El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, presidió en la tarde de ayer la ceremonia de entrega de los XXXIII Premios Alimentos de España, donde ha puesto en valor esta mención, "un paraguas y la mejor carta de presentación de los alimentos españoles como una referencia de calidad garantizada en el mundo”.
El MAPA entrega sus XXXIII Premios Alimentos de España
En el acto que tuvo lugar en la sede del Ministerio, en Madrid, el ministro felicitó a todos los galardonados en esta edición y aprovechó la ocasión para ensalzar el valor de los alimentos por sus múltiples beneficios para el bienestar humano, así como para “instar a todos los actores de la cadena alimentaria y a los consumidores a implicarse en la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario”.
El desperdicio alimentario es un triple despilfarro: económico, porque se pierde el tiempo y el trabajo de agricultores, ganaderos y pescadores; medioambiental, porque se derrochan recursos naturales y se provocan más emisiones de gases; y ético, porque es un desprecio a los 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo.
Luis Planas recordó que nuestro país hay una gran diversidad de alimentos y propuestas gastronómicas con un alto nivel de calidad que, ahora, “queremos que el resto del mundo también conozca, porque una de las mejores formas de conocer España es comiendo”.
Señaló igualmente la importancia de la promoción de los Alimentos de España y recordó la ampliación de la campaña “El país más rico del mundo” al mercado estadounidense, así como la renovación de la promoción internacional “Spain Food Nation” que desarrolla el Ministerio junto al ICEX.
El objetivo es dar a conocer la sintonía entre los valores de las producciones
agroalimentarias españolas y las nuevas tendencias en los hábitos de consumo. Por ejemplo, España responde ante la exigencia de una mayor sostenibilidad medioambiental, ya que es el país europeo con mayor superficie de producción ecológica; también cumple con la necesidad de la seguridad alimentaria, ya que, al igual que el resto de la Unión Europea, produce con los estándares más garantistas del mundo; y tiene, asimismo, una fuerte orientación a la incorporación de las investigaciones, innovaciones y tecnologías más vanguardistas con el fin de seguir avanzando hacia el objetivo de producir más y mejores alimentos con menos recursos naturales.