Stéphanie Roblin. Agriaffaires.es
Drones: al servicio de una agricultura sostenible
Stéphanie Roblin. Agriaffaires.es
Hoy en día, los drones (o VANT: vehículos aéreos no tripulados) están muy de moda y se utilizan en muchos sectores, especialmente en el de la agricultura, donde representan una herramienta para cultivar de manera sostenible.
En efecto, según las estadísticas de la ONU, la población mundial debería alcanzar un 9 mil millones de habitantes en 2050 y se supone que la producción de alimentos aumentará de un 70%. Entonces, mejorar el rendimiento de los cultivos y preservar el medio ambiente son cuestiones de actualidad que se volverán aún más críticas y los drones podrían constituir una respuesta a esta problemática.
Los drones son aeronaves no tripuladas, pilotadas a distancia que pueden ser autónomos o semi-autónomos. Pueden transportar diferentes cargas útiles y así realizar tareas específicas según su capacidad. En el caso de la agricultura, los drones pueden ayudar a optimizar la gestión de los cultivos y así fomentar una agricultura sostenible. La agricultura es uno de los sectores más conectados ya que los agricultores utilizan aplicaciones y softwares en sus máquinas y en sus tareas cotidianas. En efecto, para un rendimiento óptimo y a fin de preservar el medio ambiente, los agricultores deben gestionar una cantidad de datos cada vez mayor sobre el clima, suelos, estado de los cultivos….
Equipados con sensores sensibles y gracias a sistemas de cartograría, los drones pueden analizar la situación de la vegetación en las parcelas agrícolas y recuperar datos sobre su volumen, superficie foliar, etc. Con estos datos, el agricultor podrá dibujar un mapa del cultivo en el que podrá ajustar las necesidades de fertilización. Así, utilizando drones se puede aportar la cantidad exacta de nitrogeno que necesita el cultivo, con más precisión y generando menos residuos en el suelo.
Con tecnología de infrarrojos se puede analizar también el estado del riego y poner el foco en los cultivos que están dañados (problemas de infestación), solucionando el problema antes de que las plagas se extiendan. Igualmente estos vehículos aéreos permiten limitar el esparcimiento del abono a las zonas que lo necesitan y no al campo entero.
Medir la salud de un cultivo
El suelo no es uniforme. En algunas partes de un cultivo las plantas pueden presentar carencia de vigor y en otras, si la tierra es de buena calidad, prosperan. Esto lleva a diferencias de rendimiento muy localizadas que el agricultuor compensa gracias al aporte de abono. La agricultura de precisión utilizada en las explotaciones permite hoy en día una distribución muy precisa por GPS, pero ¿cómo repartir las dosificaciones precisas?
Hasta ahora, el diagnótico se hacía mediante muestras de plantas que se analizaban en laboratorio. Sin embargo, existe otro método para evaluar la salud de las plantas y así ajustar la cantidad de abono: la medición de su reflectancia o sea la luz que reflejan en diferentes longitudes de ondas, invisibles al ojo. Para eso, hay que tomar una foto con un sensor multiespectral y correlacionar la instantánea con modelos agronómicos. Y ya que la mejor manera de conseguir una imagen de toda la parcela es la fotografía aérea, el dron va a desempeñar un papel muy importante.
El dron puede ir equipado con una cámara cuya superficie de pantalla divide un determinado cultivo en pequeñas parcelas y, para cada una, indica la cantidad de nitrogeno que se debe esparcir. Después, los datos se introducen en el programa de la abonadora remolcada al tractor y esta puede repartir la cantidad exacta de nitrógeno que necesita cada una.
Fumigación aérea
Se pueden también utilizar los drones para fumigación aérea. Esta está prohibida en muchos países de Europa ya que puede contaminar los suelos indiscriminadamente y de manera importante. Sin embargo, se puede autorizar para la pulverización de fitosanitarios en los terrenos muy inclinados o de difícil acceso. No obstante, la fumigación por avión es muy peligrosa ya que requiere vuelos a menos de 20 metros de altura. La fumigación por dron tiene entonces una doble ventaja: si se estrella el dron, no hay víctimas y las consecuencias sobre el medio ambiente son positivas ya que la dosificación de productos fitosanitarios es más precisa. Sin embargo, siendo limitadas las cantidades de productos que pueden transportar los drones (algunas decenas de litros), este tipo de práctica conviene sólo para pequeñas parcelas.
Preservación de la biodiversidad
Otra aplicación para los drones, es el censo de la flora y de la fauna. Para proteger la biodiversidad de especies protegidas, se censan a menudo las poblaciones de animales y su hábitat. Pero este censo se hace, en muchos casos, a pie, en zonas naturales de difícil acceso en las cuales cualquier intervención humana molesta a los animales. Los drones podrían así ser una solución interesante ya que emiten poco ruido y poco CO2. Asimismo, se puede utilizar los drones para analizar el impacto del cambio climático, la migración o la deforestación.
Hoy en día, esta tecnología parece representar una solución eficaz a los desafíos agrícolas actuales. Aunque el precio de un dron es elevado (entre 20.000 y 50.000 euros), la inversión suele recuperarse rápidamente gracias al ahorro de insumos que puede generar.
UNA LEGISLACIÓN FLEXIBLE
Las organizaciones y cooperativas agrarias de la UE consideran que es necesario una armonización de las normas aplicables a la utlización de los drones, aunque estas deberían ser flexibles, según destaca el COPA-Cogeca, que recuerda que el marco jurídico de la UE no es homogéneo y solicita a la CE que elabore una reglamentación coherente y disposiciones comunes para todos los Estados miembros, que tengan en cuenta las cuestiones ligadas al respeto de la seguridad y de la vida privada.
El COPA-Cogeca propone una gestión no burocrática y la menor normativa posible sobre dos puntos clave: la autorización de vuelo (que no sea necesario dar cuenta de cada vuelo) y la aprobación de la aplicación de productos fitosanitarios, dada la precisión de estos vehículos con respecto a las aeronaves convencionales.
El COPA-Cogeca pide a la CE y a los Estados miembros que levante las barreras a la utilización de drones, pero también que ayuden a los agricultores a adquirirlos y financiar la formación adecuada para dirigirlos y la formación informática, ya que estos vehículos aéreos requieren un sistema específico para la recogida de datos. Ello implicaría, por otro lado, mejorar también el acceso a internet en las zonas rurales.