El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Gerardo Dueñas, dio a conocer en Calzada de Coto (León) los datos de la cosecha de cereales de invierno de 2023, en una campaña caracterizada por la extrema sequía y los inusuales episodios de altas temperaturas, que lastraron la excelente sementera y el buen estado del desarrollo del cultivo que se presentaba previo a la entrada de la primavera.
Estas inclemencias meteorológicas provocaron que la producción estimada alcance apenas los 3,24 millones de toneladas, un 52 % respecto a la media de los últimos cinco años (6,7 Mt) y un 37 % inferior a la de la campaña pasada, que, sin ser buena, alcanzó los 5,2 millones.
Estas inclemencias meteorológicas provocaron que la producción estimada alcance apenas los 3,24 millones de toneladas, un 52 % respecto a la media de los últimos cinco años (6,7 Mt) y un 37 % inferior a la de la campaña pasada, que, sin ser buena, alcanzó los 5,2 millones.
Estos datos muestran que para esta Comunidad será la segunda peor cosecha de este siglo, solo superada por la de 2017, cuya producción fue únicamente de 2,7 millones de toneladas.
El mes de marzo fue cálido y seco en esta región, pero le siguió un mes de abril -fundamental para el desarrollo del cereal- extremadamente seco, con un déficit hídrico del 80 % y muy cálido, lo que afectó negativamente al desarrollo del cultivo.
La ausencia de lluvias continuó en mayo, con un déficit pluviométrico un 26 % inferior a un año normal, y las lluvias aparecieron en los últimos días del mes, en algunos casos en forma de tormentas y con granizo en determinadas zonas.
Junio fue, por el contrario, muy húmedo, con precipitaciones un 121 % por encima de la media, pero las lluvias llegaron ya tarde para el cereal de invierno, aunque sí han beneficiado a los cultivos de primavera.
Como muestra también del efecto de la sequía generalizada en esta campaña, es ilustrativo valorar la afección en una comarca cerealista, que se caracteriza por sus altos rendimientos como es la de la Bureba, en la provincia de Burgos. Ahí se observó cómo su producción, que se estima en 200.000 toneladas, se ha visto reducida un 46 % respecto a la media de los cinco últimos años.
No obstante, el descenso en Castilla y León es similar al sufrido en toda España, donde apenas se recogerán 8,3 millones de toneladas, de las que Castilla y León, por tanto, aportará en torno al 40 %, un peso similar al de un año normal.
Además, según la Consejería, esta mala campaña se vio también afectada por el alto precio de los insumos que han tenido que afrontar los agricultores. Tomando como referencia el comienzo de esta campaña con la pasada, los abonos de sementera aumentaron un 70 % y el gasóleo un 50 % respecto a la pasada.
Como respuesta a estas condiciones excepcionales, la Junta de Castilla y León adoptó el Acuerdo por el que se declara en Castilla y León la campaña agrícola 2022-2023 como excepcional, debido a los efectos producidos por los fenómenos meteorológicos adversos acaecidos, y se declara la urgencia en la adopción de las medidas de apoyo al sector agrario, con un paquete de medidas destinadas a paliar la bajada de rentabilidad de las explotaciones, y dirigidas por ello a mejorar la liquidez de los agricultores y ganaderos y a aumentar la disponibilidad de agua en las explotaciones ganaderas.
La campaña agrícola en esta Comunidad ya registró una significativa disminución de la superficie cultivada de cereal de invierno, que ascendió a 1,64 Mha, un 10 % inferior a la cultivada la campaña pasada y un 12 % por debajo de la superficie media de los últimos cinco años.
En esta superficie ya está descontada la superficie media que se siega para forraje, unas 111.000 hectáreas, principalmente realizada en las provincias de Salamanca y Zamora.
Esta bajada de superficie obedece a dos razones: por un lado, al aumento de la superficie de cereal segada en verde para consumo como forraje respecto a lo que se destina en un año normal debido a la sequía, y, por otro, a la necesidad de incluir cultivos mejorantes en la rotación de cultivos de la explotación con el fin de cumplir los requisitos de la nueva PAC y los ecoregímenes. Esto ha supuesto una disminución de la superficie de cereales en favor de otros cultivos mejorantes como leguminosas o girasol.
Respecto a la superficie por los cultivos, otro año más es el trigo el cereal más sembrado con 762.000 hectáreas y una producción estimada de 1,64 Mt, seguido de la cebada, con 704.000 ha y una producción de 1,34 millones. Al centeno se dedican 59.000 ha, a la avena, 83.000 ha, y a triticale, otras 30.000 hectáreas.
Las adversas condiciones meteorológicas, principalmente la sequía, provocaron una disminución drástica de los rendimientos, que alcanzan los 1.980 kilogramos por hectárea de media, con una disminución de un 30 % respecto a la campaña pasada y un 45 % respecto a la media de los cinco últimos años.
Los rendimientos medios de trigo blando ascienden a 2.150 kg/ha y los de cebada a apenas 1.900 kg por hectárea.
Ávila, con un rendimiento medio que apenas alcanza los 1.000 kg/ha (951 kg/ha) es la provincia que presenta una mayor disminución, un 53 % respecto a la campaña pasada, así como un 65 % sobre la campaña media de los cinco últimos años.
Los rendimientos medios de trigo blando alcanzan los 2.150 kg/ha, un 27 % inferiores que la campaña pasada y un 43 % menos que la media de los cinco últimos años.
La cebada ha presentado en esta campaña rendimientos medios de 1.900 kg/ha, un 35 % inferiores a la campaña pasada y un 48 % por debajo de la media de los últimos cinco años.
Con los datos de cotización actuales, la Consejería de Agricultura regional estima un valor de la producción de cereales de invierno de unos 850 millones de euros, lo que supone un 53 % menos que la cosecha de la campaña pasada.
Tomando como referencia el mes de mayo, en Castilla y León el trigo blando y la cebada presentan un descenso interanual de precios del 26 % respecto a los del mismo mes de 2022.
Analizando la evolución de la cotización desde julio de 2016, se observa que, a partir de octubre de 2020, comenzó una subida en los precios motivada por la situación geopolítica, alcanzando el máximo en mayo de 2022, con 360,5 €/t para el trigo y 343,3 €/t para la cebada. A partir de esta fecha, se han ido produciendo descensos en la cotización.
Las previsiones de buena cosecha en Europa, Brasil y Canadá apuntan a que continúe este descenso en los precios, aunque es difícil prever la evolución.
Datos por provincias: AQUÍ