La interprofesional del sector citrícola español, Intercitrus, quiere dejar claro, frente al "aparente desconocimiento mostrado por la Comisión Europea en el transcurso del último Comité Fitosanitario" (los días 18 y 19 de noviembre), que la imposición del cold treatment para garantizar la ausencia de determinadas plagas, como la ‘Falsa polilla’ (Thaumatotibial eucotreta, FCM por sus siglas en inglés) es “innegociable” en tanto se trata de una medida de plenas garantías que es práctica común en el comercio internacional de frutas.
Intercitrus considera innegociable el «cold treatment» ante ciertas plagas
De hecho, subraya Intercitrus, España -siguiendo las instrucciones de las autoridades de EE.UU.- aplicó su primer tratamiento de frío en 1979 para exportar clementinas a aquel país y asegurar así la ausencia de ‘Mosca del Mediterráneo’. Hoy es un sistema estandarizado, reconocido internacionalmente, y que en estos momentos exigen hasta 19 estados (además de EEUU, también lo hace China, Japón, Australia,India, Korea del Sur…) para las importaciones de 90 productos de 11 géneros. Cultivos entre los que cabría citar, más allá de mandarinas y naranjas, a las manzanas, uva de mesa, caquis, cerezas…
En el caso concreto del FCM y de Sudáfrica, el coste estimado de aplicar este sistema para vender en Europa sus naranjas y mandarinas se situaría entre los 0,03 y los 0,04 €/Kg, una cantidad que la interprofesional considera “asumible porque es lo que los exportadores españoles pagamos, amén de otros muchos sobrecostes derivados de protocolos mucho más exigentes que las normas europeas, para llegar a la mayoría de grandes mercados terceros que también tienen cítricos que proteger frente a las plagas foráneas”, explica su directora Inmaculada Sanfeliu. “No lo elegimos, no ofrecen alternativas como sí da la UE, el tratamiento de frío es algo que nos exigen y tenemos que implementar”, aclara.
La consolidación de un ‘frente’ de países europeos hortofrutícolas en favor de este sistema se entiende también debido al carácter altamente polífago de la Thaumatotibial eucotreta. Se trata de una plaga ya adaptada al clima Mediterráneo –como lo demuestra su presencia en Israel- que puede encontrarse en hasta 70 hospedantes, cuyas larvas se alimentan de la vid, de algunas frutas de hueso (melocotonero, albaricoquero, ciruelo), caqui, granada, níspero, plátano, olivas, arándanos, aguacate… Pero también podría atacar a otras especies del centro y norte de Europa pues no en vano afecta a especies forestales como el roble, al cultivo del maíz y a todo tipo de plantas ornamentales.
Intercitrus confía por todo ello en que el debate a este respecto permanezca en un plano estrictamente técnico y que otros factores geopolíticos, como la propia política de cooperación al desarrollo o los intereses de determinados lobbies centroeuropeos, no contaminen ni desvirtúen el asunto.