El dictamen del PE a favor de eliminar la cría de conejos en jaulas no tendrá impacto legislativo
La eurodiputada del PP Esther Herranz se lamentó este miércoles 25 de enero la adopción de un informe por parte de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo a favor de la supresión progresiva de la producción de conejos en jaulas convencionales, aunque destacó que «afortunadamente» no tiene ningún impacto legislativo.
El informe del eurodiputado Stefan Eck, del grupo de la Izquierda Unitaria Europea, invita a los Estados miembros a que «incentiven la eliminación progresiva de las jaulas convencionales promoviendo al mismo tiempo la puesta en marcha de sistemas enriquecidos económicamente viables».
La eurodiputada subrayó que el resultado del voto suaviza, no obstante, el proyecto inicial de informe, en el que se pedía de forma mucho más contundente la prohibición de ese tipo de granjas.
Herranz destacó, por otra parte, que la Comisión parlamentaria votó en contra del establecimiento de una legislación específica aunque por un voto muy ajustado.
Herranz añadió que el informe no se basa en pruebas ni estudios científicos sino en «opiniones e ideas preconcebidas del ponente, y que algunas de ellas, como la defensa a ultranza de la producción cunícula en suelo, pueden incluso ser contraproducentes al favorecer el contagio de enfermedades entre los animales y, por consiguiente, el incremento del uso de antibióticos».
“Por supuesto estamos a favor del bienestar animal y hemos defendido medidas al respecto, pero esto debe ser compatible con la defensa de la industria del sector cunícola, que en España es muy importante y de la cual dependen muchas familias en las zonas rurales”, explicó Herranz, que pidió buscar “una solución equilibrada”.
“En España los productores respetan la legislación general sobre bienestar animal y han hecho ya muchos esfuerzos por su cuenta para mejorar la situación de los animales. Además este sector vive una situación muy difícil ya que los precios percibidos por los productores son muy bajos e incluso en algunos momentos se sitúan por debajo de los costes de producción”, añadió la eurodiputada riojana Esther Herranz.
Unión de Uniones
La Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, ante la citada propuesta había solicitado un día antes a los eurodiputados españoles que votasen en contra de la misma, al no estar respaldada la propuesta por ningún informe científico, social ni económico para la pervivencia de las explotaciones cunícolas en el seno de la Unión Europea.
En este sentido, aceptaba y valoraba cualquier propuesta encaminada a mejorar el bienestar animal en las explotaciones, pero recordando a las autoridades europeas que, teniendo en cuenta que el sector cunícola respeta ya las normas europeas en materia de seguridad alimentaria, de higiene y de bienestar animal que son de las más exigentes del mundo, se debería realizar con anterioridad una serie de investigaciones, inexistentes hasta el momento, que permitan resolver los retos sanitarios y de comportamiento que surgen como consecuencia de la cría colectiva y en suelo de los conejos y que comprometen la salud y el bienestar de los conejos.
España es el segundo país productor de la Unión Europea, por detrás de Francia, con 63.000 t producidas en 2015, por lo que la organización considera que las modificaciones en la cría afectarán directamente al país y a sus productores.
Unión de Uniones destaca que el sector cunícola ha visto reducirse drásticamente su potencial productivo en los últimos 10 años, habiendo desaparecido casi el 40% de las explotaciones, según datos del Mapama de 2015, y estas medidas pueden agravar la situación de crisis que está viviendo el sector.
En este sentido, la organización puso de manifiesto que la posible adaptación al cambio de producción de jaulas a producción en suelo, plantea en estos momentos muchas dudas al sector productor.
Por las pocas pruebas realizadas en algunas explotaciones, se observa la necesidad de analizar los problemas sociales que plantean los sistemas de alojamiento en grupos, como el aumento de la agresividad por la unión de lotes de animales o la cría de hembras con distintas camadas, lo que puede dar lugar a lesiones, afectando a su salud y bienestar, y teniendo en cuenta, asimismo, la mayor dificultad para el control de infecciones y parasitaciones y por ende del bienestar animal.
Además, según esta organización, este cambio de modelo productivo conllevaría una inversión obligatoria por parte de los productores que con la misma dimensión de las explotaciones verían disminuido su nivel de capacidad productiva y que, en muchos casos, estas inversiones no se lograrán rentabilizar, ya que sería difícil para el productor repercutir los incrementos de costes de producción, especialmente si no está asegurado, que el consumidor esté dispuesto a pagar más por el producto en el lineal de venta.
En cualquier caso, la Unión de Uniones considera que estas medidas deberían ser extendidas también, en todo caso, a cualquier país que importe carne de conejo a la Unión Europea, universalizando las condiciones de cría y evitando la competencia desleal, aspecto que no recoge, en ningún momento, la propuesta de normativa, impulsada por países que no son productores y que, por tanto, no ponen en riesgo su actividad.
“En estos momentos el modelo productivo de las explotaciones cunícolas son las jaulas, para favorecer en gran medida la calidad sanitaria de los alojamientos de los animales y limitar así los riesgos de enfermedades e infecciones, esto para los granjeros significa una parte importante del bienestar animal y si, además, añadimos que el imponer nuevas normas a los productores europeos, que encarecen los costes de producción, mientras se continúan dejando las puertas abiertas de la UE para que decenas de países terceros vendan a nuestros consumidores sin cumplir esas mismas normas en sus países, es un suicidio económico para los productores de conejos y de cualquier producto”, afirmó Arturo Zaragoza, responsable del sector cunícola de la organización.