La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia la indefensión que sufren los agricultores valencianos ante la superpoblación de fauna salvaje y reclama a la administración que ofrezca soluciones de manera urgente, puesto que la gravedad es de tal magnitud que en Aras de los Olmos los ciervos, los jabalíes, los corzos, los muflones y la cabra montés están arrasando aproximadamente diez hectáreas de maíz verde y cereales por semana en la explotación de un ganadero de la zona.
Reclaman a la Administración valenciana soluciones urgentes ante los daños de la fauna salvaje
Ante estos datos, la organización estima que los daños en la comarca de Alto Turia podrían superar el 10% de la cosecha de cultivos herbáceos. Los agricultores y ganaderos de la comarca cultivan maíz forrajero, alfalfa y otros cereales para la alimentación del ganado y no tienen herramientas para luchar contra la fauna silvestre que saquea sus explotaciones.
El responsable de la sectorial de ovino-caprino de AVA-ASAJA, Antonio Miguel Álvaro, ha perdido ya más de 50 hectáreas de cosecha que destinaba a la alimentación de su ganado, ya que la sequía en pastos está provocando que la caza mayor al no tener alimentos en el monte vaya a los terrenos agrícolas a comer. Además, al haber cada vez menos cazadores, la población de la fauna silvestre no para de crecer y no hay depredadores naturales para estas especies.
Si bien es cierto que la situación en el Alto Turia es verdaderamente alarmante, los perjuicios no se encuentran únicamente en esa zona, sino que se extienden por toda la Comunitat Valenciana. Así, AVA-ASAJA ha recibido avisos por daños de conejos y de jabalíes en las comarcas de Valle de Ayora, Cortes de Pallás, Camp de Morvedre, Camp de Túria, La Costera, Utiel-Requena, Ribera Alta, Vall d’Albaida, l’Horta Nord, l’Horta Sud y la Safor.
Entre las medidas solicitadas, desde la asociación se reclama “un mayor control de las especies invasoras de los cultivos, mejoras en la cobertura y las indemnizaciones del seguro de daños por fauna silvestre, ayudas económicas para instalar mecanismos de control, como puede ser el vallado, y compensaciones que hagan frente a las pérdidas que sufren los agricultores año tras año».