Viveros Hernandorena, una mirada a los orígenes
Viveros Hernandorena es empresa familiar que ha sabido crear marca de cara a sus clientes, que hoy se sitúan por medio mundo, pero también dentro de casa, entre sus trabajadores, tejiendo un sentido de pertenencia que ya comenzó cuando Fernando Hernandorena Pérez, fundó la empresa allá por los años 80.
Padre, como así le llaman todos en la empresa, se pasea orgulloso por las instalaciones de este vivero que dirigen con fortaleza sus tres hijos, Isabel, Fernando y Rosa. Cada uno de ellos asumiendo una responsabilidad dentro de ella, pero, sobre todo, valorando el poder seguir siendo una familia, que se divierte trabajando junta, bajo los valores que les inculcaron sus padres: trabajo, esfuerzo y comprensión.
Una clara vocación
Fernando Hernandorena Pérez ya sabía, con nueve años, hacer injertos, y tras formar una familia, decidió tomar el relevo de su padre, Fernando Hernandorena Casp. De él heredó la pasión por este oficio y sin formación académica, asentó las bases de su empresa en el saber hacer, en la experiencia. La misma que desde una edad muy temprana transmitió a sus hijos.
Fernando Hernandorena Ribes, fue el primero en tener claro que quería seguir los pasos de su abuelo y padre. Actualmente asume las tareas de gerencia y jefe de producción, con una clara visión y enfoque empresarial, visionario y emprendedor, con una formación continua, que le permite no marcarse límites en los retos que el sector le pueda plantear. “Nuestro objetivo es crear una empresa que perdure en el tiempo, que ofrezca estabilidad a nuestros trabajadores, y la supervivencia en el tiempo del apellido Hernandorena dentro del sector. Para ello ofrecemos compromiso con nuestros clientes, estabilidad a nuestros trabajadores, prestigio con nuestras plantas”, nos explica Fernando.
Isabel Hernandorena Ribes, la mayor de los tres, tras un periodo académico, entró a formar parte de la empresa en tareas administrativas, que luego, con el paso de los años, han virado al área de Ventas y Logística. “Es un trabajo muy dinámico y cambiante, ningún año es igual a otro, pero siempre muy enriquecedor poder trabajar con la familia. No digo que no haya momentos difíciles, que los hay, pero siempre hemos sabido separar las cuestiones familiares de las empresariales”, nos explica Isabel.
Quizás Rosa Hernandorena Ribes es la cara más visible, por su cargo como responsable comercial, pero si de algo se sienten orgullosos en esta compañía, es que todos juegan el mismo papel. Han analizado el DAFO de cada uno, y conocidas sus fortalezas, cada uno asume el cargo que más necesita la compañía. El de Rosa es al frente del departamento comercial. Ella, tras formarse y trabajar en el extranjero, decidió volver y unirse a la empresa.
Fue entonces, con los tres ya dentro, cuando se produjo uno de los puntos de inflexión más importantes en la compañía, en 2007, con fuertes inversiones y una nueva estrategia de negocio, más definida, más clara, y apostando por la planta en maceta. “Éramos conscientes de que necesitábamos asentar algunas cosas, nos formamos y planteamos hacía donde queríamos ir. No fue todo sencillo, hubo momentos complicados, y ahí he de decir que, con respeto y comprensión, tuvimos el apoyo total de clientes y proveedores”, nos explica Rosa.
Y para entender esta evolución, no hace falta solo conocer la trayectoria de los que hoy la dirigen, también el carácter de los que se marcharon. “Mi padre fue muy generoso porque supo apartarse en el momento adecuado. Saber que tenía que dejarnos paso, que queríamos cambiar y mejorar las cosas. Hoy está orgulloso de los que hemos logrado”, añade Rosa.
En el top 5
Situada en el top 5 de los mayores viveros de España, líderes indiscutibles en Europa en cultivos minoritarios como el kaki o el algarrobo, Viveros Hernandorena, vuelve a mirar a sus orígenes, a aquello que mejor sabía hacer su abuelo y padre, apostando nuevamente por la planta a raíz desnuda, pero con una línea de especies y variedades muy definidas, con un trabajo muy profesionalizado, que les permite ofrecer volumen.
Con más de 60 trabajadores fijos, y otros tantos fijos-discontinuos a los que aseguran el empleo durante todo el año alcanzando acuerdos con otras compañías, Isabel, Fernando y Rosa han sabido crear marca: hacia fuera con un producto de máxima calidad, pero también hacia dentro, logrando ese sentido de pertenencia que les hace ser familia, de sangre o no, a todos los que hoy trabajan en Viveros Hernandorena.