El nuevo director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el chino Qu Dongyu, se comprometió ayer a fomentar la innovación agrícola en el mundo para erradicar el hambre. Qu, que recibió el testigo de manos del brasileño José Graziano da Silva, apostó por "las ciencias modernas y la tecnología", los distintos "enfoques para innovar en la agricultura" y una mayor investigación con el fin de cumplir los objetivos para una alimentación sostenible marcados a nivel internacional.
El nuevo director general de la FAO, Qu Dongyu, impulsará la innovación agrícola
Antes de comenzar oficialmente el 1 de agosto su mandato por cuatro años, tendió la mano a los gobiernos, el sector privado y otros actores, de manera que se pueda «establecer el diálogo, construir confianza y aumentar la eficiencia». Además, prometió una organización «más dinámica, transparente e inclusiva«, en línea con lo expresado el pasado 23 de junio, cuando ganó con una holgada mayoría en primera ronda las elecciones a la dirección general de la FAO frente a la candidata francesa Catherine Geslain-Lanéelle y el georgiano Davit Kirvalidze.
Nacido en 1963, Qu ha ejercido de viceministro de Agricultura de China desde 2015, donde ha supervisado la cooperación Sur-Sur (con otros países en vías en desarrollo) en ese ámbito y dentro del megaproyecto chino de inversiones conocido como la Nueva Ruta de la Seda.
Será el noveno máximo responsable de la agencia de la ONU creada en 1945 para acabar con el hambre, que cuenta con un presupuesto de unos 2.600 millones de dólares (casi 2.300 millones de euros) para 2018 y 2019.
Desde 2011 el puesto lo ocupaba Graziano da Silva, que promovió a nivel internacional el modelo de Hambre Cero, un programa social brasileño puesto en marcha durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).
En estos últimos años, ha reclamado la colaboración de todos los actores que forman parte de los sistemas alimentarios para garantizar dietas saludables y sostenibles ante los crecientes y cada vez más complejos problemas del hambre, que sufren casi 822 millones de personas, y del sobrepeso, con unos 2.000 millones de afectados.