La Comisión Europea (CE) ha publicado sus últimas previsiones sobre la producción, el comercio y el uso interno en la Unión Europea (UE) de una amplia gama de fuentes de proteínas para piensos.
Teniendo en cuenta que la Unión Europea depende todavía de las importaciones de determinadas proteínas alimentarias, la Comisión también publicó un estudio sobre las “Oportunidades y limitaciones para diversificar las fuentes de proteínas”.
Teniendo en cuenta que la Unión Europea depende todavía de las importaciones de determinadas proteínas alimentarias, la Comisión también publicó un estudio sobre las “Oportunidades y limitaciones para diversificar las fuentes de proteínas”.
Al parecer, según la CE, la elección de las proteínas alimentarias para la producción ganadera sigue dependiendo de varios factores, con la competitividad como factor principal.
Para Bruselas, la rentabilidad y las cadenas de valor estables siguen siendo fundamentales para desarrollar la producción de proteínas en la UE. Por eso, añade, reducir la dependencia de las importaciones de piensos puede contribuir a la “autonomía estratégica de la UE y a garantizar un sistema alimentario de la UE más resiliente y autónomo y, a la vez, mejorar la sostenibilidad.
Según los datos disponibles de la actual campaña 2023/24, se estima que la demanda de piensos se mantenga estable en unos 71 millones de toneladas de proteína cruda, en comparación con la campaña de comercialización anterior.
La CE espera que la autosuficiencia de la UE de todas las fuentes de proteínas alcance el 76% de la demanda total en esta campaña.
Así, la UE sigue siendo totalmente autosuficiente en forrajes, que continúa siendo la principal fuente de proteínas para piensos, al representar el 41% de la demanda total de la alimentación animal en la UE.
Por su parte, el porcentaje de demanda de todas las harinas de semillas oleaginosas es el 27% del uso total de proteínas alimentarias en la UE y el de los cereales, el 21%.
Sin embargo, en el caso de las harinas de semillas oleaginosas, la Unión Europea sólo produce el 27% de lo que necesita para alimentar a su sector ganadero.
La dependencia comunitaria de las importaciones de productos proteicos está relacionada principalmente con razones climáticas y estructurales, como la dimensión media de las explotaciones agrícolas, la tierra disponible en el continente, la competitividad de los diferentes cultivos y, en general, un suelo y un clima menos favorables para determinados productos oleaginosos, como la soja.
La Comisión ya manifestó su intención de apoyar la producción de proteínas vegetales en su Comunicación sobre la salvaguardia de la seguridad alimentaria y el refuerzo de la resiliencia de los sistemas alimentarios publicada en marzo de 2022.
Al respecto, la CE observa algunos avances, puesto que prevé que la producción de plantas ricas en proteínas (semillas oleaginosas y legumbres secas) de la UE alcance los 7,2 Mt de proteína cruda en la actual campaña 2023/24, lo que representa un crecimiento significativo del 28% en los últimos 15 años.
Según Bruselas, las recomendaciones presentadas en el informe de la Comisión de 2018 sobre el desarrollo de proteínas vegetales en la UE dieron lugar a medidas de apoyo concretas, incluidas en la actual Política Agrícola Común (PAC).
Las ayudas asociadas de la PAC a las leguminosas y proteaginosas están incluidas en 20 Planes Estratégicos de la PAC de los Estados miembros.
La CE espera que la superficie cultivada crezca de 4,2 millones de hectáreas en 2022 hasta los 6,4 millones en 2023 para alcanzar casi los 7,1 Mha en 2027.
Además, los ecorregímenes previstos en 20 Planes Estratégicos de la PAC también apoyan indirectamente la producción de leguminosas.
Asimismo, la Comisión también está invirtiendo en investigación e innovación en el campo de las proteaginosas y en los sistemas de alimentación en el marco de Horizonte Europa y en la Asociación Europea para la Innovación en Agricultura (AEIA) para hacer que los sistemas de producción ganadera sean más sostenibles, resilientes y circulares.
Sin embargo, añade la CE, es relevante explorar si aún puede hacerse más a nivel nacional y de la UE para apoyar las opciones económicas de los agricultores hacia la producción comunitaria de proteínas vegetales.
El estudio publicado por la Comisión, realizado por un consorcio de investigación externo, proporciona un análisis exhaustivo de los factores que guían las elecciones de los agricultores y de otros actores de la cadena, así como de las opciones que podrían ponerse en marcha para apoyar más la producción de proteínas en la UE.
Las estrategias de alimentación reflejan la diversidad de los sectores agrícola y ganadero. En toda la UE, se deben principalmente a razones económicas, como el precio de los cultivos producidos en la Unión en comparación con los importados.
Los agricultores también se ven influenciados por los acuerdos contractuales, por la presencia de cadenas de suministro sólidas, por los requisitos legislativos relacionados con tipos específicos de agricultura, como la ecológica, y por prácticas de larga duración con las que están familiarizados.
También existe una cuestión de disponibilidad, ya que un aumento en la diversificación de la producción en la UE requiere tierras agrícolas disponibles y adecuadas para los cultivos necesarios. Por ejemplo, el estudio muestra que reemplazar el 50% de las importaciones equivalentes de soja significaría intercambiar 6,6 millones de hectáreas de otros cultivos.
A medio-largo plazo, las posibles opciones para reducir la dependencia de las importaciones sólo pueden ser una combinación de diferentes palancas y alternativas que deben ser competitivas, estar disponibles durante un período de tiempo más largo, satisfacer las necesidades nutricionales de los animales y tener un precio razonable.
Entre las diversas líneas de acción sugeridas, el estudio menciona en particular aumentar la proporción de proteínas derivadas de la hierba o el forraje en la dieta de los rumiantes; apoyar la investigación pública y privada para seleccionar variedades más eficientes que mejoren los rendimientos; aprovechar mejor el valor nutricional de las materias primas, y financiar la formación de agricultores.
A nivel político de la UE, el estudio recomienda aumentar temporalmente el apoyo de las ayudas asociadas dentro de la PAC para el cultivo de proteínas vegetales, de acuerdo con las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
También menciona que los programas operativos de la PAC y los fondos de Desarrollo Rural podrían ayudar aún más a los agricultores y a las cadenas de valor a invertir en alternativas. Para ello, considera necesaria una acción a nivel nacional para completarlo a nivel de la UE.
Según el estudio, los Estados miembros podrían incluir sistemáticamente medidas para apoyar el cultivo de proteínas vegetales en sus planes estratégicos de la PAC, pero también establecer planes nacionales de proteínas.
Enlaces:
Balance de proteínas alimentarias de la UE