La industria alimentaria reflejó un superávit en la balanza comercial de 2017 de 12.061 millones de euros, de los que 4.564 millones corresponden al sector porcino, que aporta casi 4 de cada 10 euros -37,8%-, según los datos de la AEAT y del Informe de Comercio Exterior Agroalimentario publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Interporc: nuestro sector aporta 4 de cada 10 euros de superávit de la balanza comercial
El superávit reflejado en el sector porcino se debe a que el total de las importaciones (515 millones de euros) fueron absorbidas por los 5.080 millones de euros, fruto de los más de 2 millones de toneladas exportados, lo que supuso un crecimiento del 2% en volumen y del 13% en valor.
Dentro de los productos del porcino destacan las carnes, cuya balanza comercial positiva en 2017 fue de 3.607 millones de euros. Por su parte, el resto de productos –elaborados, despojos, tocino, etc.– contribuyeron con otros 957 millones en positivo.
En total, las exportaciones de la carne de porcino representan más del 63% del total de las carnes vendidas en el exterior. Asimismo, es el tercer producto agroalimentario más exportado, tan solo por detrás de frutas y hortalizas.
Los datos, según ha destacado el director de la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc), Alberto Herranz, “son un reflejo de que España no sólo vende más productos del porcino en el mundo, sino que, lo que es más importante, lo vende a un precio mayor, gracias a factores como la calidad, la seguridad alimentaria y la implementación del modelo de producción europeo, el más exigente del mundo en materia de sostenibilidad y bienestar animal”.
Asimismo, ha añadido, el hecho de que la balanza comercial del sector sea positiva “repercute en que esos más de 4.500 millones de euros lleguen directamente a nuestras empresas y ganaderos y, especialmente, a las zonas rurales, que acogen en gran parte la actividad ganadera y empresarial del sector porcino español, que se convierte de esta forma en un motor de la economía y el empleo de miles de pueblos de toda la geografía española, en los que se concentran buena parte de los más de 300.000 empleos directos que genera el sector porcino español y los más de 1 millón de puestos de trabajo indirectos que penden de su actividad.