Cubiertas vegetales en olivar: eficacia contra la erosión y mejora de la calidad del suelo
La finca El Calerón, en Fuente Palmera, (Córdoba), ha acogido a finales de marzo una jornada de campo sobre manejo de cubiertas vegetales en el cultivo del olivar, práctica incluida como uno de los ecorregímenes de la PAC. Se trata de la segunda jornada realizada en el marco del convenio firmado entre el Ministerio de Agricultura y la Asociación Española de Agricultura de Conservación Suelos Vivos (AEAC.SV).
En la presentación de la jornada que congregó a cerca de 150 olivicultores, la AEACSV destacó que la erosión es el principal problema al que se enfrenta el olivar y que la única forma de evitarlo es proteger el suelo cubriéndolo con cubiertas vegetales vivas o de restos de poda que evitan la escorrentía, retienen el agua en el terreno y evitan así la erosión.
Aunque ya había una importante implantación de cubiertas vegetales en olivar en España con 1,4 millones de hectáreas en 2022, la inclusión en los ecorregímenes de la PAC ha disparado esta cifra hasta los 2,4 millones de hectáreas en esta primera campaña.
La jornada se desarrolló en un exitoso caso de cubiertas vegetales en olivar, como es el de la finca El Calerón, que implantó cubiertas vegetales en el año 2016 y es considerada una explotación referente para los olivareros de la provincia de Córdoba.
Beneficios medioambientales
En la primera estación temática, Ana Leyva Bollero, ingeniera agrónoma del Ifapa, habló de los beneficios medioambientales de las cubiertas vegetales: evita la escorrentía, la erosión y la pérdida de suelo que supone; evita las contaminaciones de los acuíferos cercanos; mejora la infiltración y retención del agua en el terreno; fija el nitrógeno en el suelo y captura carbono, luchando contra el cambio climático; aumenta la biodiversidad, mejorando el control biológico de plagas; mejora la estructura y la materia orgánica del suelo; reduce la evaporación del agua; etc.
En esta estación se pudieron conocer los diferentes tipos de cubiertas vegetales sembradas y sus beneficios: las leguminosas para olivar ecológico, las gramíneas para mejor control de la erosión, y las crucíferas para favorecer la sanidad del olivar. También se repasaron otro tipo de cubiertas con restos de poda o con musgos.
Por último, se hizo una sencilla prueba con dos pequeños “olivares” dispuestos en dos bandejas, uno con cubierta y otro con suelo desnudo, a los que se les aplicó una lluvia. Con esta simulación se pudo comprobar cómo en pocos minutos el olivar sin cubierta dejaba escapar el agua del terreno, arrastrando suelo a su paso, mientras que el olivar con cubierta retenía el agua y no se perdía el suelo.
Maquinaria específica
En la segunda estación temática, Jesús A. Gil Ribes, catedrático de la Universidad de Córdoba, hizo un repaso a la maquinaria específica para el control mecánico de la cubierta en olivar, tanto para su implantación, como para su gestión posterior (control mecánico y químico). También habló de otros temas como los neumáticos de baja compactación o las nuevas tecnologías con agricultura de precisión y sensores para ser mucho más eficientes en la aplicación de fitosanitarios. El mensaje de esta estación fue claro: todos los estudios demuestran que la cubierta bien manejada es más rentable y necesita menos horas que arando el terreno.
Caso de éxito
En la tercera estación, Francisco Javier García, agricultor y dueño de la finca El Calerón, comentó su experiencia como un caso de éxito de estas técnicas, destacando la retención de agua en el terreno, la mejora del suelo a nivel de materia orgánica y la ventaja de poder entrar con el tractor en la finca en cualquier momento, aunque haya llovido. Este olivicultor destacó que este tipo de jornadas de campo son vitales para que otros agricultores comprueben los beneficios de estas técnicas y se animen a aplicarlas.
Nuevas tecnologías
Por último, en la cuarta estación, Joaquín Ruiz, del equipo técnico de Bayer Crop Science España, comentó las nuevas tecnologías que las compañías están desarrollando para mejorar estas técnicas conservacionistas, como herramientas que calculan el CO2 que se captura en el suelo de cada parcela; herramientas para saber cuándo hay más riesgos de ataque de enfermedades contra el olivo; o herramientas que analizan la cantidad de insectos que hay en las parcelas y poder hacer las aplicaciones en función de la presión de la plaga.