Fenacore defiende en Bruselas el segundo ciclo de planificación hidrológica
La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) defiende en Bruselas ante las autoridades europeas el segundo ciclo de planificación hidrológica para evitar una posible revocación de los planes del Tajo y el Ebro, ante quienes han elevado sus quejas al Parlamento Europeo argumentando que no cumplen la normativa comunitaria sobre medio ambiente.
De hecho, esta reunión europea a alto nivel responde al informe de consenso que la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo redactó tras su visita el pasado mes de febrero a las cuencas del Ebro y el Tajo, después de recibir quejas formales relacionadas principalmente con la fijación de caudales ecológicos y las obras de regulación.
Si bien los detractores de estos planes -que obtuvieron un apoyo superior al 80% en el Consejo Nacional del Agua (CNA)- tildan de insuficientes los caudales mínimos, lo cierto es que las reservas de agua para garantizar el ecosistema del río se definieron aplicando estrictos criterios tanto científicos como técnicos. De esta forma, en el caso del Ebro, incluso circula por su Delta una cantidad muy superior al mínimo garantizado (286 m3/segundo cuando el mínimo está fijado entre 80 y 150 m3/segundo).
Además, en este segundo ciclo se aprobaron mejoras sustanciales que incluso suponían reducir considerablemente la disponibilidad de agua para otros usos como el regadío, lo que demuestra que todos los actores implicados en la consecución de los planes tienen el objetivo de respetar los ríos y recuperar las masas de agua. De esta forma, el Plan del Tajo, por ejemplo, duplica la reserva mínima estratégica actual de los embalses de Entrepeñas y Buendía, pasando de 240 hectómetro cúbicos a 400 hm3.
En el caso de las obras hidráulicas, que tanta oposición levantan entre los ecologistas por sus posibles efectos negativos sobre el medio ambiente, Fenacore recuerda que representan la solución para minimizar los efectos del cambio climático, además de garantizar agua en los periodos de sequía, máxime en un clima semiárido como el que presenta España. En este sentido, mientras Europa cuenta con una regulación natural que le permite almacenar el 40% de las lluvias, en España este porcentaje sólo alcanza el 8%, lo que convierte en imprescindibles los embalses, siempre, por supuesto, que resulten viables y cumplan con la normativa europea.
Respondiendo a los grupos opositores que piden la búsqueda de alternativas al regadío intensivo para reducir el consumo de agua, la delegación española defendió que, si tal y como indican organizaciones internacionales como la FAO, para 2050 la agricultura tendrá que elevar la producción un 60% y un 100% en los países en vías de desarrollo, esto sólo será posible con el regadío que, aunque sólo representa el 15% de la superficie agraria útil, aporta el 60% de la producción final, ya que produce hasta seis veces más que el secano.
En este sentido, resaltaron el esfuerzo económico que tanto regantes como administraciones públicas vienen realizando en los últimos 25 años a través de los planes de modernización de regadíos para utilizar menos recursos. Concretamente, esta colaboración público-privada ha hecho posible reducir en más de un 14% el uso de agua para riego, gracias a la transformación de los tradicionales riegos de superficie en sistemas de goteo, que ya representan más del 49% del total de la superficie regada, lo que sitúa a España como referente internacional.
Según el presidente de Fenacore, Andrés del Campo, “si bien, por supuesto, todo es mejorable, estos planes representan un marco estable con el que llevar a cabo de forma segura, organizada y sin conflictos el complejo reparto del agua en España, en el que con alrededor de 30.000 millones de metros cúbicos hay que atender todas las demandas. Además, este reparto se hace bajo criterios técnicos y no políticos, que es la única manera de garantizar el interés general sobre el localista”.