El MAPA pone en valor la agricultura de regadío en la celebración del Día Mundial del Agua, por su aportación a la sostenibilidad socioeconómica del medio rural, y su contribución a la fijación de la población, a la sostenibilidad ambiental y al mantenimiento del paisaje y de la biodiversidad.
Día Mundial del Agua: el regadío sostenible redujo un 15% el uso de agua por ha en diez años
La agricultura de regadío supone más del 65% de la producción vegetal, integrándose en un sistema agroalimentario que, en su conjunto. España es el primer país de la UE en superficie de regadío, con 3.733.695 hectáreas, un 22 % de la superficie cultivada.
De la superficie irrigada, el 50% es riego localizado, lo que nos sitúa, según el MAPA, a la cabeza en superficie de riego localizado a nivel mundial. Este sistema de riego está implantado, fundamentalmente, en cultivos leñosos típicamente mediterráneos como el olivar, el viñedo, los frutales cítricos y no cítricos y en hortalizas. La otra mitad de nuestra superficie de riego se divide casi a partes iguales entre el riego por aspersión y el riego por gravedad.
Además de las mejoras en los sistemas de riego, a finales de los años noventa se inició en España un programa de modernización de regadíos, buscando, mediante distintas iniciativas, dotar a los regadíos de infraestructuras mejoradas, nuevos métodos de gestión del agua y la incorporación de nuevas tecnologías, para garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos.
En este periodo se actuó sobre un total de 1.470.000 ha y el resultado fue unos riegos más tecnificados y modernos, que han incorporado nuevas tecnologías y mejor preparados para los retos del futuro.
Según el MAPA, desde el punto de vista ambiental, son regadíos más sostenibles y respetuosos, emplean menos agua y controlan mejor el abonado. Desde el punto de vista social, crean empleos de mejor calidad y renuevan el orgullo por la actividad agraria.
Además, el uso de aguas no convencionales, entre las que se encuentran las aguas regeneradas, es una oportunidad para el regadío en España. Así, del total de la superficie regada, el 68,32% se riega con agua superficial; el 26,14% con aguas subterráneas; el 2,736% con agua procedente de embalses; el 1,59% con aguas depuradas; el 0,66% con retornos y el 0,57% con aguas desaladas.
Nuevas tecnologías
La necesaria optimización de la gestión de los recursos hídricos hace necesario acometer, además de la modernización de los regadíos, la aplicación de las nuevas tecnologías por parte de los regantes, destacando en este ámbito, señala el MAPA, el Sistema de Información Agroclimática para el Regadío (SIAR) o el Centro Nacional de Tecnología de Regadíos CENTER.
El Sistema de Información Agroclimática para el Regadío (SIAR) dispone de más de 450 estaciones agrometeorológicas automáticas, distribuidas en superficies de regadío, que cuentan con una serie de sensores para medir las variables agroclimáticas de interés para el cálculo de las necesidades hídricas de los cultivos: precipitación, humedad, temperatura, radiación, velocidad y dirección del viento.
Este sistema permite la consulta y descarga de datos meteorológicos cada media hora en tiempo real, así como diarios, semanales o mensuales de uno o varias estaciones meteorológicas y la estimación de las necesidades netas de los cultivos, teniendo en cuenta únicamente las condiciones climáticas y el cultivo.
Existen en la actualidad diversos canales a través de los cuales se suministra la información generada por el SIAR de manera gratuita, además de la página web, entre los que es destacable SiAR app, la aplicación gratuita para teléfonos inteligentes y tabletas del SIAR.
De manera complementaria, se ha desarrollado el proyecto SPIDER-SIAR, que integra la información generada por el SIAR con las imágenes de los satélites Landsat 8, Sentinel 2a y Sentintel 2b, para realizar una estimación de las necesidades hídricas de los cultivos de regadío, clave para la planificación estratégica.
En lo referente al Centro Nacional de Tecnología de Regadíos CENTER, destaca su labor en el ámbito de la normalización, al contar con un laboratorio propio en el que se comprueban los equipos de riego, de acuerdo a las especificaciones de los fabricantes, así como su evolución. Juega también un importante papel en materia de formación a técnicos, con sesiones específicas sobre temas de interés y cursos de mayor duración y especialización. Este tipo de actuaciones son de vital importancia para trasladar al sector las nuevas tecnologías e innovaciones punteras
Innovación y digitalización
En estos últimos años, destaca el MAPA se trabaja también en la aplicación de la innovación y la digitalización en el sector agroalimentario y en el regadío, como herramientas esenciales para garantizar la viabilidad de la agricultura en el futuro, lo que permite afrontar retos como la seguridad alimentaria, la mejora de la eficiencia en el uso y protección de los recursos naturales; la contribución a la mitigación y adaptación al cambio climático; el aumento de la producción, la calidad y la seguridad de los alimentos y la mejora del funcionamiento de la cadena agroalimentaria.
