Pintan en bastos para los ganaderos de ovino, y por partida doble. Si desde hace ya varios años los precios del lechazo hacían tambalear la economía de estas explotaciones, a lo largo de 2016 las bajadas se han cebado también en la leche de ovino, producto del que Castilla y León es la mayor productora de España, según ASAJA de esta Comunidad.
Bajos precios de la leche de ovino y ruptura de las condiciones contractuales en Castilla y León
Este empeoramiento de los precios ha llegado aparejado del aniquilamiento de las condiciones contractuales que protegían al ganadero. Así, mientras que en diciembre de 2014 el sector conocía básicamente cómo serían los precios a lo largo de los cuatro trimestres de 2015, en 2016 la industria comenzó anunciando un precio a la baja para enero, febrero y marzo, mientras que en abril ni se molestó en informar de cuál sería, y lo mismo ocurre este mes de mayo.
El precio que se paga por litro de leche de ovino depende del extracto quesero (proporción de proteína más grasa), pero en valores medios se estaría hablando de una caída de entre 20-23 céntimos por litro de leche. Así, a finales de abril se estaba pagando alrededor de 70 céntimos por litro, cuando la media a lo largo de 2015 fue de 90 céntimos.
La capacidad de maniobra que le queda a los cerca de 2.500 ganaderos de ovino de leche de Castilla y León es muy escasa: “por ahora lo único que tenemos asegurado es que recogen la leche pero, eso sí, al precio que quieren; no puedes buscar una oferta mejor, porque ninguna industria ni cooperativa está dispuesta a comprar un litro de leche más”, comenta Feliciano del Río, ganadero y responsable de la Sectorial de Ovino de ASAJA-Palencia.
Tampoco es ajena esta caída de los precios de la leche de ovino a la crisis del sector del vacuno de leche, ya que, con la leche de vaca con precios de hundidos, muchas industrias optan por elaborar quesos disminuyendo el porcentaje de leche de ovino e incrementando el de vacuno; a lo que se suma un consumo muy tímido, lastrado por la crisis económica.
La perspectiva es muy negativa, pues, para el mes de mayo y posiblemente junio, y se espera que en verano, con la disminución de la producción por el propio ciclo de la cabaña, repunten algo los precios. “Aunque eso no es consuelo, porque el balance económico del ganadero de ovino de leche no se puede compartimentar en doce meses; en los cuatro meses de primavera entregamos cerca del 80% de la producción”, apunta Del Río.
La capacidad del aguante del sector del ovino es bien conocida, “también por la industria, que se aprovecha. Sabe que es un sector con poco relevo generacional, la gente es más mayor y no tiene que sufragar inversiones recientes, así que está en su naturaleza soportar lo que le echen. Aquí echa una mano el padre, la madre y cualquier miembro de la familia. Pero si divides ganancias, calculas que por hora de trabajo recibes un euro y medio”, lamenta el ganadero.