Es hora de actuar contra la importación comunitaria de fertilizantes rusos. Por Fertilizers Europe
La UE necesita tomar medidas urgentes para detener las importaciones de fertilizantes rusos que financian su sangrienta guerra contra Ucrania. En un momento en que la UE está trabajando para desvincular su economía de Rusia, ¡las cifras son sorprendentes!
Por Fertilizers Europe*
Desde la campaña agrícola 2020/21, las importaciones de urea rusa al mercado comunitario se han duplicado. Rusia representa ahora alrededor de un tercio de las importaciones totales de la Unión Europea. Francia importa el 80% de sus necesidades de fertilizantes de Rusia.
Las ventas de fertilizantes rusos están proporcionando una importante fuente de ingresos y ganancias en divisas para el Estado ruso y su espantosa maquinaria de guerra.
Se estima que las ventas de este producto generaron ingresos de más de 1.500 millones de euros en 2022/23. Además, Rusia ha introducido un impuesto del 10% a la exportación de este insumo agrícola y un impuesto a los beneficios excesivos. Ambos van directamente a financiar las fuerzas de ocupación.
Si bien los Estados miembros de la UE han reducido la cantidad de gas ruso que compran desde la invasión de Ucrania en 2002, las importaciones de urea se han disparado. El precio del gas es el principal factor en el coste de producción de urea. A medida que Rusia regula los precios del gas y los mantiene bajos, esto ha hecho posible que los fabricantes de fertilizantes rebajen los precios de los productores de la Unión Europea.
A medida que ha aumentado la dependencia de los agricultores de la UE de los fertilizantes rusos, el estado de nuestra industria nacional de fertilizantes se ha visto afectado por el impacto de las importaciones baratas.
Alrededor del 20% de la capacidad de fertilizantes de la UE está actualmente inactiva debido a la falta de demanda, ya que la urea rusa más barata ha reemplazado a los fertilizantes fabricados en la UE.
Los exportadores rusos han fijado los precios de sus productos de manera muy específica, por lo que son ligera pero consistentemente más baratos que los costes de producción de la UE.
Así pues, Rusia está golpeando a la UE doblemente: por un lado, está utilizando sus exportaciones de fertilizantes para hacer que los agricultores europeos dependan de los productores rusos y, por otro, utiliza los ingresos de las ventas de exportación para financiar su maquinaria de guerra.
La industria europea de fertilizantes pide a la UE que adopte las medidas más enérgicas posibles para impedir que Rusia utilice las exportaciones de urea como arma.
Más de dos años después de la invasión, con pocas señales de que la bárbara maquinaria de guerra rusa se esté deteniendo, la UE está buscando nuevas formas de aumentar el impacto de las medidas para asfixiar la economía rusa y cortar sus fuentes de ingresos. Detener las exportaciones de fertilizantes es una forma obvia para que la UE logre sus objetivos y limite la capacidad de Rusia de continuar con su sangrienta ocupación de Ucrania.
Imponer aranceles
De manera similar a las medidas adoptadas recientemente sobre las importaciones de cereales, una solución sería imponer aranceles a los fertilizantes rusos. Pero la UE necesita actuar rápidamente para introducir estos derechos.
Una cosa más: ha habido argumentos falaces de que penalizar las exportaciones rusas de fertilizantes podría afectar la capacidad de Rusia para abastecer a los países que importan gran parte de sus necesidades de alimentos y fertilizantes.
Este riesgo es enormemente exagerado. Las medidas propuestas sólo se aplicarían a la UE, lo que permitiría a Rusia redirigir sus exportaciones hacia otros mercados. Al mismo tiempo, la industria de fertilizantes de la UE tiene suficiente capacidad para producir estos insumos agrícolas necesarios para el mercado de la UE si se bloquearan las importaciones desde Rusia.
Como resultado, se espera que aumente la oferta mundial de fertilizantes y que el impacto sobre los precios, si lo hubiera, sería a la baja.
La UE también podría acordar medidas para proteger a los agricultores de la UE contra el efecto de imponer aranceles a las importaciones de urea rusa. Por ejemplo, habría un período entre el anuncio y la imposición de los aranceles.
Esto daría tiempo a los productores de la UE para aumentar la producción destinada a satisfacer la demanda. Los agricultores no se quedarían sin los fertilizantes que necesitan, ya que la UE tiene suficiente capacidad excedente para satisfacer la demanda interna.
Hay un beneficio adicional al detener las importaciones de urea rusa: los fertilizantes rusos tienen una huella ambiental mucho mayor que los fertilizantes de la UE. La producción de amoníaco de la UE (para los fertilizantes a base de nitrato de amonio, que es el más utilizado por los agricultores comunitarios) emite alrededor de un 60% menos de emisiones de gases de efecto invernadero que los productores rusos.
Si los agricultores de la UE se vuelven más dependientes de las importaciones de Rusia, la agricultura europea tendrá dificultades para descarbonizarse.
Los acontecimientos recientes amenazan la competitividad del sector de fertilizantes de la UE y, por tanto, la capacidad de financiar inversiones verdes para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Imponer aranceles a los fertilizantes rusos es una manera de que la UE logre varios de sus objetivos políticos al mismo tiempo. Priva a Rusia de ingresos para financiar su maquinaria de guerra, impide que los agricultores de la UE se vuelvan dependientes de las exportaciones rusas y evita la desestabilización del mercado de fertilizantes de la UE. Esto permitiría a los productores de la UE continuar con la transformación verde de sus plantas.
No hay tiempo que perder para una política que trae tantos beneficios para la UE, sus agricultores y, lo más importante, el pueblo de Ucrania.
*Publicado en la web Euroactiv por Fertilizantes Europa