Eduardo Moyano Estrada (IESA-CSIC. España) y Germano Ehlert Pollnow (UFP-RGS. Brasil)
¿Cómo logramos que los jóvenes apuesten por la agricultura? * Eduardo Moyano Estrada (IESA-CSIC. España) y Germano Ehlert Pollnow (UFP-RGS. Brasil)
Eduardo Moyano Estrada (IESA-CSIC. España) y Germano Ehlert Pollnow (UFP-RGS. Brasil)
El relevo generacional no es un reto fácil, pero debemos afrontarlo para responder a los enormes desafíos de futuro del sector agrario.
El creciente envejecimiento de la población agraria y la escasez de jóvenes en la agricultura son temas que forman parte de la agenda política en muchos países. En España, por ejemplo, más de dos tercios de los agricultores tienen más de 55 años, lo que significa que en una década estarán jubilados. Ello no implica que vayan a estar retirados de la agricultura, pero sí que la población agraria se verá cada vez más impregnada de actitudes poco propensas al riesgo y la innovación.
Estudios recientes indican, asimismo, que una gran parte de los actuales propietarios agrícolas no tienen asegurado el relevo generacional. Y esto, debido a que ninguno de sus hijos tiene intención de dedicarse a la agricultura, bien porque tienen otra actividad profesional o bien porque no les resulta atractivo llevar la explotación agraria de sus progenitores.
De hecho, sólo un 4% de los titulares tienen menos de 35 años. Además, son mayoría los que no desean que sus hijos asuman el relevo en la gestión de las explotaciones, prefiriendo que se dediquen a otras profesiones.
Es una situación de evidente pesimismo, que se extiende a muchos países y en la que influyen varios factores. Entre ellos cabe destacar el grave problema de rentabilidad que tienen muchas explotaciones, sobre todo las de pequeño y mediano tamaño y en sectores donde se ha producido una fuerte caída de los precios de los productos agrarios
Es verdad que hay sectores y grupos de agricultores que, gracias a las economías de escala, la cooperación, los productos diferenciados y la utilización de eficientes modelos de gestión empresarial y de tecnologías avanzadas, resisten bastante bien la competencia en los mercados al poder racionalizar los insumos y reducir los costes de producción. Pero, aun en estos sectores más dinámicos e innovadores, el relevo generacional es también una necesidad perentoria.
Un tema relevante y urgente
La importancia y urgencia del relevo generacional se debe a varias razones: unas, relacionadas con el cambio tecnológico y de gestión que experimenta la agricultura, y otras, asociadas a la continuidad de los modelos de agricultura familiar.
En un momento en que se están produciendo cambios importantes en las demandas de los consumidores y en las formas de gestión de la agricultura, sobre todo en relación a la tecnología digital, es necesario disponer de agricultores con mentalidad emprendedora y que sean propensos a afrontar las innovaciones que tales cambios y demandas requieren.
Es un hecho que una población envejecida tiene más dificultades para afrontar esos desafíos. Ello se explica por las actitudes más conservadoras que suelen darse en los agricultores de más edad y por su resistencia a cambiar las prácticas agrícolas tradicionales por otras innovadoras, mayor eficiencia tecnológica y más sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Sin jóvenes al frente de la agricultura no es posible afrontar el reto de la digitalización, el cambio climático o la transición ecológica.
Además, sin renovación generacional, los modelos de agricultura familiar corren el riesgo de no tener continuidad, y ello podría conllevar efectos negativos en el problema de la despoblación rural en algunos territorios.
Es evidente que, si no se produce el relevo en la titularidad de este tipo de explotaciones, lo más probable es que sean abandonadas o cultivadas al mínimo exigible para el cobro de las ayudas de la PAC, generando poco empleo y actividad económica.
También es probable que, a la muerte de sus titulares, sean adquiridas por otros agricultores con mayores recursos, favoreciéndose así la concentración de la propiedad y modificándose el paisaje de determinados territorios rurales.
Un tema complejo y multidimensional
Hasta ahora, la política agraria ha abordado este asunto desde un enfoque de incentivos económicos, basado en la implementación de programas de ayuda a la instalación de jóvenes agricultores.
Buena prueba de ello son las ayudas establecidas en la PAC desde hace ya varias décadas y que se han reforzado en el nuevo periodo de programación 2021-2027: i) un suplemento de la ayuda directa a la renta con cargo al primer pilar, para el caso en que sea un joven el titular de la explotación beneficiaria, y ii) una ayuda específica, con cargo al segundo pilar, para financiar durante varios años el proyecto de instalación.
Estas medidas, basadas en incentivos económicos, han tenido pocos efectos en el problema de la renovación generacional de la agricultura europea, no pudiendo contrarrestar el creciente envejecimiento de la población agraria.
Creemos, sin embargo, que su incapacidad para abordar este asunto, se debe al hecho de que intentan tratar con programas sectoriales un problema, como éste de la renovación generacional del sector agrario, que tiene múltiples dimensiones y en el que convergen factores de diversa índole: culturales, económicos, jurídicos, de formación…
Factores culturales
Los factores de tipo cultural tienen que ver con el cambio de valores que se ha producido en las sociedades modernas, en favor de la cultura urbana y en detrimento de la cultura agraria y rural, y que se manifiesta en el creciente proceso de concentración de la población en las ciudades.
