En una jornada empresarial sobre "La calidad del aceite de oliva, el oro líquido", organizada por el diario "El Economista", los representantes del sector oleícola demandaron la necesidad de que haya estabilidad y seguridad jurídica en la calificación y clasificación de los distintas categorías de aceite de oliva. Algo que no se consigue con los paneles "test" o de cata que, aunque no hay que descartar, son mejorables.
El sector oleícola demanda seguridad jurídica en la clasificación cualitativa de los aceites de oliva
Tras el saluda de Alberto Marcilla, director de Banca Global (Globalcaja), que resaltó la importancia clave que tienen sobre el territorio las cajas rurales en este sector, vino la ponencia inaugural, Jaime Lillo, director adjunto del Consejo Oleícola Internacional (COI), quien puso en el acento en la importancia que tiene que España sea el líder mundial en este sector, tanto en superficie, en producción y en la conquista de los mercados internacionales. Pero ese liderazgo supone también una responsabilidad para ser capaces de poner en valor el producto, ser capaces de distribuirlo a lo largo de la cadena de valor, y saber hacia dónde queremos llegar con el mismo en los mercados, atendiendo a las demandas del consumidor por aspectos, como la nutrición y la salud.
Lillo afirmó que hay 43 países productores de aceite de oliva, que apenas representa un 2% de todas las grasas vegetales, pero cuyo cultivo está en expansión, con una previsión de que a corto-medio plazo se alcance una producción de entre 3,5 y 4 millones de toneladas, lo que hace necesario una mayor promoción y la búsqueda de nuevos consumidores que se sientan atraídos por los factores de calidad y de valor relacionado con las preocupaciones por la salud.
Al respecto, en la mesa redonda, moderada por el periodista especializado de El Economista, Rafael Daniel, hubo coincidencia en que es importante que el sistema de paneles de cata evolucionen y mejoren con los medios técnicos y tecnológicos existentes para que dejen ser, como hasta ahora, demasiado subjetivos y de un rigor variable, lo que va en detrimento de esa seguridad jurídica que exige el sector de cara a vender un producto de calidad al consumidor.
En la jornada, que contó con el patrocinio de la mayor cooperativa oleícola del mundo, DCOOP, con Caja Rural de Jaén, Caja Rural del Sur, Caja Rural de Granada, Caja Rural de Extremadura y Globalcaja, se reconoció el enorme salto de calidad que ha dado el aceite de oliva durante todos estos años, algo que el presidente de Dcoop, Antonio Luque, calificó de «increíble» y que no tiene nada que ver con lo que existía hace 40 años.» Ahora, añadió Luque, «tenemos los mejores productores, las mejores almazaras, pero necesitamos también seguridad jurídica y que los paneles de cata, sobre los que no se está en contra, no se usen como un freno para distorsionar la mejora de la calidad y, por ende, del valor del aceite de oliva.»
Por su parte, Gonzalo Guillén, presidente de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), abundó en este asunto, señalando que existen otros métodos para controlar la pureza y autenticidad del aceite de oliva. No queremos quitar el panel test de cata, pero tampoco que sirva para generar inseguridad jurídica, como lo atestiguan estudios en los que los resultados de la cata varían un 30% y pueden llegan hasta el 50% a nivel internacional.»
A su vez, Pedro Barato, presidente de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva de España, que mostró su preocupación por el mal comportamiento de los precios en origen en la actual campaña, insistió también en que el panel de cata debe evolucionar y no ser tan vinculante para la valoración cualitativa de un aceite de oliva como lo ha sido hasta ahora y para eso hay que adoptar las nuevas técnicas y tecnologías existentes a esta función, evitando su banalización.
Para Wenceslao Moreda, científico titular del CSIC, responsable del Grupo de Calidad y Pureza del Aceite de Oliva, España, como primer país productor mundial, debe ser líder de opinión y quien oriente el mercado con el valor y la calidad de su producción.
Según Juan Vilar, consultor y analista oleícola internacional, el aumento de las superficies y del volumen de producción por encima del consumo mundial va a tener su reflejo en los precios del aceite de oliva en los próximos años, que no van a ser iguales a los de ahora. Por eso, es tan importante adaptar la oferta a la demanda (es decir, aumentando la demanda) para que todo tipo de olivar pueda sobrevivir, y no solo los superintensivos, con unos costes de producción mucho más bajos que el olivar tradicional de secano.
