“La actual planificación hidrológica agravaría la crisis alimentaria que podría desatar -entre otras causas- la guerra en Ucrania o el propio cambio climático, tal y como han advertido organismos como la ONU o la Comisión Europea. Los nuevos planes hidrológicos se encuentran totalmente desenfocados y no garantizan el agua para regar, lo que supone una seria amenaza para la producción de alimentos”, ha alertado Andrés del Campo, presidente de Fenacore, durante la apertura del XV Congreso Nacional de Comunidades de Regantes, que se celebra en León hasta el 3 de junio.
Fenacore alerta de que la actual planificación hidrológica agravaría la crisis alimentaria
En el acto de inauguración, Del Campo ha intervenido junto al consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones; el vicepresidente de la Diputación de León, Nicanor Sen; el director general del Agua, Teodoro Estrela; la directora general de Desarrollo Rural, Isabel Bombal; y el presidente del comité organizador del Congreso, Ángel González Quintanilla.
El Presidente de Fenacore urge a revisar los planes hidrológicos para cubrir el déficit de inversiones en infraestructuras hidráulicas -como presas o embalses- y avanzar en la modernización de regadío, lo que permitiría producir más alimentos usando menos agua y energía.
El presidente de Fenacore defiende el papel del regadío a la hora de abordar los desafíos de seguridad alimentaria, afirmando que el aumento de la producción de alimentos para hacer frente a las crecientes necesidades futuras de la población mundial requerirá la expansión del área regada, una mejor disponibilidad de agua y una mayor eficiencia en el uso de los recursos.
En el caso particular de España, Del Campo advierte de que el crecimiento de la producción agraria como garante de la seguridad alimentaria no podrá sustentarse en un aumento de los recursos (tierra y agua), sino en el incremento de la productividad agraria. En este sentido, apunta que el regadío produce hasta seis veces más que el secano y que una hectárea de regadío intensivo puede producir el equivalente a 40 hectáreas de secano.
De igual modo, el presidente de los regantes pide una coordinación adecuada de políticas públicas que fomente el incremento de la productividad del regadío y el desarrollo de la biotecnología para reducir las necesidades de agua de los cultivos.
Sin embargo, Del Campo lamenta la situación crítica que atraviesa el sector, fundamentalmente, como consecuencia «del señalamiento y la discriminación que sufre el regadío en la agenda del Gobierno».
Prueba de ello es que las medidas destinadas a la atención de las demandas de agua apenas han recibido un 19% de la inversión prevista en los anteriores planes hidrológicos, pese a que retomar estas inversiones en infraestructuras hidráulicas sería fundamental para reforzar la lucha contra el cambio climático y mitigar algunos de sus efectos -como las inundaciones y las sequías- o para evitar el abandono del medio rural.
Finalmente, ante la asfixia económica que supone el encarecimiento de los costes eléctricos, el presidente de Fenacore urge a implantar un IVA reducido del 10% para el suministro de energía al regadío, lo que ayudaría a los agricultores a abaratar un 30% su factura eléctrica, siempre y cuando la medida se acompañara de la posibilidad de contratar dos potencias eléctricas al año.
En este sentido, recuerda que si los regantes aún no pueden disfrutar de la doble potencia es por la inacción del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), a quien incumbe el desarrollo reglamentario de esta disposición.
Según Andrés del Campo, presidente de Fenacore, “el regadío es determinante para adaptar la agricultura a nuestros tiempos. Pero la gestión del agua está contaminada políticamente. Hay que alejarnos de guerras partidistas y buscar el bien común, no el interés de algunas corrientes ecologistas que rayan el extremismo”.