ASAJA ha denunciado una drástica caída del 30% en el precio del aceite de girasol alto oleico con respecto a la campaña anterior por motivos que, según ha declarado la organización agraria, son totalmente injustificados. A pesar del cierre del canal Horeca, el consumo de aceite de girasol ha mantenido la tendencia alcista que lleva registrándose en los últimos años.
ASAJA denuncia una drástica e injustificada caída del 30% de los precios del aceite de girasol
Según las cotizaciones de la Lonja de Sevilla a fecha 28 de julio de 2020, las pipas de girasol alto oleico se sitúan en 340 euros/t, cuando el pasado año alcanzaba en estas fechas los 466 euros/t.
El vicepresidente de ASAJA nacional y presidente del grupo de trabajo de oleaginosas y proteaginosas del Copa-Cogeca, Pedro Gallardo, ha explicado que las importaciones masivas de aceites vegetales están perjudicando gravemente al sector productor.
“La industria agroalimentaria española, bajo la mirada pasiva de las administraciones públicas, está dejando de lado a unos agricultores que, cuando se declaraba el estado de alarma pasaron de colapsar las carreteras a desinfectar las calles de coronavirus y a trabajar para evitar el desabastecimiento en los lineales de los supermercados”. Un malestar que se ha generalizado entre los agricultores porque, “a cambio, están sufriendo la presión de la industria agroalimentaria y recibiendo unos precios del girasol inaceptables y completamente injustificados”.
Por ello, desde la organización agraria no descartan continuar con el proceso de movilizaciones, endurecer las reivindicaciones y dirigir las protestas no solo a la Administración, sino también hacia a los que consideran responsables de esta situación.
Gallardo ha subrayado que “mientras en el año 2000, en España, se importaban 70.000 toneladas de aceite de palma, en la actualidad se alcanzan los 1,8 millones de toneladas, con una inadmisible pasividad e inacción de las administraciones. Hemos pasado a importar más del doble de aceite de palma que aceite de girasol producimos. Y todo ello ha provocado que en los supermercados nos encontremos las mismas galletas y los mismos helados que hace 20 años, pero ahora elaborados en un 95% con aceite de palma”. Algo mal estaremos haciendo, ya que “países como Francia, importan una décima parte de este aceite a pesar de contar con una población mayor, apoyando así a los agricultores y producciones nacionales”.
En este sentido, ASAJA ha pedido que se renuncie al aceite de palma en nuestra industria, así como a las importaciones de girasol de terceros países que no cumplen con la misma normativa de producción europea, pues el consumidor está dispuesto a pagar algo más por productos de mayor calidad, valor añadido y con las garantías de seguridad alimentaria que ofrecen los aceites españoles de oliva y girasol.
Además de la industria agroalimentaria, la organización agraria ha hecho también un llamamiento a los consumidores para que demanden alimentos sostenibles frente a las importaciones extracomunitarias que no cumplen con las mismas exigencias de producción. En este sentido, Gallardo ha recordado que “el aceite de girasol español es el más sostenible del mundo, pues es en Europa el único lugar donde no se permite el uso de neonicotinoides, unos insecticidas que sí están permitidos en las producciones que importamos de Canadá, Ucrania, Rusia o Bielorrusia”.