La directora general de Desarrollo Rural y Política Forestal del Ministerio de Agricultura (Mapama), Esperanza Orellana, señaló que el borrador de la futura Estrategia Nacional de Regadíos (ENR) estará listo para octubre-noviembre próximo, con el fin de llevarlo a consenso con la Dirección General del Agua, el sector agrario (comunidades de regantes, organizaciones agrarias y ONGs ambientalistas) y tenerla lista para su aprobación en la primavera de 2018.
El Ministerio de Agricultura avanzará este otoño el diseño de la Estrategia Nacional de Regadíos
En la inauguración de la Jornada técnica sobre “Regadío y uso de energías renovables”, organizada este miércoles 28 de junio por la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Orellana recalcó que dicha Estrategia orientará las actuaciones en este ámbito, mediante la resiliencia al cambio climático (que exigen más ahorro en el uso de agua, más eficiencia y menos costes de energía), a través de la mejora de la gestión de los regadíos, la innovación y la transferencia de tecnología aplicada a los mismos, la formación de capital humano y el uso de energías alternativas de regadío.
La apuesta del Ministerio, añadió Orellana, es seguir con la modernización y sostenibilidad de los regadíos, con más respeto al medio ambiente y de mayor eficiencia energética, con políticas interconectadas entre sí, que tengan en cuenta la PAC (Desarrollo Rural), la Directiva Marco del Agua y las exigencias medioambientales.
Por su parte, el presidente de Fenacore, Andrés del Campo, volvió a insistir en la necesidad de realizar obras de regulación hídrica en zonas áridas y semiáridas, como las existentes en España. Una necesidad más perentoria si cabe ante el impacto del cambio climático, que trae consigo fenómenos meteorológicos extremos de sequía y de inundaciones.
También hizo referencia a la importancia del regadío para asentar población y agricultores en el territorio, ante la edad muy elevada de este colectivo, que hace vital el relevo generacional y la entrada de jóvenes en el sector agrario para la supervivencia del medio rural y del medio ambiente.
Del Campo recordó que España es el país de la UE que más esfuerzos ha llevado a cabo en la modernización de regadíos, con más de 1,5 millones de hectáreas, y que más ha avanzado en las técnicas de riego, ya que más de la mitad es riego por goteo o localizado (siendo el segundo con mayor superficie del mundo) y otro 25% riego por aspersión.
Energía solar para el regadío
La energía solar cobra poco a poco protagonismo en el sector agrario. De hecho, los sectores de la agricultura y el regadío concentran ya el 25% de las plantas fotovoltaicas para autoconsumo que se levantan en territorio nacional, según datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) recogidos por la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE).
Estos datos -hechos públicos este miércoles 28 de junio, con motivo de la jornada técnica sobre producción de energía para autoconsumo que Fenacore celebró en Madrid- ponen de manifiesto cómo la subida exponencial de la factura eléctrica, que en los últimos ocho años se ha disparado un 1.000%, obliga a los regantes a buscar alternativas para compensar los más de 300 M€ de sobrecostes que soportan desde 2008.
En concreto, en los últimos tres años se han instalado en el sector agrícola español centrales solares con una capacidad de producción total cercana a los 25 megavatios (el equivalente a 90 campos de fútbol) que permitirán a los regantes ahorrar hasta un 60% en electricidad una vez amortizada la inversión en las placas.
De esta forma, la reducción de los costes de fabricación de estas placas, que en la última década se han rebajado hasta un 80%, unida a las ayudas procedentes de los fondos estructurales europeos, que permiten formalizar subvenciones estatales y autonómicas que cubren hasta el 65% de la inversión, están convirtiendo el aprovechamiento de la luz solar en una de las alternativas con más recorrido para el sector del regadío, según esta Federación.
La versatilidad y la flexibilidad que caracteriza la instalación de estas placas son otros de los motivos que están contribuyendo a su desarrollo en el campo. Así, si bien la fórmula más conocida para captar la irradiación son los huertos solares que se levantan en la propia tierra, muy populares en Extremadura, Andalucía y las dos Castillas, las zonas con espacio limitado también pueden contar con placas flotantes.
Esta alternativa sobre el agua no sólo evitará reducir la extensión agrícola en las explotaciones de menor tamaño, sino que aumentará la eficiencia de la balsa, ya que al tenerla cubierta la mantendrá a una temperatura constante que minimizará la evaporación y, por tanto, la pérdida de recursos para regar. Sólo en Andalucía se contabilizan unas 10.000 balsas que podrían ser susceptibles de estos paneles flotantes.
Lejos de Europa
Mientras la instalación de nueva potencia de fotovoltaica crece tímidamente en España, en Europa la apuesta es mucho más decidida. Países como Francia o Alemania sólo durante el año pasado instalaron ya más de 550 y 1.500 megavatios de potencia, respectivamente, lo que evidencia la necesidad de que la Administración agilice la autoproducción en línea con las directrices que marca la Comisión Europea.
Desde Fenacore se pide al Gobierno que articule la normativa marco adecuada para promover la energía distribuida en zonas regables, lo que pasa por una revisión en profundidad del Real Decreto de Autoconsumo que elimine el conocido “impuesto al sol” a las instalaciones de más de 10 kilowatios de potencia. Al evitar los gravámenes variables en función de la energía auto-consumida se impulsará la producción entre los medianos y grandes consumidores.
