En 2022, un año marcado por conflictos, el cambio climático y las consecuencias persistentes de la pandemia, que amenazaron la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas de las zonas rurales, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas (FIDA) invirtió 7.960 millones de dólares de Estados Unidos en las zonas rurales de los países más pobres del mundo, según su informe anual presentado ayer.
“El año 2022 fue especialmente difícil para la población rural en todo el mundo. En las zonas rurales, las comunidades experimentaron con intensidad los efectos de esas tres crisis en sus sistemas alimentarios, que son una fuente importante de medios de vida y también de alimentos esenciales, tanto para ellas como para los millones de personas que dependen de esos sistemas”, según destaca el presidente del FIDA, Álvaro Lario, en el prólogo del informe.
“El año 2022 fue especialmente difícil para la población rural en todo el mundo. En las zonas rurales, las comunidades experimentaron con intensidad los efectos de esas tres crisis en sus sistemas alimentarios, que son una fuente importante de medios de vida y también de alimentos esenciales, tanto para ellas como para los millones de personas que dependen de esos sistemas”, según destaca el presidente del FIDA, Álvaro Lario, en el prólogo del informe.
«Tenemos que ayudar a la población rural a hacer frente a las crisis actuales, pero también tenemos que invertir en la creación de sistemas alimentarios que les permitan mantener y nutrir a sus familias y comunidades, y ayudar a alimentar a la humanidad en el futuro”.
En el informe anual se recogen las actividades, las iniciativas especiales y las nuevas fuentes de financiación de la Organización, así como los datos sobre su impacto. El análisis de la cartera total de proyectos de desarrollo rural de 2022 pone de manifiesto que el 90% de los recursos básicos se destinaron a países de ingreso bajo y de ingreso mediano bajo y el FIDA se ha comprometido a aumentar esa proporción hasta el 100% en el futuro.
La verificación de los datos también muestra que más del 90% de la financiación para el clima del FIDA se invierte en iniciativas que permiten a la población rural adaptarse al cambio climático. Además, se constata que más de la mitad de los participantes en los proyectos fueron mujeres.
En 2022, el FIDA puso en marcha la Iniciativa para Hacer Frente a la Crisis con el fin de proteger los medios de vida y reforzar la resiliencia en los 22 países más necesitados como consecuencia de la guerra en Ucrania. La iniciativa gira en torno a intervenciones adaptadas para prevenir el aumento del hambre y la inseguridad alimentaria, a la vez que promueve los sistemas alimentarios sostenibles.
Los datos sobre el impacto disponibles en 2022 indican que, entre 2019 y 2021, como resultado de las inversiones del FIDA, más de 77 millones de personas incrementaron sus ingresos, más de 62 millones de personas ampliaron sus capacidades productivas, más de 64 millones de personas mejoraron su acceso a los mercados y 38 millones de personas reforzaron su resiliencia. E
Las evaluaciones del Mecanismo de Estímulo del FIDA para la Población Rural Pobre (RPSF), esto es, la iniciativa de respuesta a la COVID-19 puesta en marcha por el FIDA en 2020 para ayudar a las personas a sobrevivir a las pérdidas financieras causadas por la pandemia y proteger al mismo tiempo el suministro mundial de alimentos, mostraron que al menos tres cuartas partes de los participantes mantuvieron o aumentaron sus niveles de producción e ingresos, pese al impacto de la pandemia.
“Es fundamental que tratemos de conseguir más financiación, pero también que sigamos velando por que nuestras actividades beneficien a las personas que más lo necesitan. Ahí radica otra seña de identidad del FIDA: mantendremos nuestro compromiso de dedicar el 100 % de nuestros recursos básicos a los países más pobres”, apunta Lario.