El Hojiblanca Finca La Torre, dos veces consecutivas Mejor Aceite Virgen Extra de España
El Aceite de Oliva Virgen Extra Selección ‘Hojiblanca’ de Finca La Torre (en la imagen), producido en Bobadilla (Málaga), ha obtenido dos años consecutivos el Premio Alimentos de España al Mejor Aceite de Oliva Virgen Extra, el máximo reconocimiento en materia oleícola en nuestro país, otorgado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Asentada sobre una de las zonas con mayor tradición olivarera de la Península, esta almazara es de las pocas que aúnan producción propia, olivos centenarios y un sistema de producción ecológico y biodinámico que cuenta con la certificación Demeter.
Cuatro monovarietales -‘Hojiblanca’, ‘Arbequina’, ‘Picudo’ y ‘Cornicabra’- conforman una gama que estrena ahora nueva imagen con un nuevo diseño y formato de botella.
Finca La Torre es una marca de reciente creación que, sin embargo, ha obtenido en apenas tres campañas algunos de los reconocimientos más importantes a nivel nacional e internacional. Por ejemplo, el Primer Premio del Consejo Oleícola Internacional en la categoría de Frutado Verde Intenso, el Sol D’Oro italiano en la categoría de Producción Ecológica o el Premio Alimentos de España al Mejor Aceite de Oliva Virgen Extra de los dos últimos años siendo el primer aceite en recibir dicha distinción durante dos campañas consecutivas de acuerdo al nuevo formato del certamen. Asimismo, en la afamada Guía Flos Olei 2014 de Marco Oreggia, Finca la Torre obtuvo el primer Premio a la Almazara Emergente. La persona que está detrás del éxito es Víctor Pérez Serrano, un ingeniero agrónomo de 32 años que con empuje y pasión se ha propuesto reavivar una de las fincas productoras de aceite más antiguas del mundo, cuya tradición se remonta a hace más de 2200 años. Y lo ha hecho apostando por una producción 100% autónoma, eco-sostenible y biodinámica.
Situada a tan sólo 15 minutos del centro de Antequera, la trayectoria de Finca la Torre como productora de ‘oro líquido’ se remonta a épocas romanas, como demuestran los restos que se exhiben en los jardines y que fueron encontrados en las inmediaciones de la Finca, cuando los romanos la replantaron de olivos e instalaron el primer molino de piedra. Fue en torno al 1260 -año en que se construyó la torre vigía que le da nombre y que aun domina el paisaje sobre una de sus colinas- en que se reconociera como tal, convirtiéndose en una de las almazaras más antiguas que se conocen. Parte de los diferentes molederos que se han ido utilizando a lo largo de su dilatada historia oleícola, también pueden verse en los jardines de la Finca.
Actualmente la finca cuenta con 380 has entre pastos, bosques de pinos y 230 has de olivares que están compuestos, en un 50%, por olivos centenarios de la variedad ‘Hojiblanca’ y, el resto, por olivos nuevos de las variedades ‘Arbequina’, ‘Picudo’ y ‘Cornicabra’. Varietales de gran intensidad sápida y aromática con las que elaboran un monovarietal para cada una de ellas.
Desde que en 2011 se incorporara a la empresa, el cometido autoimpuesto de Víctor Pérez ha sido ‘obtener un aceite oliva virgen extra de máxima calidad a través de prácticas de agricultura ecológica y biodinámica’. Un objetivo ambicioso que exige altas dosis de creatividad y esfuerzo diario. Y es que, a los axiomas que implica la producción ecológica (respeto al medio, ausencia de productos químicos y mínima intervención en los procesos), se suman los dogmas de una práctica biodinámica.
Ésta consistente, en primer lugar, ‘en trabajar de acuerdo a los ciclos y ritmos naturales del cultivo, como lo hacían nuestros antepasados’. Y, en segundo, en un autoabastecimiento total y absoluto de todos los recursos que generan finca y almazara: desde el alperujo compostado empleado para fertilizar los olivares hasta el abono de origen natural que obtienen de un rebaño de 1.100 ovejas que se pastorean en la finca y que ayudan, además, a controlar la vegetación no deseada.
En cuanto a la elaboración, son muchos los parámetros a controlar para dañar lo mínimo a la aceituna y extraer todo el potencial de cada varietal. Por eso Víctor apuesta, para empezar, por una recolección temprana que comienza la primera quincena de octubre y con la que se obtiene un 50% de rendimiento frente las cosechas más tardías, lo que implica la obtención de unos zumos más frutados, verdes y frescos. Para continuar, opta por la extracción en frío que se realiza tan sólo unas pocas horas tras la recolección. Porque, explica Víctor, ‘una de los secretos está en el proceso de una manera rápida y controlada para evitar el deterioro del fruto desde su recogida’. De hecho, en Finca La Torre sólo se recoge la cantidad que la almazara puede molturar en el día y ni siquiera disponen de tolvas de almacenamiento para asegurar una molturación más rápida.
El resultado son cuatro aceites de oliva Virgen Extra monovarietales que expresan todo el carácter y recorrido aromático de la aceituna de la que proceden y que, en apenas tres años, han cosechado más premios a la excelencia que cualquier otro aceite en tan poco tiempo. Una gama que además ahora se presenta en un nuevo y original envase de cristal, que recuerda al de un perfume de lujo.
Finca La Torre 100% ‘Arbequina’ es un aceite de oliva virgen extra frutado medio cuyo aroma evoca la hierba recién cortada con notas a plátano y manzana. Su entrada en boca es dulce y ligeramente picante con un sabor complejo, equilibrado y muy fluido. El monovarietal de ‘Picudo’ es un excepcional frutado intenso a hierba recién cortada, tomatera y plátano verde. En boca es dulce, clorofílico, amargo, poco astringente y de picante persistente, con notas de almendra verde, manzana y cáscara de plátano en el retrogusto. Y, fiel a su varietal, el de ‘Cornicabra’ es dulce en su entrada en boca tornándose enseguida muy amargo y picante.
Por su parte el ‘Hojiblanca’, la estrella de la casa y que procede de olivos de entre 100 y 130 años de edad, es un aceite de oliva Virgen Extra que ofrece una gran complejidad y armonía tanto en nariz como en boca. Su aroma es frutado intenso, con recuerdos a hierba recién cortada, hoja de olivo y tomatera, mientras que en boca se percibe un ligero amargor a la entrada y un picor progresivo, persistente y equilibrado con toques de almendra verde, manzana y cáscara de plátano.