El programa de mejora genética de olivo desarrollado en el Centro Ifapa Alameda del Obispo en Córdoba, incorporó como objetivo principal en una de sus líneas de trabajo el obtener nuevas variedades que combinen los caracteres de tolerancia/resistencia a la verticilosis del olivo y buenas características agronómicas. Este trabajo muestra los resultados de ensayos comparativos que se realizan en la etapa final del programa de mejora de olivo.
Evaluación de selecciones de olivo para la resistencia a verticilosis
Alicia Serrano-Gómez1, Dolores Rodríguez-Jurado1, Belén Román1, José Bejarano-Alcázar1, Juan Cano2, Raúl De la Rosa1 y Lorenzo León1. 1 IFAPA Centro Alameda del Obispo (Córdoba) @mejoradelolivo 2 IFAPA Centro Venta del Llano (Mengíbar, Jaén).
La verticilosis del olivo (VO), causada por el hongo de suelo Verticillium dahliae Kleb, fue diagnosticada por primera vez en Italia en 1946 (Ruggueri, 1946) y unos 33 años más tarde se detectó en España, en campos experimentales próximos a Córdoba.
Desde entonces se ha confirmado su presencia en todas las provincias andaluzas y resto de zonas olivareras de diferentes comunidades autónomas como Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura y Valencia, donde constituye una de las principales limitaciones para el cultivo del olivo (Jiménez-Díaz et al., 2011).
La gravedad de los síntomas de la VO depende en gran medida del grado de virulencia del hongo, distinguiéndose dos patotipos, de foliante (D) y no defoliante (ND). Se ha de mostrado que el patotipo D es el que presenta una mayor virulencia y severidad en su sintomatología (López-Escudero et al., 2004) y es además el patotipo más extendido en las zonas olivareras de España (Jiménez-Díaz et al., 2011).
Como consecuencia, aquellas variedades de olivo que consiguen ser tolerantes al patotipo ND, pueden resultar seriamente afectadas por el patotipo D.
Esta respuesta variable de las diferentes variedades dependiendo del grado de virulencia del patógeno, junto con la falta de homogeneidad en la distribución del patógeno en el suelo, la influencia de los factores ambientales y otras características del hongo, como son el elevado número de especies herbáceas y leñosas que es capaz de infectar, la capacidad de sobrevivir en el suelo durante más de diez años en ausencia de plantas huéspedes y su crecimiento confinado en xilema de planta, dificultan en gran medida su control.
Por todo ello, se aconseja llevar a cabo una estrategia de control integrado que evite tanto la llegada del hongo a la zona de cultivo, como reducir la cantidad de inóculo en aquellas zonas en las que ya se encuentra presente. Entre las medidas aconsejadas, la más eficaz, económica y medioambientalmente sostenible es el uso de variedades resistentes.