Las enfermedades y fisiopatías que afectan al ajo pueden llegar a ocasionar importantes pérdidas en postcosecha, de vital importancia cuando el producto se destina a la exportación a mercados que cada día son más exigentes. En 2008, distintos agricultores de varios municipios de Castilla y León detectaron bulbos de ajo que presentaban síntomas de podredumbre húmeda durante el almacenamiento. Posteriormente, en el año 2009, esta misma podredumbre se observó también en las provincias de Albacete y Cuenca y en muestras procedentes de Córdoba. Hasta la fecha se ha identificado a Fusarium proliferatum como el agente causal de la podredumbre del diente.
Enfermedades y fisiopatías que afectan a la calidad del ajo en postcosecha
L. Gálvez (1), M. García-Díaz (1), P. Castillo (2), F. Gómez (2) y D. Palmero (1).
1 Laboratorio de Protección Vegetal. EUIT Agrícola. Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
2 Coopaman SCL. Las Pedroñeras (Cuenca).
Esta campaña ha sido diferente a la de los últimos años para el cultivo del ajo, las cuantiosas lluvias primaverales y el retraso en registrarse subidas apreciables de la temperatura ha provocado, en un principio, el miedo de los ajeros. Todo parecía prever un año complicado con alta incidencia de enfermedades en campo (blanquilla y roya principalmente), agudizado en algunas zonas productoras por el retraso en la concesión de los permisos para los tratamientos aéreos del cultivo.
Sin embargo, parece que la realidad ha contradicho a las predicciones y no ha sido tampoco éste un año de blanquilla. Quizá algo de roya, sobre todo a finales de campaña, aunque ha sido bien controlada en campo por la mayoría de los agricultores mediante tratamientos fitosanitarios.