La Compañía de Variedades Vegetales Protegidas (CVVP) es una agrupación de interés económico, sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo facilitar el desarrollo y mejorar los resultados de la actividad que llevan a cabo sus socios, prestándoles servicios auxiliares y ayudándoles en la gestión, promoción, defensa, licencia y desarrollo de variedades vegetales protegidas o en vías de protección.
Reyes Moratal (CVVP): “La lucha contra el fraude ha sido uno de los pilares fundamentales de nuestra consolidación y crecimiento”
La CVVP como tal es reciente, aunque uno de sus actuales cuatro socios, el Club de Variedades Vegetales Protegidas, se fundó hace diez años con el fin de gestionar la variedad de mandarina tardía Nadorcott. “Entonces había un poco de caos en España y se desconocían las obligaciones de los agricultores para con las variedades protegidas, quienes no entendían porque habían de pagar royalties por cultivar sus cítricos. En aquel momento se agruparon productores-comercializadores que si tenían licencia con el propósito de organizarse y luchar contra el fraude en este campo que empezaba a haber en todo el país”, asegura Reyes Moratal, gerente de la Compañía.
Por un lado, el Club consiguió poner orden en las licencias y que se cumplieran los términos estipulados en los contratos y, por otro, vigilar y perseguir a todas aquellas explotaciones que no contaban con las mismas. Entre otras actuaciones, realizó campañas de promoción y de comunicación para que el sector agrícola tuviera conocimiento de su existencia, haciendo hincapié en el sistema de trazabilidad de la variedad, para identificarla en los mercados; los trabajos y herramientas tecnológicas que se debían poner en marcha, etc.
“Detrás de la mandarina Nadorcott han venido otras variedades protegidas que, por incompatibilidad en su origen, nos llevó a crear la Compañía de Variedades Vegetales Protegidas, en la que se integró el propio Club y se sumaron la Asociación de productores m7, una mutación ultratemprana de la Navelina 7.5, y otras dos variedades que no han entrado como asociaciones, sino como licenciatarias: la Leanri, una mutación de alta calidad de la mandarina clementina por Murcott, y el limón fino extra tardío Summer Prim”, destaca Reyes Moratal.
“Nuestros socios son independientes y contratan con la CVVP los servicios que necesitan dentro de la muy amplia carta de que disponemos (entre los que se incluyen de administración, gestión y control informáticos, recursos humanos, complementarios y auxiliares de marketing, así como de comunicación y asesoría legal)”.
Actualmente, la Compañía quiere abrir sus servicios a otras especies no citrícolas, como puede ser el caso de las uvas, kiwis, berries… y también de variedades hortícolas. Asegura su gerente que para ello han aprovechado ferias como Fruit Attraction o Fruit Logistica, en Berlín.
“Nos interesa tener más socios, porque ahora tenemos la experiencia y el know-how. Sabemos que si alguien tiene una variedad y quiere introducirla en el mercado español podemos darle un buen servicio. Al no tener ánimo de lucro no hay beneficio industrial, por lo que no vamos a repercutirlo en el cliente. Este solo participará como socio en los gastos generales en una proporción que se determina en función del volumen que mueve su variedad”.
“La lucha contra el fraude ha sido uno de los pilares fundamentales de nuestra consolidación y crecimiento. Hay muchas sentencias judiciales que nos han dado la razón en un tema novedoso y desconocido en España, y no solo a nivel del sector sino también de la propia Justicia. No obstante, tras estos diez años, los agricultores se han concienciado y ya saben que aunque tengan una licencia tienen que cumplir los términos de esta y que no puede haber plantaciones ilegales”, puntualiza la gerente de la compañía, subrayando que tras cada variedad hay un trabajo de investigación y desarrollo de años con un gran esfuerzo inversor, “y que o se obtiene un retorno económico o esta actividad investigadora se paralizará”.
