Fundación Triptolemos ha elaborado el Informe sobre el etiquetado frontal de alimentos: semáforos nutricionales, Nutri-Score y otros con el objetivo de ayudar a articular el sistema alimentario con criterio científico alrededor de temas de interés para la sociedad.
Informe de la Fundación Triptolemos sobre el etiquetado de alimentos «Nutri-Score»
En la actualidad, más de cuarenta países de todo el mundo tienen vigente algún sistema de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases. Si bien la mayoría de los países han introducido etiquetas nutricionales de carácter voluntario en la parte frontal de los envases, algunos países las han fijado como obligatorias.
Por lo general, la tendencia es que los países de una misma región geográfica utilicen etiquetas nutricionales similares, adaptando determinados aspectos a los hábitos de consumo del país.
Según la Fundación, la aplicación de una etiqueta nutricional «frontal» resulta en principio interesante, porque mejora la visibilidad a diferencia del etiquetado nutricional obligatorio, que se sitúa en la parte posterior o lateral de los envases. Pero, por otro lado, puede inducir al consumidor a confusión, en su intención de valorar nutricionalmente el producto de manera aislada respecto al conjunto de su dieta.
Entre sus conclusiones, el informe destaca que la variedad de etiquetados frontales que se proponen, entre los que destaca «Nutri-Score» debido a su mayor difusión y al rigor científico en su valoración puntual del producto, no van acompañados de una formación adecuada del consumidor, por lo que introducen confusión y pueden resultar contraproducentes.
«Su aportación, como información complementaria, debería estar coordinada con el etiquetado nutricional obligatorio y fijado por ley para todos los productos en concordancia con las legislaciones vigentes. La adecuación de un alimento a una dieta depende de tantos factores, que tal vez no sea posible hacerlo tan sencillo como se plantea con el etiquetado Nutri-Score o similares.
Resultaría indispensable un modelo único para cada macroentorno de cultura alimentaria definida (por ejemplo, Europa Norte/Centro/Sur). Se pueden utilizar el etiquetado frontal como una información complementaria a la dieta elaborada con todo tipo de productos y no solo envasados. Pero al utilizarse solo para productos envasados y dentro de ellos, para comparar productos de la misma categoría, su aportación al diseño de la dieta personal es escasa», afirma el informe de la Fundación Triptolemos.