La aplicación en España del pago para prácticas agrícolas beneficiosas para el clima y el medio ambiente o pago “verde” en el último trienio continúa demostrando el avance positivo en términos medioambientales, según el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA).
El FEGA certifica una agricultura más biodiversificada con la aplicación del pago “verde” de la PAC en 2017
En 2017 se consolidaron los efectos verificados del primer año de aplicación de esta ayuda, que ha seguido aumentando la superficie de leguminosas, proteaginosas y oleaginosas, al igual que aumenta ligeramente la superficie declarada de barbecho.
Durante el pasado ejercicio, según el FEGA se observó una evolución interesante respecto de la diversificación de cultivos, de lo que se deriva un avance en términos de biodiversidad y de la mejora del suelo, pues se ha determinado que el monocultivo, notablemente existente en 2014, ha evolucionado hacia una mayor diversificación de explotaciones con un mayor número de cultivos.
Así, por ejemplo, apunta el FEGA, el 14 % de las explotaciones sujetas a diversificación, en 2014, tenían un solo cultivo, cifra que se ha visto reducida en más de la mitad, hasta ser solo del 5 % en el año 2017.
Igualmente, el número de dichas explotaciones que en 2014 tenían 2 cultivos, se ha reducido desde el 25 % hasta el 11 % en el año 2017.
Por el contrario, se ha incrementado el número de explotaciones que en 2014 tenían 3 o más cultivos, desde un 61 % del total a un 85 % en 2017, en comparación con las explotaciones de un solo cultivo, que siguen en descenso cada campaña con el objeto de cumplir con la diversificación.
Fijar nitrógeno
En 2017, los datos estadísticos facilitados por las Comunidades Autónomas señalan que un total de 748.897 hectáreas de cultivos fijadores de nitrógeno (CFN) fueron utilizados por los agricultores para el cómputo del requisito de contar con un mínimo de un 5 % de Superficie de Interés Ecológico (SIE) en sus explotaciones, un dato muy superior al de la campaña anterior (706.003 ha).
El mantenimiento de este nivel, indica el FEGA, constituye un beneficio relevante para el medio ambiente, dado que supone una mejora de la biodiversidad y un avance en lo que se refiere a la reducción del uso de fertilizantes, teniendo en cuenta las cualidades agronómicas de este tipo de cultivos, y para los que se han adoptado, en cuanto a su producción, un conjunto de exigencias específicas en la normativa nacional para asegurar tanto su estado vegetativo, como la necesaria rotación y el aprovechamiento que otros cultivos subsiguientes consiguen de las leguminosas.
Además de lo anterior, hay que tener en cuenta la relevancia en términos de biodiversidad de los barbechos sin producción, que son computables también a efectos de la SIE, y de los que se han contabilizado un total de 964.389 hectáreas, ligeramente por debajo de lo contabilizado en 2016 (967.586 ha).
Pastos permanentes
Por otra parte, es necesario hacer referencia a la importancia de los pastos permanentes como secuestradores de carbono y, por ende, a sus beneficios en relación con la lucha contra el cambio climático.
En ese sentido, como ya se ha indicado, en 2017 tuvo lugar un notable aumento de la superficie de pastos permanentes medioambientalmente sensibles designados en zona Natura 2000, cuya vigilancia y control eficaz de las exigencias de no conversión a otros usos ni su labranza, resulta esencial para el mantenimiento de estas superficies de gran valor, que constituye una práctica más a respetar para que los titulares de estos pastos puedan beneficiarse del pago para prácticas agrícolas beneficiosas para el clima y el medio ambiente o pago “verde”.
Según los datos más recientes existen un total de 6.730.983,73 ha de pastos permanentes ubicados en zonas Natura 2000, de los que se consideran pastos medioambientalmente sensibles una superficie de 2.613.227,92 ha.
En lo que se refiere al respeto de la práctica de mantenimiento de pastos permanentes, el FEGA señala que, habiéndose calculado, a nivel nacional, la proporción de referencia (ratio) de los pastos permanentes declarados con respecto de la superficie total agrícola declarada, se ha comprobado que el ratio anual no ha disminuido más de un 5 % ni en 2016 ni en 2017.
En definitiva, desde el punto de vista medioambiental y de la mitigación del cambio climático, la aplicación de la ecologización influye de manera favorable en la reducción de la erosión de los suelos españoles, al incidir en la mejora de la estructura de los mismos por la introducción de diferentes cultivos, evitando el monocultivo.
Asimismo, se mejora el contenido de materia orgánica de los suelos, lo que redunda en una mayor capacidad de retención del agua, además de aumentar la biodiversidad, al introducir nuevas especies y variedades en las explotaciones.
Documento pdf adjunto:
Informe_Fega_Greening_2017 (1)