Autorregulación
El secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, fue el encargado de clausurar la citada jornada, señalando que la medida para la autorregulación de la oferta de aceite de oliva en el mercado, en un escenario de incremento de la volatilidad de las producciones, es muy necesaria.
En su intervención, Miranda aseguró que el MAPA viene realizando un seguimiento pormenorizado de la situación del mercado del aceite de oliva, que esta campaña ha estado marcada por un alto nivel de cosecha y una fuerte concentración de su producción, llevando a un incremento de las existencias en manos de los operadores y, por tanto, la consiguiente bajada de precios.
Ante esta situación, el Ministerio trabaja con el sector, añadió, en una medida que permita la autorregulación de la producción oleícola para adecuar la oferta a la demanda, y evitar así las grandes oscilaciones de los precios. Al respecto, señaló también que la Comisión Europea (DG Agri y DG Competencia) se ha comprometido a estudiar la propuesta de autorregulación de la oferta, que considera interesante y novedosa, de Cooperativas Agro-alimentarias de España
Esta medida, según Miranda, plantea opciones para que los sectores puedan tomar iniciativas en momentos de inestabilidad de los mercados y pueden además atajar crisis mayores.
Al respecto, afirmó que ya en abril el MAPA se comprometió con el sector a apoyar la puesta en marcha de esta medida. Había dos caminos: bien de forma obligatoria, mediante extensión de norma, a través de interprofesional, bien de forma voluntaria, a través de las cooperativas oleícolas, que aglutinan el grueso de la oferta aceitera en origen.
La primera opción choca, por ahora, con la normativa europea (la OCM Única no reconoce la posibilidad de una norma de comercialización del aceite de oliva, aunque sí en vino) y la segunda es la que se está analizando por parte de Bruselas, con una buena acogida en principio por la Dirección de Agricultura de la CE, aunque también deberá analizarlo la DG Competencia para que esta medida no vaya en contra del consumidor.
La propuesta consiste, según Miranda, en que en los años en que tengan una producción muy elevada, se puedan inmovilizar un determinado volumen de aceite de oliva de una categoría concreta (lampante u otra), con el fin de que los precios en origen no se hundan y evitar un exceso de volatilidad de los mismos en los mercados, pero siempre que no se perjudique al consumidor, que debería contar con precios estables en situaciones de muy elevada o muy reducida oferta de aceite de oliva en el mercado.
Miranda, no obstante, afirmó que esta medida de autorregulación de la oferta, mediante almacenamiento privado coyuntural, soportada con fondos del propio sector, podría estar lista no antes de 4 o 5 meses, una vez iniciada la próxima campaña 2019/20, con lo que de ponerse en marcha sería como pronto entre finales de año y principios del que viene.
Con todo, recalcó el secretario general, lo importante es que, una vez que sea aceptado, pueda contarse con ese instrumento legal, si no en la próxima campaña, sí en las que pudieran hacer falta ponerlo en marcha.
De igual forma, se volvió a solicitar la actualización de los umbrales de almacenamiento de aceite de oliva, para acercarlos a niveles que reflejen la realidad del mercado, aunque esta propuesta no es apoyada por la mayor parte de Estados miembros y tampoco se ha podido aplicar en otros sectores productivos.
Por último, Miranda recalcó que el sector del aceite de oliva español se viene caracterizando por la mejora constante de la calidad del producto con el fin de competir con las mejores garantías. En este sentido, el rigor y la exhaustividad de los controles en España garantizan al consumidor la calidad del aceite que adquiere.
El secretario general considera que España, como líder mundial en la producción y exportación de aceite de oliva, tiene la gran responsabilidad de defender, cuidar y promover la calidad de estos productos, aumentando su valor y distribuyendo ese valor entre todos los agentes de la cadena oleícola. Para Miranda, el aceite de oliva español tiene un prometedor mercado internacional y una demanda en constante crecimiento, que debe aprovechar a través de la calidad.
Foto: El Economista. De izqda. a dcha. Rafael Daniel, Juan Vilar, Gonzalo Guillén, Amador G. Ayora, Antonio Luque, Jaime Lillo, Fernando Miranda, Alberto Marcilla, Pedro Barato y Wenceslao Moreda.