Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía impulsa la competitividad del sector agroalimentario
Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ha suscrito un acuerdo de colaboración con la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía y la Asociación Empresarial Alimentos de Andalucía, Landaluz, para la puesta en marcha del ‘Plan de Cadena de Valor de la Industria Agroalimentaria Andaluza’, una iniciativa que pretende aumentar la competitividad de este sector económico clave en Andalucía.
Este convenio sienta las bases para el análisis y la identificación de los objetivos estratégicos del sector, de manera que se aumente el peso de las producciones andaluzas en sus mercados de destino. El acuerdo es el primer paso para el diagnóstico de la situación del sector y el posterior análisis de su evolución a través de distintas acciones conjuntas que permitan mejorar sus resultados actuales.
Este protocolo, suscrito por un periodo de cuatro años, supone también un claro ejemplo de colaboración público-privada que, en el caso del cooperativismo agroalimentario andaluz, supone una facturación superior a los 10.400 millones de euros.
Por parte de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía han asistido a la firma de este acuerdo su presidente, Fulgencio Torres Moral; el presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Córdoba, Rafael Sánchez de Puerta, y el director gerente de la federación, Jaime Martínez-Conradi.
Trabajo conjunto
Para el presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía este convenio con la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural “redundará en dar el impulso necesario al sector agroalimentario andaluz, en el que las cooperativas tienen un peso específico fundamental’, ha destacado Fulgencio Torres, quien ha añadido que “estamos en un momento en el que el trabajo conjunto es prioritario para hacer frente a los grandes retos y desafíos que tiene los productores y la agroindustria en nuestra comunidad”.
En este sentido, se ha referido a que, actualmente, la competitividad del modelo cooperativo se está viendo amenazada, “principalmente por la subida de los inputs y por la pertinaz sequía que viene sufriendo el campo andaluz en los últimos años, lo que está mermando las producciones de alimentos andaluces y, como consecuencia, la actividad en las propias industrias cooperativas, que son el motor económico de la Andalucía rural”.
Una situación que está tensionando toda la cadena agroalimentaria y que está afectando seriamente al modelo cooperativo, donde se integran 641 entidades y más de 297.000 socios agricultores y ganaderos. Un sector que genera más de 38.000 empleos y supone más del 60% de la producción agraria regional, aunque en el caso de las frutas y hortalizas y del aceite de oliva superan este porcentaje.
Con este acuerdo se promueve la realización de un análisis DAFO, realizando una radiografía del sector agroalimentario y analizando sus debilidades, lo que permitirá abordar medidas que palien esta situación y que permitan al sector cooperativo seguir liderando los mercados. No en vano, las industrias cooperativas andaluzas son la despensa de Europa, pues producen alimentos de una excelente calidad, reconocida en los mercados internacionales, que garantizan la seguridad alimentaria, que han sido producidos de manera sostenible y que tienen un importante componente innovador detrás. De hecho, 17 de las 20 cooperativas españolas más exportadoras están afincadas en Andalucía. Y todo ello, con un modelo de negocio que no se puede deslocalizar, que crea la riqueza de los pueblos andaluces, fijando población al territorio.
Con la firma de este acuerdo, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía refuerza su apuesta por impulsar un modelo cooperativo empresarial profesionalizado, rentable, competitivo, generador de valor y con una dimensión relevante.
Además, se compromete a seguir trabajando no sólo en representar los intereses de sus socios y socias cooperativistas y sus entidades asociadas, sino también en dinamizar proyectos orientados a que las empresas presten más y mejores servicios, sean más competitivas en los mercados globales y pongan sus producciones a disposición del consumidor. Todo ello, incorporando el valor de la industrialización y la comercialización a los productos, al objeto de lograr el mejor nivel de renta para el sector productor (agricultores y ganaderos), con el objetivo de garantizar su futuro.