La superficie ecológica certificada en España aumentó un 7,8% en 2018, situándose en 2.246.475 hectáreas, lo que supone ya el 9,7% de la Superficie Agrícola Útil del país; es decir, en una de cada 10 ha que se dedican a la agricultura en España practica esta forma de producción, según la asociación Valor Ecológico, Ecovalia, quien presentó hoy en el CaixaForum en Madrid su Informe Anual de la Producción Ecológica en España 2020.
La producción ecológica en España ya supone 2.133 millones de euros en valor
Según subrayó el secretario general de Ecovalia, Diego Granado, el informe confirma la tendencia creciente de este sector en España, que con un valor de 2.133 millones de euros, continuaba en 2018 en el «Top 10» de países europeos (un total de 40.700 millones) con mayor volumen de mercado por delante de Austria, Dinamarca y Países Bajos.
La superficie dedicada a agricultura ecológica en el mundo ya rebasa los 71 millones de hectáreas. Por lo que respecta a España, sigue ocupando la cuarta posición a nivel mundial, solo por detrás de Australia, Argentina y China y la primera a nivel europeo, por delante de Francia e Italia.
Los cultivos en nuestro país que han experimentado un mayor crecimiento son los de mayor valor añadido. La lista la encabezan las plataneras y cultivos subtropicales, que con 4.771 ha han crecido un 30%; le siguen frutales, con 7.326 ha (+18%); cítricos, con 14.017 ha (+15%); frutos secos, con 168.255 ha (+14%); leguminosas, con 34.463 ha (+13%); hortalizas, con 34.463 ha (+13%); viñedo, con 113.418 ha (+6%); olivar, con 200.128 ha (+2%), cerrando los cereales, que con 204.782 ha es el cultivo de mayor extensión en ecológico, pero que no ha registrado prácticamente crecimiento en 2018.
En cuanto a las explotaciones ganaderas ecológicas (lecheras de bovino y ovino, de bovino de carne, aves de corral, apicultura y acuicultura), todas también han registrado apreciables crecimientos en 2019, destacando por encima las de gallinas de puesta (+26%), cuyas 309 explotaciones censadas en ecológico han duplicado en un año su número de gallinas, de 313.632 a 629.508.
Asimismo, España cuenta ya con 46.463 operadores ecológicos, un 5,6% más que en el año precedente, y genera 93.000 empleos. El consumo de estos productos ha crecido más de un 16% según el último informe del Ministerio de Agricultura, y más del 96% desde el año 2012, dejando datos como que 6 de cada 10 consumidores se ha iniciado en el consumo de productos ecológicos en los últimos 5 años y que en solo 3 años los consumidores españoles han aumentado sus compras de estos productos en 700 millones.
En total, el gasto per cápita al año ha pasado en España de 42 euros a 46,6 euros, cifra aún muy lejana a los 312 euros/año que consumen en productos ecológicos los daneses o los suizos
Álvaro Barrera, presidente de Ecovalia, destacó en la presentación que el sector ecológico “sigue un crecimiento imparable y así, en 2018, se registró un aumento del volumen del mercado, a nivel mundial, situándolo en 97.000 millones de euros. Crecemos un 19,9% más en superficie, por encima de 70 millones de hectáreas a nivel mundial, unos datos que vienen a ratificar la buena salud de la que goza el sector”.
Barrera puso de manifiesto que esta mejora del sector España “desempeña un papel clave, que viene refrendado por el buen hacer de la producción ecológica de nuestro país y del valor añadido que ésta representa. Además, estos son unos datos muy importantes que España aporta al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Para Álvaro Barrera la crítica situación que vive hoy el campo español no la sufre la producción ecológica, por el diferencial de precios que ésta mantiene, por lo que supone una buena opción para agricultores y ganaderos. Al respecto, Ecovalia reclama a las administraciones políticas apoyo para un sector que crece imparablemente sin recibir ninguna ayuda.
Pero no todo son parabienes, y como un posible «nubarrón» para el sector, el presidente de Ecovalia aludió al reglamento de la producción ecológica, que entrará en vigor el próximo año, con cuyas principales directrices no están de acuerdo por entender que pueden derivar en la banalización de esta producción.
