Era una cuestión de más o menos tiempo que la fuerte subida de los costes de producción agrarios se trasladará (aunque solo en parte) a los precios de venta de los productos desde el campo a la mesa.
Fueron, además principalmente, los eslabones intermedios y finales de la cadena de valor -manipulado, logística del transporte, industria de transformación y, al final, distribución- los que decidieron, a su vez, bien asumir esos mayores costes y reducir sus márgenes, o bien hacérselo pagar en todo o en parte al consumidor para frenar su pérdida de rentabilidad (o perder lo menos posible).