Teniendo en cuenta que los regantes son los segundos mayores consumidores de energía sólo por detrás de ADIF (Infraestructuras del Ferrocarril), será más sencillo que España alcance los objetivos marcados por Bruselas si se apoya en el regadío.
En la actualidad, en España apenas el 16% de la energía consumida es de origen renovable mientras que Bruselas fija su objetivo para 2020 en el 20% que, de no cumplirse, conllevará las sanciones pertinentes.
Además, la Administración debe ver en el regadío un aliado también contra los efectos adversos del cambio climático, dado que por cada megavatio de energía solar producida se evita la emisión de 267 kilos de CO2 a la atmósfera.
Por su parte, es también un aliado para el bolsillo del usuario, pues al facilitar el autoconsumo se conseguirá una rebaja real de los costes energéticos que actualmente sufragan los consumidores al reducirse la demanda a Red Eléctrica Española.
De hecho, por cada euro de reducción de ingresos en el sistema por autoconsumo, se produce una ganancia neta de cinco euros para todos los consumidores, gracias a la reducción del precio de la energía en el mercado pool y de los impuestos asociados.
Según el presidente de Fenacore, Andrés del Campo, “los regantes estamos preparados. Tenemos las explotaciones y la suerte de vivir en uno de los países del mundo con mayor irradiación solar. Ahora sólo hace falta que se den las condiciones de financiación necesarias para hacer viable la inversión y voluntad política para fomentar su desarrollo. El regadío puede ser un aliado no sólo para cumplir con los objetivos de consumo de renovables que nos marca Europa sino también para convertirnos en la puerta energética de Europa”.
Nuevo enfoque
Por su parte, el subsecretario de Agricultura y Pesca, Jaime Haddad, reiteró el compromiso del Ministerio con la gestión del agua, señalando que se viene impulsando un nuevo enfoque basado en la garantía de su disponibilidad y calidad, en su gestión sostenible y eficiente, en la modernización de regadíos y en el fomento de la investigación y la incorporación de nuevas tecnologías.
Haddad, que fue el encargado de clausurar esta Jornada de Fenacore, destacó la importancia del regadío en España, al contar con la mayor superficie en la Unión Europea, con unos 3,6 millones de hectáreas, que representan el 16% de la superficie agraria útil (SAU) y aportan alrededor del 67% de la producción final vegetal.
También resaltó su repercusión en el incremento de los rendimientos y las rentas de las explotaciones, al reducir los cultivos la elevada dependencia de las precipitaciones y, en definitiva, lograr la mejora de la competitividad agrícola.
Frente a estas realidades, el subsecretario incidió también la necesidad de potenciar un factor fundamental, como es la sostenibilidad. Para ello, explicó, se está llevando a cabo, en los últimos años, una modernización y racionalización del consumo de agua mediante el uso de las tecnologías más modernas, que han permitido aumentar la superficie regada, consiguiendo a la vez un significativo ahorro de las dotaciones de agua.
Además, añadió, se está realizando un importante esfuerzo inversor en planificación hidrológica y modernización de regadíos, aspecto que ha resultado crucial para que la agricultura española haya pasado desde la subsistencia a la potencia que hoy representa
Gasto energético
En el proceso de modernización de regadíos, el subsecretario planteó que, si bien el uso de bombas de presión y sistemas automáticos en las instalaciones, ha supuesto un considerable ahorro de agua, también ha ocasionado un mayor gasto energético.
Por ello, y para paliar el incremento de costes en las explotaciones de regadío que utilizan energía eléctrica, Haddad recordó que el Gobierno adoptó un conjunto de medidas que se concretan en la reducción de la fiscalidad soportada por los regantes, vía exención del Impuesto Especial sobre la Electricidad, y en un ajuste en el régimen de estimación objetiva del IRPF que corrigiese el sobregravamen soportado por los regantes, tras el cambio del modelo de tarificación de la electricidad.
Unas medidas que, indicó Haddad, han tenido un impacto sobre la agricultura de regadío de 54 millones de € anuales, dándose así cumplimiento al compromiso del Gobierno, al equiparar al colectivo regante con el resto de los sectores económicos en lo que se refiere a impacto de la subida de costes eléctricos.
Haddad valoró también el esfuerzo realizado por Fenacore para reducir la factura energética de los regantes, mediante iniciativas como la central de compras, que ya está reportando ahorros a los regantes adheridos; o las pruebas piloto realizadas en el Canal de Aragón y Cataluña y la Acequia Real del Júcar; o el proyecto Maslowaten financiado por la Unión Europea, para el fomento del uso de la energía fotovoltaica en los bombeos y en la distribución del agua de riego, impulsado por la Federación en estrecha colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid.
Todo ello incrementará la importancia socioeconómica del regadío en España, concluyó el subsecretario, manifestando también su confianza en que se seguirán encontrando nuevas soluciones más eficaces para hacerlo más competitivo, economizando agua y reduciendo los costes energéticos de actividad, impulsando en esta vía la investigación y la innovación.