En peligro el cultivo de lavanda al calificar la CE su aceite esencial como producto químico
El borrador de la Estrategia de sostenibilidad de la Unión Europea, en el marco del Pacto Verde Europeo contempla la inclusión de los aceites esenciales de lavanda y lavandín dentro de la categoría de productos químicos, una decisión que podría acabar con la producción natural de lavanda en nuestro país, según la asociación Alcarria Flora.
La nueva normativa califica el aceite esencial de lavanda como un producto químico y considera que debería llevar la etiqueta de “tóxico”, un peligro que lleva varios años amenazando el mercado europeo de plantas aromáticas y que podría suponer el fin de los cultivos en regiones como La Provenza francesa, La Alcarria española o el Valle de las Rosas en Bulgaria.
La propuesta normativa incluye una revisión de la clasificación, etiquetado y envasado de sustancias químicas, que podría afectar a los aceites esenciales, algo que no tiene sentido según recalca el director de Alcarria Flora, Juanjo de Lope, que afirma que “los aceites esenciales de lavanda y lavandín se obtienen de manera natural a través de la destilación, un proceso mecánico en el que no intervienen agentes químicos. Es ridículo que se hable de los aceites esenciales como productos químicos”.
La razón de todo este problema es la composición química del aceite esencial de la lavanda, que cuenta con más de 600 moléculas. Una de ellos es el «linalool», que aparece en distintos porcentajes en el aceite esencial de lavanda o de limón y que la normativa europea lo considera como un alérgeno.
Este componente se encuentra de manera natural en muchas plantas naturales y no supone ningún riesgo para la salud por lo que los productores consideran esta calificación de toxicidad como desproporcionada.
Según de Lope, “si bien es cierto que el aceite esencial de lavanda contiene «linalool», la concentración es tan pequeña que resulta inofensivo”.
Sin embargo, este nuevo etiquetado pondría en jaque a los agricultores europeos, que ya sufren la presión de los nuevos productores de aromáticas procedentes de China y Sudáfrica. “De aprobarse en los términos descritos, afirma Juan De Lope, esta normativa supondría el fin de la producción de planta aromáticas en Europa, un sector que genera decenas de miles de puestos de trabajo en países como Francia, Bulgaria, España, Italia o Grecia. Es un sinsentido que los aceites esenciales sean considerados como un producto químico, cuando llevan extrayéndose con técnicas artesanales de la planta desde hace cientos de años”.
Movilización
Desde Alcarria Flora consideran fundamental que esta normativa europea excluya a los aceites esenciales naturales de este nuevo etiquetado, que supondría no poder utilizarlos para la industria cosmética o farmacéutica. En la práctica esto se traduciría en la muerte del sector.
Para el director de Alcaflora “es imprescindible que se modifique el texto antes de que sea aprobado por la Comisión Europea. En Francia ya se ha movilizado el sindicato mayoritario PPAM e incluso el primer ministro, Emmanuel Macron ha manifestado su apoyo a los productores de plantas aromáticas. Queremos que nuestros representantes en España se impliquen y que los eurodiputados españoles voten en contra de esta normativa. El futuro de las plantas aromáticas en España está en juego. Las aromáticas son un cultivo creciente que no solo genera puestos de trabajo directos a través de las explotaciones agrícolas, sino también a través del turismo, fijando población en el mundo rural”.
Actualmente, solo en la provincia de Guadalajara, unas 2.500 hectáreas están dedicadas al cultivo de plantas aromáticas, un cultivo en expansión que, actualmente, da trabajo a alrededor de un millar de personas y genera unos ingresos en torno a 5 millones de euros.