La Sectorial de Cereales de la organización agraria ASAJA analizó los datos de avance de campaña de comercialización 2022/23, que se inicia el próximo 1 de julio, estimando una cosecha de grano de invierno un 21 % y 4,1 millones de toneladas inferior a la del pasado año, estimano que no alcanzará ni los 15,5 millones de toneladas.
Las altas temperaturas y la ausencia de lluvias durante el pasado mes de mayo dieron al traste, según ASAJA, con unas expectativas de cosecha que se consideraban muy buenas.
Esta situación resulta especialmente preocupante para un país como el nuestro, que es ampliamente deficitario en grano, si tenemos en cuenta el contexto internacional actual de falta de materias primas.
Según calcula esta organización agraria, la cosecha de cereales se verá reducida un 21% respecto a la producción de 2021. Por cultivos, se esperan 5,3 Mt de trigo blando; apenas 600.000 t de trigo duro; 7,6 Mt de cebada; 1 Mt de avena; 300.000 t de centeno y 600.000 t de triticale.
A excepción de la zona Sur, los recortes de producción más significativos, según ASAJA, afectan al resto de zonas productoras y, en líneas generalas, se puede hablar de una campaña de producción medio-baja, dependiendo de las zonas.
No obstante, el principal problema que han tenido los productores durante esta campaña han sido los altos costes de producción, como consecuencia del encarecimiento de los precios de la energía, las semillas, los abonos y los productos fitosanitarios.
Todo este fuerte incremento de los precios de los insumos hasta cotas nunca vistas ha sido determinante. Incluso, señaló ASAJA, “la posibilidad abierta con carácter excepcional este año para realizar siembras en tierras de barbecho, no ha tenido la respuesta esperada, ya que los altos costes de los inputs han echado para atrás a muchos productores.”
Además, a los daños provocados por el calor y la falta de lluvias hay que añadir cuantiosos daños registrados como consecuencia de la fauna silvestre, conejos fundamentalmente, aunque también corzos, jabalíes y palomas, que han diezmado la cosecha y que están provocando el abandono del cultivo cerealista en algunas zonas.
Otro problema detectado, un año más, por la Sectorial de Cereales de ASAJA es el aumento de las plagas y enfermedades de los cultivos de invierno, que no se pueden atajar con el uso de productos fitosanitarios, por la paulatina retirada de estas materias activas, y la prohibición de la quema controlada de rastrojos.
Por ello, esta organización agraria reitera la imperiosa necesidad de que se autoricen esta última, por parte de la Administración como única medida efectiva de control de plagas.
Desde la sectorial de ASAJA, se advierte tanto a las autoridades nacionales, como europeas que España necesita anualmente más de 36 Mt de cereales para atender nuestras necesidades internas de consumo (humano y animal) y que, por tanto, es necesaria una apuesta decidida, y con dotación económica suficiente, para rebajar nuestra dependencia exterior de grano y evitar posibles desabastecimientos, máxime si tenemos en cuenta la situación internacional de los mercados en estos momentos.