Expertos analizan diversos factores del manejo agronómico y la sostenibilidad de la viña en el último webinar de Vida Rural
Patrocinado por Koppert y con la colaboración del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, la revista Vida Rural reunió ayer a varios expertos del sector un webinar sobre manejo agronómico y sostenibilidad en el cultivo de la viña, moderado por Elisa Plumed, presidenta de la Asociación de Periodistas Agroalimentarios (APAE).
La primera ponencia corrió a cargo de Jesús Yuste Bombín, doctor ingeniero agrónomo, investigador experto en viticultura en el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León y viticultor en la Ribera del Duero, que abordó la plantación y manejo del viñedo en un contexto de competitividad cualitativa, económica y sostenible, y en la que comenzó subrayando que el rendimiento y la calidad van unidos y dependen de los recursos del medio.
Atendiendo al factor de base, Yuste explicó que hay que tener en cuenta que el suelo es destruido por la erosión, cosa que ocurre de forma natural por las pendientes, pero que puede verse agravada por el manejo de la plantación y el cultivo, lo que provoca variabilidad en el rendimiento y la calidad. El suelo debe de ser tenido en cuenta antes de la plantación, sobre todo en estos momentos de escasez de agua”, ya que su capacidad de retención de agua es fundamental para saber qué cantidad de agua habrá que aportar a posteriori y será fundamental para saber si nuestra plantación es viable.
Para plantar –apuntaba el investigador del Itacyl– hay que romper el suelo con un subsolador (no destruirlo), si bien en la parte superior se puede hacer una labor mayor. Cuando ya hemos decidido cómo preparar el suelo, es importante decidir qué portainjerto es el adecuado para nuestro viñedo. Los hay vigorosos (más tolerantes a la sequía), otros desvigorizantes (menos tolerantes a la sequía) y, en sitios específicos con niveles elevados de caliza o pH muy ácidos, incidió en que se deben emplear portainjertos que se adapten a estas situaciones particulares.
En cuanto al mantenimiento del suelo, Yuste recordó que el laboreo agrava la erosión, pero tiene la ventaja de que no permite que haya competencia con las malas hierbas. El herbicida químico puede llevar a un deterioro físico y químico del suelo y la alternativa que está siendo promovida por los eco-regímenes, las cubiertas vegetales o inertes, presentan muchas ventajas pero pueden competir con el viñedo.
Yuste expuso que la fertilidad del viñedo tiene varios objetivos, como la corrección de deficiencias o evitar el exceso de elementos minerales, pero lo que realmente es eficaz es llevar un control con análisis de suelo y foliar. De esta manera se puede hacer una fertilización racional y evaluada.
Desde el punto de vista del clima, apuntó se ha producido un incremento de la temperatura con un efecto en el rendimiento, madurez y calidad de la uva que, aunque ha favorecido a algunas regiones, en la Península Ibérica puede ser un importante perjuicio para nuestros viñedos.
En relación al riego, mostró un ensayo en verdejo en DO Rueda en el que se aplicó un riego del 25% de la ET y otro con un 50% de la ET, en un año seco y en un año lluvioso, explicando la importancia de evaluar las necesidades hídricas en función de la pluviometría concreta de cada año. En este sentido, comentó que también es crucial acertar con la variedad elegida, teniendo claro que las variedades mediterráneas son más tolerantes a la sequía, como Garnacha tinta y Tempranillo, mientras que las variedades híbridas PIWI persiguen combinar resistencia a hongos de Vitis americana.
La conducción del viñedo es otro de los aspectos que quiso resaltar este investigador, incidiendo en que podemos influir en atenuar la temperatura y la radiación en hojas y racimos a través de la poda, de manera que cada año hay que valorar los criterios de intervención en función de las condiciones climáticas y de lo que queramos conseguir. Además, a través de la poda se puede modificar la fuente-sumidero al retrasar envero/madurez, reducir azucares, etc.
Por último, subrayó que la digitalización es muy útil para identificar las distintas zonas antes de iniciar la plantación del viñedo y la identificación de unidades con GPS, NDVI, etc., lo que nos permite la aplicación variable de insumos.
