ANICE y Cajamar presentan la novena edición del Barómetro de la Industria Cárnica Española. Sus resultados recogen el balance correspondiente al segundo semestre de 2022 y las percepciones y tendencias del primer semestre de 2023.
El primer aspecto que refleja esta nueva encuesta sectorial, cuyo objetivo es realizar un completo análisis de la situación actual del tejido empresarial de la industria cárnica desde la perspectiva de los propios empresarios, es la contracción del Índice del Sentimiento de la Industria Cárnica Española (ISICE). Esto se debe principalmente al incremento de los costes de aprovisionamiento para las empresas (costes energéticos, materias primas, laborales), la imposibilidad de repercutir la mayoría de los costes al precio de sus productos y la disminución del consumo de los hogares.
El primer aspecto que refleja esta nueva encuesta sectorial, cuyo objetivo es realizar un completo análisis de la situación actual del tejido empresarial de la industria cárnica desde la perspectiva de los propios empresarios, es la contracción del Índice del Sentimiento de la Industria Cárnica Española (ISICE). Esto se debe principalmente al incremento de los costes de aprovisionamiento para las empresas (costes energéticos, materias primas, laborales), la imposibilidad de repercutir la mayoría de los costes al precio de sus productos y la disminución del consumo de los hogares.
Las perspectivas según los empresarios tampoco parecen mejorar y la encuesta arroja un ISICE situado en 8,02 puntos, el tercer valor más bajo de toda la serie, desde la primera edición del Barómetro realizada en 2018, y una caída importante con respecto a finales de 2021 e inicios del 2022, lo que muestra unas previsiones del sector negativas para los próximos meses.
No obstante, más de la mitad de las empresas encuestadas han aumentado la cifra de negocio, debido a la inflación que ha afectado en su conjunto a la economía del país. Este porcentaje varía en función de la facturación de las empresas. De forma que el 67% de aquellas que registran más de 50 millones de euros han visto crecer su facturación, frente a un 42% de las empresas más pequeñas.
En relación con las previsiones para el próximo semestre, casi un 90% de las empresas expresan una visión positiva, indicando que esperan que su facturación se mantenga estable o incluso aumente. Esta tendencia sugiere un crecimiento en los ingresos, impulsado más por el incremento de los precios que por un aumento significativo en el volumen de productos vendidos.
Nuevamente, es posible apreciar diferencias según el tamaño de la empresa. Específicamente, el 61% de aquellas cuya facturación es mayor a 50 millones de euros, consideran que la facturación crecerá en el primer semestre de 2023, frente a las empresas de menor dimensión.
En un contexto caracterizado por una disminución del volumen de las exportaciones, pero un aumento en su valor, más de la mitad de las respuestas señalan la estabilización de las exportaciones. Solo un 27% afirman haber aumentado la facturación en mercados exteriores. Unos valores lejos del 50% que se veía en anteriores barómetros, cuando las exportaciones experimentaban un crecimiento de dos dígitos.
Por otro lado, se obtienen mejores resultados en productos de alta calidad como los ibéricos, donde el 80% de las empresas esperan que sus ventas al exterior se mantengan. Entre ellas, las empresas dedicadas a la producción de jamones han reportado el mayor número de respuestas indicando un crecimiento, con un 38%, seguidas muy de cerca por las carnes frescas, con un 33%.
La estabilidad y apuesta por el empleo de calidad del sector contribuye a frenar el proceso de despoblamiento
Aproximadamente, la mitad de los encuestados han informado que el número de trabajadores en su empresa se mantuvo estable en el segundo semestre de 2022, lo que refleja el compromiso de las empresas por mantener la plantilla y su apuesta por el empleo de calidad. Y a pesar de que el índice de sentimiento de la industria cárnica muestra una perspectiva de contracción para el próximo semestre, un 66,1% de las empresas no considera necesario realizar ajustes en sus plantillas.