Mediante instrumentos como la Asociación Europea para la innovación de una agricultura productiva y sostenible (AEI-agri), el desarrollo de aplicaciones basadas en Big data o los servicios públicos de información parcelaria como SIGPAC, permitirán a los agricultores obtener mejores rendimientos, optimizando el manejo de los cultivos y reduciendo el uso de insumos como el agua, lo que está contribuyendo a la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático en la agricultura.
Día Mundial del Agua
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en diciembre de 1992 la resolución A/RES/47/193 por la que el 22 de marzo de cada año fue declarado Día Mundial del Agua, como un medio de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos hídricos.
Su finalidad es también concienciar sobre la necesidad de desarrollar políticas que tengan por objetivo la seguridad energética; el uso sostenible del agua en lo que se conoce como economía verde o energía sostenible y la identificación de las mejores prácticas para el uso del agua y la eficiencia energética. El tema de este año es «No dejar a nadie atrás», para subrayar que todo el mundo debe beneficiarse del progreso del desarrollo sostenible.
Menos consumos
El consumo de agua para riego se redujo un 15% por hectárea en los últimos diez años, a pesar de que la superficie de regadío creció algo más de un 10% en este periodo, según los últimos datos de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) hechos públicos precisamente con motivo del Día Mundial del Agua.
Un descenso debido a la modernización de regadíos que deja atrás los tradicionales sistemas de riego por gravedad, de coste energético casi nulo, frente a los mecanismos de riego por presión que, aunque demandan más energía, permiten un uso más eficiente del agua.
De esta forma, el regadío localizado más de la mitad de la superficie regable española, sitúa a nuestro país como referente internacional en modernización- supone un giro de 180 grados en la gestión, máxime en un momento en el que cada vez hay menos recursos per cápita.
Más costes energéticos
A pesar de las cifras, el “premio” que han logrado los regantes por modernizar los regadíos para reducir el consumo de agua ha sido un incremento desorbitado de los costes energéticos, por lo que actualmente muchas de estas zonas regables resultan económicamente inviables.
En concreto, los costes fijos del suministro eléctrico para el regadío –que deben pagar se utilice o no el servicio- se han encarecido más de un 1000% desde 2008 y representan ya más del 40% de los costes relacionados con el agua, impidiendo, hoy por hoy, amortizar la inversión de más de 5.000 M€ acometida hasta la fecha en modernización del regadío.
Esta es la razón por la que desde Fenacore llaman la atención sobre la necesidad de alcanzar una eficiencia tanto hidráulica, como energética que garantice la continuidad del regadío, que además es el garante del abastecimiento de los alimentos de primera necesidad.
De ahí que pida la puesta en marcha de un Plan Director de Regadíos ambicioso, que consiga impulsar la modernización de las cerca de un millón de hectáreas que todavía quedan pendientes, de acuerdo a este binomio agua-energía.
Sin regadío, más despoblación
De lo contrario, añade esta Federación, no solo se producirá un impacto negativo en el desarrollo económico y en las garantías de seguridad alimentaria, sino también sobre la conservación del medio rural, aumentando el despoblamiento y el éxodo de los jóvenes hacia los grandes núcleos urbanos.
Según los datos oficiales, la despoblación rural es mayor en las provincias donde menos regadíos hay. Al cruzar los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) con los del MAPA sobre proporción de cultivos de regadío y superficie cultivable, se pone de manifiesto que en 13 de las 15 provincias que más población ha perdido durante los diez últimos años, son aquellas donde el regadío es menor.
Más inversión
Por otro lado, el Foro para la Ingeniería de Excelencia (FIDEX), que agrupa a las diez principales ingenierías españolas, recuerda, con motivo del Día Mundial del Agua, que, la paralización de la inversión pública para cumplir con los objetivos de déficit ha dejado pendientes de ejecución más de 500 actuaciones prioritarias en materia de depuración, saneamiento y reutilización de agua, entre otras, que urge reactivar. Solo en el último año, la contratación de ingeniería para infraestructuras del ciclo integral del agua cayó un 83%.
De esta forma, las grandes ingenierías abogan por un cambio normativo que dé entrada a la financiación privada para poder obtener los más de 12.000 millones de euros necesarios para la ejecución de estos proyectos. Concretamente, apuestan por modificar la Ley de Desindexación de la Economía Española -que elimina las subidas automáticas de precios en función del IPC en el sector público- para impulsar la Colaboración Público Privada (CPP) en el sector de las grandes infraestructuras.