El sector vitivinícola contribuye a generar el 2% del empleo en Cataluña, con un total de 61.350 trabajadores, casi el 60% correspondientes a puestos de trabajo directos, lo que da cuenta de su importancia tanto económica como social, según los datos del estudio ‘‘La Importancia económica y social del sector vitivinícola en Cataluña’.
Este estudio fue presentado esta mañana en Barcelona por el presidente y la directora de la Interprofesional del Vino de España (OIVE), Ángel Villafranca y Susana García, respectivamente, y el director de Economía Aplicada de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Diego Vizcaíno, junto al secretario general de Alimentación de la Generalitat, David Mascort, en el marco de la feria Barcelona WineWeek.
El documento refleja algunos datos de relevancia, que “descubren la trascendencia económica del sector vitivinícola dentro de la economía catalana con una aportación del 1,6% al Producto Interior Bruto (PIB) de Cataluña, y un Valor Añadido Bruto (VAB) superior a los 3.630 millones de euros anuales”, como subrayó Villafranca.
La actividad vitivinícola también contribuye a la fijación de población al territorio, destacó el presidente de la OIVE, “lo que es clave para el mantenimiento de las zonas rurales de Cataluña, de hecho más del 50% de los municipios de la comunidad cuentan con viñedo y son precisamente estos los que han registrado mayores crecimientos de población en los últimos años”.
También sobre la relevancia del sector habló el secretario general de Alimentación de la Generalitat de Cataluña, David Mascort, quien ha subrayado que las cifran arrojan “la importancia vital del sector en Cataluña. No obstante, es imprescindible que seamos capaces de adaptarnos a las circunstancias actuales del mercado y diferenciar nuestro producto del resto de vinos y espumosos del mundo para ponerlo en prestigio y ser capaces de mantener este nivel de actividad y aumentar su visibilidad en el mundo”.
Internacionalización
Por su parte, en la exposición de los datos del informe Diego Vizcaíno, de AFI, ha resaltado “el dinamismo demográfico, la sostenibilidad económica y ambiental y la diversificación del sector, que contribuye a generar una oferta de valor complementaria”.
En los últimos cinco años, ha explicado, “hemos tenido un superávit comercial sostenido derivado de las exportaciones catalanas de los productos vitivinícolas, que además son capaces de competir en mercados muy reñidos como el Alemán, Reino Unido, Estados Unidos o Bélgica”.
Carina Termens, directora de Agrobank en Cataluña, explicó que el sector vitivinícola “es un claro ejemplo dentro del sector agroalimentario, que ha sido capaz de adaptarse y mostrar su fortaleza superándose a pesar de la pandemia, donde a pesar del cierre de la hostelería ha sido capaz de buscar estrategias para superarse con éxito”.
La directora de la OIVE, Susana García, concluyó su intervención destacando que “para que un sector pueda avanzar y mejorar, necesita conocer sus cifras, de ahí la importancia de este informe que pone de manifiesto que detrás de una botella de vino hay un sector que es pilar de la economía, que dota de vida a nuestro medio rural y que consumido con moderación es perfectamente compatible con una dieta equilibrada y saludable”.