El pasado 20 de junio murió en París a la edad de 97 años, Edgar Pisani, político francés cuya trayectoria ha marcado la vida política de Francia y de la UE durante casi tres cuartos de siglo. Nacido en Túnez (cuando era colonia francesa), hijo de una familia de origen maltés, y nacionalizado francés, la vida de Pisani ha estado vinculada a cuatro grandes pasiones: el servicio público, la agricultura, la Unión Europea y la dos orillas del Mediterráneo.
«In Memoriam» de Edgar Pisani
Eduardo Moyano. Catedátrico de Sociología del IESA/CSIC
Después de una participación activa en la resistencia francesa contra la ocupación nazi, se unió al equipo del General De Gaulle al finalizar la II Guerra Mundial, ocupando diversos cargos de responsabilidad en el gobierno de concentración nacional y realizando una carrera política desde los puestos locales (alcalde, prefecto,…) hasta los provinciales y nacionales (diputado y senador en varias ocasiones). Siendo un político de izquierda vinculado al partido socialista, fue por encima de todo una persona al servicio de los intereses generales, lo que le llevó a participar en gobiernos de coalición de amplio espectro.
A principios de los años 60, en el comienzo de la V República tras el regreso del general de Gaulle a la escena política francesa, el Primer Ministro francés Michel Debré lo nombraría ministro de Agricultura en 1961, cargo que ocuparía hasta 1966. Desde ese puesto de responsabilidad, Edgar Pisani sería el artífice de las dos grandes leyes de orientación de la agricultura francesa (la de 1962 y la de 1964) que impulsaron el proceso de modernización agraria en ese país.
En esas dos leyes plasmaría su gran pasión por la agricultura, promoviendo programas tales como los de regulación del mercado de tierras, ordenación del territorio, instalación de jóvenes agricultores, cooperativismo, vertebración de la cadena alimentaria,… Y todo ello en estrecha concertación con el sindicalismo agrario según un modelo de cogestión que se convertiría en un ejemplo a imitar en otros países y en la base de la Política Agraria Común (PAC) europea.
Su pasión europeísta le llevó a ocupar en 1981 el puesto de Comisario de Desarrollo en la Comisión Europea presidida por Gaston Thorn, puesto que mantuvo hasta 1985, cuando fue nombrado por el gobierno francés Alto Comisionado para la Nueva Caledonia, en un momento muy convulso en la colonia francesa.
Su pasión por el diálogo intercultural, le hizo asumir el puesto de Presidente del “Instituto del Mundo Arabe” entre 1988 y 1991 y, más tarde, su pasión por el Mediterráneo le condujo a la presidencia del “Centre International des Hautes Etudes Agronomiques Méditerranéennes” con sede en Montpellier.
Sus últimos años los dedicó Pisani a impulsar la creación de diversos grupos de reflexión sobre la agricultura y el mundo rural, en los que reunió a personas de distintas disciplinas académicas (agrónomos, economistas, sociólogos, geógrafos,…) pero también a personas vinculadas al mundo sindical y cooperativo. Primero fue el llamado “Grupo de Seillac”, que más tarde ampliaría a escala europea con el “Grupo de Brugge” (Brujas), del que tuve la fortuna de formar parte durante varios años.
En esos grupos su magisterio y su gran capacidad para comunicar y escuchar, le hizo asumir un auténtico liderazgo que siempre quedará en nuestro recuerdo. Mi relación con Edgar Pisani me llevó a traducir al español su libro de memorias agrícolas “Un vieil homme et la terre” (El viejo y la tierra), que lamentablemente, y por circunstancias que no vienen al caso comentar, no pudo ser publicado en España. Es un libro apasionante, de lectura obligada, sobre el amor por la tierra de un hombre ya mayor, que continuó hasta sus últimos días pensando en cómo mejorar la agricultura y el mundo rural. Descanse en paz.