinar y ordenar las acciones. Aunque sean de una comunidad gobernada por otro partido. Si no parecería que como se da tal circunstancia hay que ahogar al presidente valenciano desde el gobierno central. Lo que transformaría la situación en una lucha partidista. Espero que no sea así…
Y por lo que atañe a la agricultura, se han destruido unas 20/30.000 has de cítricos, caquis, viñedos, almendros, olivar, hortalizas, etc. y cientos de invernaderos. Y hay unos 3000 animales muertos y el ganado no tiene ni dónde ni qué comer. Los damnificados han perdido además sus fuentes de ingresos y necesitan capital, recursos para rehacer sus plantaciones. Debe llegar dinero desde el gobierno. Y ya. Confiemos en que el Real Decreto Ley de ayudas con esos 10.600 millones de euros previstos en ese crédito extraordinario lleguen ya, de inmediato. No ocurra lo de la isla de La Palma, donde se dice que todavía esperan.
Pero es una cantidad insuficiente para reconstruir la 4ª economía de España, en una autonomía que además esta infrafinanciada. Los desastres son tantos que va a costar mucho dinero corregirlos, pero eso es solo dinero. Las vidas humanas son lo grave. Tan grave como saber que con infraestructuras hidráulicas propuestas desde muy atrás por diferentes gobiernos muchas de esas personas estarían vivas. Han faltado embalses de retención de avenidas, pantanos reguladores, compuertas que funcionen. Muchas cosas son inevitables, otras se podían evitar o corregir los daños y minimizarlos.
En resumen, se califica como negligencia absoluta no haber avisado del riesgo de desbordamiento hasta que era demasiado tarde (Mazón ha denunciado que el ministerio competente desactivó tres veces la alerta hidrológica el día de la catástrofe). También no haber limpiado los barrancos que habrían evitado su desbordamiento. Y también, el no envío de la UME y fuerzas armadas hasta pasado demasiado tiempo desde la desgracia.
Hoy todo el mundo coincide en que no fue la lluvia la que generó la destrucción de pueblos como Paiporta donde apenas llovió, sino la falta de limpieza de los barrancos que se desbordaban por el caudal y por el exceso de vegetación. Tampoco hubo alerta cuando creyeron que la presa de Forata podía desbordarse. Por ello no es de extrañar que se diga que es hora de buscar responsabilidades.
Y menos mal que el Rey Felipe VI, con la reina Leticia se personaron en la zona, en Paiporta, para solidarizarse con los vecinos y para llevar una voz y una imagen de esperanza en medio del caos. Los Reyes sí han sabido estar en su sitio y permanecer ayudando moralmente a los dañados. Han llevado con su sola presencia el mensaje de que la población afectada va a recuperar el futuro. Ojalá sea así y pronto.
Un cordial saludo