Tras un 2022 marcado por la sequía y el incremento de los costes de producción, 2023 se presenta como un año de inflexión para el sector del porcino ibérico, “pues de continuar los problemas de rentabilidad muchos ganaderos se verán empujados a abandonar sus explotaciones”, según el presidente del Consejo Sectorial de Porcino Ibérico de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Agustín González Sánchez.
El conflicto bélico en Ucrania ha provocado que los piensos para alimentar a los lechones y los primales se haya encarecido hasta en un 50%. A lo que hay que añadir la escasa disponibilidad de alimento en el campo como consecuencia de la falta de precipitaciones entre septiembre y noviembre, que se ha traducido en una caída de la producción de bellota (hasta en un 40% en las zonas más afectadas por la sequía).
El conflicto bélico en Ucrania ha provocado que los piensos para alimentar a los lechones y los primales se haya encarecido hasta en un 50%. A lo que hay que añadir la escasa disponibilidad de alimento en el campo como consecuencia de la falta de precipitaciones entre septiembre y noviembre, que se ha traducido en una caída de la producción de bellota (hasta en un 40% en las zonas más afectadas por la sequía).
A ello hay que sumar, según Cooperativas, que el reparto de las ayudas aprobadas para compensar los efectos de la guerra en Ucrania ha perjudicado a los criadores de ibérico. Según los cálculos del sector, más del 90% de las explotaciones de ibérico se han quedado fuera de esta partida. El motivo ha sido los criterios fijados para el reparto. Uno de los requisitos para acceder a estas ayudas era que en las explotaciones hubiese un mínimo de 15 madres. “Sin embargo, en las granjas medianas (de entre 100 y 200 cerdos de engorde) y pequeñas (con entre 25 y 100 animales) lo normal es que haya menos”, apunta Agustín González.
En este sentido, y de cara a futuros paquetes de ayudas al sector, el presidente sectorial solicita que el criterio empleado sea el de la unidad de ganado mayor (UGM), que es el que engloba a todos los animales de la finca. “De esta forma, la distribución se adecuará a la realidad de las pequeñas y medianas explotaciones como las del modelo de producción de ibérico en extensivo, muchas de ellas vinculadas además a cooperativas, empresas que reparten el beneficio entre sus personas socias, velan por el impulso económico del entorno y mantienen el medio ambiente.”
Por otro lado, el sector del ibérico solicita más investigación para frenar el avance de la seca del Quercus, enfermedad que afecta a las encinas y a los alcornoques de la dehesa y que se ha visto agravada con la sequía. La seca está provocando una merma en la densidad de los árboles, lo que derivará en una menor disponibilidad de bellota a medio plazo.
El incremento de la cesta de la compra tampoco se ha reflejado en un aumento de los márgenes de beneficio para el sector productor. “El precio que ha percibido el ganadero en la última campaña es prácticamente igual que el del año pasado, pero los costes de producción siguen creciendo”, apunta el presidente sectorial.
Por ello, los criadores de ibérico reclaman a las administraciones públicas una estrategia de promoción interna y externa en la que se ponga en valor los beneficios de consumir las producciones en extensivo para garantizar la sostenibilidad económica, social y medioambiental del territorio. Un trabajo que debe ir en sintonía con las campañas impulsadas por la interprofesional ASICI, “gracias a las cuales se ha ganado mucha cuota de mercado en países del centro de Europa, México, Estados Unidos, China y Japón”, valora el representante de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía.
En definitiva, el sector del ibérico reclama a todas las administraciones, desde las locales hasta la europea, el apoyo real a “un sistema productivo único” como el del porcino en extensivo. Un compromiso que ya han adquirido numerosos ayuntamientos de Huelva, Sevilla y Extremadura con la aprobación de una moción en la que se solicitan, entre otras medidas, herramientas fiscales o paquetes de ayudas que compensen la subida de los costes de producción y la simplificación de la burocracia administrativa para allanar el camino al relevo generacional. “De lo contrario, ante la imposibilidad de sostener la actividad, los ganaderos y las ganaderas abandonarán sus explotaciones y la producción tradicional del ibérico.”