El informe destaca que la mayoría de las instalaciones industriales se encuentran en zonas rurales, lo que contribuye significativamente a la generación de empleo y ayuda a frenar el proceso de despoblamiento que estos municipios están experimentando.
Las respuestas han sido contundentes en este aspecto, al indicar su aumento durante el segundo semestre de 2022. En comparación con los seis meses anteriores se han registrado incrementos significativos en los precios de compra de la carne de porcino (22,8%), bovino (9,2%), pollo (14,1%) y ovino (7,2%).
En cuanto a las perspectivas para el próximo semestre, más del 40% de los encuestados considera que el precio de la carne tiene aún margen para seguir aumentando debido al bajo nivel de producción y la disminución de la oferta de ganado, a pesar de los precios históricamente altos del porcino hasta la elaboración de este informe.
Por otro lado, un 41,4% de los encuestados cree que los precios de las materias primas ya han alcanzado su punto máximo y el 10,3% espera que se reduzcan, algo que ya se ha observado en la carne de pollo, cuyo precio ha bajado en los primeros meses de 2023.
También el 86,2% de las empresas encuestadas han manifestado que los costes de aprovisionamiento son el principal factor limitante seguido por la debilidad de la demanda, muy influidos ambos por el escenario de elevada inflación. El incremento en los precios de los productos alimentarios ha llevado a una reducción en el consumo de los hogares, con una contracción interanual del 7,3% en los últimos meses hasta noviembre de 2022.
En este contexto, casi el 90% de las empresas encuestadas no ha podido repercutir el incremento de sus costes a los precios de sus productos (el 69% solo una parte de ellos).
La tercera posición más mencionada es la de los costes reglamentarios y la burocracia administrativa, que se percibe por muchos como un freno innecesario e inoportuno en el contexto actual. El porcentaje de empresas que la consideran como un limitante se ha doblado con respecto al barómetro anterior, y actualmente un 46,6% de las empresas han destacado este aspecto en sus respuestas.
Sobre las medidas para mejorar la sostenibilidad ambiental, el 74,1% de las empresas han optado por incorporar energías renovables, seguido de cerca por la adopción de medidas de eficiencia energética, orientadas a reducir la dependencia de la energía suministrada por la red eléctrica convencional
También se está trabajando en otras líneas, como la reducción del uso de plásticos en envases y embalajes. Un 32,8% de las empresas manifiestan estar tomando acciones con el objetivo de minimizar el impacto ambiental y evitar los impuestos asociados al uso de envases de un solo uso. Otra medida importante es la reducción del consumo de agua, para la que un 27,9% ya han incorporado medidas, concienciadas por el periodo de sequía experimentado en los últimos meses.
La automatización y robotización en los procesos de producción para aumentar la productividad ha sido la segunda de las opciones reconocidas por las empresas, con el 37,9% de las respuestas y muy de cerca, con un porcentaje del 31%, la incorporación de herramientas digitales para garantizar la calidad y la seguridad alimentaria del producto.
Igualmente, el sector lo manifiesta de manera contundente: el 82,8% de las empresas se oponen a que los productos que imitan alimentos cárnicos puedan utilizar denominaciones tan específicas del sector de la industria cárnica, como hamburguesa o chorizo, entre otras.
En resumen, la novena edición del barómetro refleja la incertidumbre del sector como consecuencia del incremento de los costes de aprovisionamiento, especialmente en la carne de porcino, que ha experimentado un aumento del 11,9% durante el último semestre, alcanzando máximos históricos.
La industria solo ha podido compensar una parte del aumento de los costes para no perjudicar aún más el consumo, que se ha resentido debido a la inflación, que alcanzó el máximo histórico del 10,8% en el último semestre de 2022, según el INE.
En muchos casos, la reactivación de la hostelería y el turismo después del levantamiento de las restricciones por la covid-19 ha podido compensar esa disminución, aunque persiste la preocupación por el impacto de la subida de los precios y el incremento de los tipos de interés en la economía y en el consumo.