Tras la decisión de Estados Unidos de aplicar medidas de represalia comercial contra las importaciones de la Unión Europea como consecuencia de la disputa de Airbus de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, declaró que "lamentamos la elección de EE.UU. de avanzar con los aranceles. Este paso no nos deja otra alternativa que seguir, a su debido tiempo, con nuestros propios aranceles en el caso de Boeing, donde se ha encontrado que Estados Unidos infringe las normas de la OMC.
Malmström: «Trump no nos deja otra alternativa que responder con nuestros propios aranceles»
Según Malmström, la imposición mutua de aranceles no sirve a los intereses a largo plazo de nadie. Es más, añadió «infligirá un daño muy significativo a la cadena de suministro altamente integrada de los sectores de aeronaves en los Estados Unidos y la UE, y dará como resultado daños colaterales a muchos otros sectores, que ya están sufriendo las tensiones comerciales actuales.»
Se ha constado, según la comisaria de Comercio, que tanto la UE, como EE.UU. Infringen las normas de la OMC. Como fabricantes de aviones más grandes del mundo, la UE y EE. UU. tienen la responsabilidad conjunta de sentarse y de negociar un acuerdo, que sea equilibrado y que cumpla con la OMC.
En julio pasado, la UE hizo llegar y compartió propuestas concretas con EE. UU. sobre los subsidios existentes a las aeronaves, claramente identificados, y sobre el apoyo futuro a nuestros respectivos sectores aeronáuticos. Esta oferta, la de la UE, se mantiene sobre la mesa de negociación.
Por último, Malmström declaró, sin entrar en más detalles por el momento, a que «la Comisión Europea supervisará el impacto de las contramedidas estadounidenses anunciadas en los productos europeos en cuestión, especialmente en el sector agrícola y agroalimentario y se compromete a defender a las empresas, a los agricultores y a los consumidores europeos «.
Estados Unidos ha decidido seguir adelante con la imposición de arnaceles a las importaciones de la Unión Europea por importe de 7.500 M$ (6.890 millones de euros), tal y como le autorizó la OMC la pasada semana, sobre todo con un incremento de tasas del 25% «ad valorem» (sobre el valor de la mercancía exportada), que afectarán de lleno a sectores agroalimentarios emblemáticos exportados por nuestro país, como el aceite de oliva, aceituna de mesa, vino, cítricos, carne de porcino, frutas transformadas, quesos, etcétera.
Por su parte, la Comisión Europeo a la OMC que autorice a gravar productos estadounidenses por valor de 12.000 millones de euros por los subsidios y ayudas concedidos a la aeronáutica Boeing. Sobre este contencioso comercial tendrá que decidir el organismo multilateral en los próximos meses, aunque parece seguro que autorizará a la UE a imponer sanciones a Estados Unidos.
Aunque la CE se había mostrado partidaria de negociar e intentar llegar a un acuerdo para evitar que ambos bloques comerciales se infringieran un daño mutuo con los nuevos gravémenes, Estados Unidos ha hecho oídos sordos y ha preferido embarcarse en una nueva guerra comercial que perjudicará a ambas partes en el conflicto.
La respuesta de la Comisión era de esperar, pero no alivia el temor de que el presidente de EE.UU. dé otro golpe al comercio con la UE, imponiendo de forma voluntaria y al margen de la OMC aranceles al sector automovilístico europeo, aduciendo razones de seguridad nacional.
Desde el Gobierno, se señaló que el valor de los productos agroalimentarias exportados en 2018 fue de 1.093,9 millones de euros, de los cuales las partidas afectadas dentro de los distintos sectores se estiman en casi 765 millones de euros (70% del valor total exportado) y, a su vez, la retorsión del 25% supondrá casi 191,2 millones de euros adicionales. Otras fuentes, sin embargo, rebajan esta cifra a 120 M€ (Gestha) e incluso a menos de 100 M€ (Banco de España).
No obstante, es muy difícil calcular el importe económico de los efectos de estas sanciones, porque no solo hay que valorar el sobrecoste arancelario que podría suponer el envío de un mismo volumen de mercancías a mayor precio, sino lo que podría ser peor, la pérdida del mercado USA para algunos productos que no podrían ya exportar, o su sustitución por productos de otros países UE no sancionados o de países terceros.
Junta de Andalucía
Por su parte, la consejera de Agricultura de la Junta de Andalucía, Carmen Crespo, afirmó que el Ejecutivo autonómico está “preocupado” por el posible impacto de los aranceles de Estados Unidos a los productos agroalimentarios.
Al respecto, resaltó que la Junta de Andalucía, una de las CC.AA. que se verán más afectadas por estas sanciones, está estudiando posible medidas de apoyo a los afectados como, por ejemplo, la posibilidad de abrir una línea de financiación destinada al sector afectado y sin coste alguno para los beneficiarios que sirva para “avalar” a los productores.
“Estamos analizando posibles medidas adicionales que solicitaremos a la Unión Europea (UE) y al Gobierno de España y que vamos a poner en marcha desde la Junta”, apuntó.
Crespo recalcó que “el Gobierno andaluz va a estar a la altura de las circunstancias” y ha lamentado que el Ejecutivo central no haya estado “de primera mano con la diplomacia activa que hemos pedido desde el primer momento” con el fin de evitar que los productores de España se vean afectados por los nuevos impuestos.
La consejera recordó que, si bien las competencias para negociar con la Administración de Donald Trump corresponden a la UE, el Gobierno español debe interceder para que “se escuche nuestra voz en cuanto a unos aranceles que afectan a unos productos que nada tienen que ver con esta guerra comercial”. Para la titular de Agricultura, los impuestos del 25% que se impondrán son “absolutamente injustos”.