Asimismo, el valor social de la profesión agrícola es de los más bajos en la escala de valores de las profesiones, siendo incluso aún más baja la valoración que tienen de su profesión los propios agricultores. Y esto a pesar de la evidente importancia estratégica que, como se ha podido comprobar durante la pandemia COVID-19, tiene la cadena alimentaria en el abastecimiento de alimentos, una cadena en la que, sin embargo, la agricultura no siempre es el eslabón más visible.
Por ello, abordar el problema de dar visibilidad a la actividad agraria para que les resulte atractivo a los jóvenes dedicarse profesionalmente a ella, exige, por tanto, algo así como una especie de revolución cultural en la que se impliquen todas las áreas y departamentos de la Administración pública, y no sólo los relacionados con las políticas agrarias.
Factores económicos
Sin duda, en la renovación generacional influyen las dificultades de acceso a la tierra, como señala un reciente estudio del MAPA, que muestra la inmovilidad del mercado de tierras, su elevado precio y la fuerte inversión inicial que hay que hacer para instalarse.
Pero influye, sobre todo, la escasa rentabilidad de muchas explotaciones agrarias, ya expresada en forma en las grandes manifestaciones del pasado año 2020 bajo el lema “Por unos precios justos”.
Sólo en algunos aspectos puede ser abordado este problema desde los poderes públicos, como han hecho algunos gobiernos europeos y la propia UE legislando para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria.
La rentabilidad de la agricultura va más allá de la acción política, y requiere de la voluntad del propio sector agrario para organizarse mejor y ser más eficiente en su relación con los demás actores de la cadena. Y, para eso, es preciso contar con unos agricultores dinámicos, que tengan una mentalidad emprendedora, que estén a favor de la innovación y propensos a implicarse en proyectos de cooperación, que trasciendan el estricto ámbito de su explotación individual. De ahí la importancia de la renovación generacional.
Factores educativos y de formación profesional
La agricultura de hoy exige unos conocimientos técnicos y administrativos más elevados y complejos que los transmitidos de unas generaciones a otras a lo largo del tiempo. Siendo importante la transmisión de los saberes y el conocimiento local, es evidente que las actuales formas de gestionar las explotaciones agrarias obligan a los agricultores a la adquisición de nuevos conocimientos sobre el funcionamiento del mercado, los programas digitales y los paquetes tecnológicos disponibles.
Les obligan también a evaluar los efectos de la actividad agrícola y ganadera en el equilibrio de los ecosistemas, prestando atención a todo lo relacionado con el escenario de cambio climático y pérdida de biodiversidad.
Esto exige una gran reforma de los programas educativos, tanto en el nivel de la enseñanza no reglada, como en la secundaria orientada a la formación profesional, y en la enseñanza superior universitaria.
Factores jurídicos
Habría que añadir también aquellos factores de naturaleza jurídica que, por lo general, favorecen la división de la propiedad a la muerte del titular y no ayuda al relevo generacional. En esta área del Derecho sucesorio hay mucho que hacer para facilitar que, la sucesión en la titularidad de una explotación agraria, se pueda llevar a cabo dándole prioridad a aquel miembro de la familia que quiera instalarse como agricultor.
Hay fórmulas interesantes que se vienen aplicando en algunos países, como la creación de “bancos de tierras” o incentivar la cesión de la explotación (con opción de compra) a un nuevo agricultor por parte del titular, una vez que éste alcance la edad de jubilación.
También se utiliza la figura del “sucesor” para impulsar la relación intergeneracional y facilitar la sucesión entre el titular y un joven que desee instalarse. España fue pionera en este tema al aprobar en 1981 la Ley 49/81 del Estatuto de la Explotación Familiar (luego, reformada en 1995), pero que, lamentablemente, apenas ha sido utilizada.
El Plan Estratégico de la nueva PAC como oportunidad
La renovación generacional de la agricultura es, por tanto, un desafío de gran complejidad, que debe afrontarse de manera integral con políticas coordinadas en las distintas áreas de la acción pública (agricultura, educación, economía, fiscalidad…). Con sus diferencias entre regiones, es un problema común a muchos países, y suele abordarse como un asunto de Estado.
En el caso español, el relevo generacional es un problema que afecta a todas las Comunidades Autónomas, por lo que tendría que definirse y acometerse a escala nacional, aunque su ejecución deba hacerse a escala regional y en colaboración con los gobiernos autonómicos.
El Plan Estratégico Nacional de la nueva PAC es una buena oportunidad para abordar este problema con sentido de Estado, aprovechando los recursos que ofrece la UE y definiendo grandes líneas estratégicas con carácter integral.
Sólo así se podrá impulsar la necesaria renovación generacional de la agricultura sobre la base de proyectos innovadores y viables de instalación de nuevos agricultores.
El Informe del MAPA (mapa.gob.es/es/desarrollo-rural/temas/jovenes-rurales/grupo-acceso-tierra) ya citado, va en la buena dirección.
Pero la inclusión del tema del relevo generacional en el PEPAC no debe ser un fin en sí mismo, sino la base para diseñar un gran programa nacional que movilice al conjunto de la sociedad y permita llenar de savia nueva la agricultura española.
No es un reto fácil. Pero es necesario afrontarlo si queremos responder al enorme desafío político, económico y social, que suponen los grandes cambios que, como hemos señalado, experimenta el sector agrario en materia de digitalización, comercialización, cambio climático y transición ecológica.
*Publicado el 28 de enero de 2021 en El Diario Rural, la voz de los pueblos.