Espacios de biodiversidad
A continuación Inmaculada Carceller, ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia, y subdirectora de la Subdirección General de Cultivos Herbáceos e Industriales y Aceite de Oliva del Ministerio de Agricultura, realizó una intervención en la que explicó las normas que rigen el eco-régimen sobre de espacios de biodiversidad que aplicaría tanto en tierras de cultivo como en cultivos permanentes, aclarando que para cultivos leñosos, además de a este eco-régimen, los agricultores pueden también acogerse al cubiertas vegetales vivas y cubiertas vegetales inertes.
El eco-régimen de espacios de biodiversidad se ha diseñado para atender al criterio de sostenibilidad a través de la biodiversidad. El espacio de biodiversidad establece que en secano hay que dejar un 7% de elementos no productivos y en regadío un 4% de elementos no productivos. Canceller recordó que no está permitida sobre esa superficie la aplicación de fitosanitarios ni fertilizantes (salvo en las tierras de no cosechado) y que los elementos permitidos son los que están establecidos en el Anexo XVIII.
En viñedo aplicarían como espacios de biodiversidad los barbechos, islas y márgenes de biodiversidad. Estos deberán estar sembrados con una dosis mínima de semilla con una mezcla de dos familias de las especies admisibles (las que aparecen en un listado publicado por el FEGA en noviembre que irá actualizándose). Y en el caso de los barbechos no deberán dedicarse a producción agraria mínimo seis meses y las especies sembradas se mantendrán en el terreno hasta el 1 de septiembre. En cuanto a los márgenes de biodiversidad, deben tener mínimo 2 metros de anchura y 25 m de longitud y en el caso de las islas, un mínimo de 0,01 ha.
En el caso de los cultivos permanentes se permite la aplicación cruzada, de manera que se podrá aplicar en tierras de secano o de regadío toda la superficie a través de un coeficiente corrector. Por último, en las cabeceras de cultivo permanentes, que se consideran tierras de cultivo, se podrán establecer los márgenes.
La ponencia concluyó con un ejemplo de aplicación práctica en una finca con una superficie total de 205 ha, en las que 100 ha son de secano, 100 ha son de regadío y 5 hectáreas son de viñedo.
Control biológico
Javier Villegas, especialista en viñedo de la empresa Koppert España, explicó las técnicas de control biológico que ofrece esta empresa al cultivo de la viña. Koppert es un líder mundial del mercado en control biológico de cultivos y polinización, que comenzó como una empresa familiar y que hoy tiene 30 filiales alrededor del globo. Las oficinas centrales están en Holanda y fue creada en 1967 por Jan Koppert, un apasionado agricultor.
Villegas expuso que las técnicas de Koppert son muy fáciles de utilizar. Cuentan con una completa gama de soluciones biológicas alineadas con de los objetivos de la Granja a la Mesa que no producen residuos, son válidas para agricultura convencional, ecológica y biodinámica, y presenta una menor fitotoxicidad y menor estrés para el cultivo. Además no existen riesgos para el aplicador y “hay que tener en cuenta –recordó– que los enemigos naturales trabajan 24 horas y 365 días al año.
En Koppert tienen soluciones macrobiológicas (parasitoides y depredadores) y microbiológicas (nematodos beneficiosos y hongos, bacterias y otros). En concreto, para el cultivo de la viña, Koppert ha desarrollado los siguientes productos biológicos para araña roja (Spical y Spidex), araña amarilla (Spical), lobesia y mosquito verde (Capsanem), castañeta (Larvanem) y cochinilla (Citripar).
«Realmente estos productos funcionan, pero hay que hacerlo correctamente y bajo un método», apuntaba el especialista en viñedo de Koppert. Según destacó Villegas, las claves del éxito son:
- Elegir las fechas de sueltas y/o aplicaciones convenientemente.
- Establecer una estrategia de anticipación y no de choque (es más sencillo y económico controlar los focos y anticiparse, que no tener que correr a sofocar un incendio).
- Tener en cuenta que el control biológico no tiene nada que ver con el control químico, aunque ambos se apoyan y complementan.
- Realizar un seguimiento y monitoreo de los cultivos.
- Y por último, salir de la zona de confort que supone la acción/reacción de los químicos generalistas de antigua generación y que supone «llegar tarde siempre al problema».
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