La Comisión Europea acaba de publicar un estudio sobre las nuevas técnicas de edición genómica (NGTs), definidas como las técnicas para alterar el genoma de un organismo desarrolladas después de 2001, que revela su potencial para contribuir a un sistema alimentario más sostenible postulado tanto por el Pacto Verde europeo como por la Estrategia de la Granja a la Mesa. El informe abre un proceso de consulta para discutir el diseño de un nuevo marco legal para estas biotecnologías, reguladas hasta ahora por la Directiva 2001/18.
La CE abre el debate sobre las nuevas técnicas de edición genómica
En julio de 2018 el Tribunal Superior de Justicia de la UE dictó una sentencia afirmando que los organismos obtenidos con nuevas técnicas de edición genómica debían considerarse transgénicos y la autorización de su cultivo y comercialización quedaba bajo la Directiva 2001/18 que regula los organismos genéticamente modificados (OGMs).
Esta Directiva ha dificultado tanto la autorización de nuevos OGMs para su cultivo en Europa que, en la práctica, el único evento genéticamente modificado disponible para su producción comercial en la Unión Europea es el MON810, un maíz modificado para resistir las plagas de taladro (Ostrinia nubilalis y Sesamia nonagrioides) añadiendo a la información genética del maíz un gen nuevo (denominado Bt, porque codifica una toxina de la bacteria Bacillus thurigensis) para producir una proteína que actúa como insecticida.
El estudio que ha presentado hoy la Comisión Europea muestra que la legislación actual aplicada a las nuevas técnicas de edición genómica (NGTs), la Directiva 2001/18, no es apta para estas nuevas tecnologías (que se han desarrollado bastante después de esta Directiva) y abre un proceso de consulta para discutir el diseño de un nuevo marco legal para estas biotecnologías, que llevará al Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de mayo, y que debatirá con el Parlamento Europeo y con los agentes implicados.
Entre otras cuestiones el informe considera que los productos NGT pueden contribuir a crear un sistema alimentario más sostenible con plantas más resistentes a enfermedades, condiciones ambientales y efectos del cambio climático, pueden beneficiarse de mayores cualidades nutricionales y reducir la necesidad de inputs agrícolas como los fitosanitarios. El estudio también analiza las preocupaciones asociadas a los productos NGT y sus futuras aplicaciones, relativas a seguridad e impacto medioambiental, por ejemplo en biodiversidad, la coexistencia con una agricultura ecológica y libre de OGMS y su etiquetado.
Por qué es necesario un nuevo marco regulador
Dentro de las nuevas técnicas de edición genómica posiblemente la más conocida sea CRISPR (por la que Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna han recibido el Premio Nobel de Química 2020) que podríamos definir como de unas «tijeras moleculares» capaces de cortar cualquier molécula de ADN para eliminar, corregir o insertar nuevo ADN de manera controlada y precisa. La principal ventaja frente a un transgénico es que puede modificar el ADN sin necesidad de insertar ADN extraño (de otro organismo), y sin efectos indeseados y en mucho menos tiempo que en el caso de la mutagénesis convencional.
En noviembre de 2018 el Grupo de Asesores Científicos de la Comisión Europea emitió una declaración sobre las implicaciones de dejar los productos derivados de la edición genómica al amparo de la Directiva sobre los OMGs, la cual no consideraban apta para legislar este nuevo conocimiento científico y entre sus motivos incidían en la idea de que mientras un transgénico se puede detectar (se ha modificado un organismo introduciendo un gen de otro organismo), en algunos casos no es posible diferenciar una mutación que se haya producido de manera espontánea en una planta de la mutación realizada con nuevas técnicas de edición genómica (mutagénsis dirigida in vitro).
El estudio de la Comisión sobre nuevas técnicas genómicas es el resultado de una amplia consulta con diferentes partes interesadas y Estados miembros. La industria de semillas, encabezada por Euroseeds, aportó información detallada a la consulta de la Comisión, subrayando la opinión del sector de que se necesita un cambio del marco regulador de la UE para permitir un enfoque legal y práctico diferenciado de los productos derivados de métodos innovadores de mejora genética, similar a la que en el resto del mundo han implementado.
Y es que aunque cada país está legislando a su manera, Europa ha sido hasta ahora la más restrictiva. Así, Canadá ha decidido que los productos obtenidos con estas nuevas técnicas no tienen que estar regulados a no ser que el producto se identifique como una novedad, mientras otros países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Noruega o Japón han decidido evaluar caso por caso, considerando como un OGM, de manera más o menos general, solo los casos en los que se introduce ADN extraño (procedente de otro organismo distinto).
Estados Unidos por ejemplo está en el grupo de países que no considera que la inactivación de un gen de lugar a un organismo genéticamente modificado, de modo que se están autorizando para su comercialización productos obtenidos con estas nuevas técnicas de edición genómica como un champiñón que no se oxida o un aceite de soja alto oleico, etiquetados como libres de OGMs (OMG Free).
«Consideramos que la publicación del estudio de la Comisión es un paso clave para permitir que Europa adapte su legislación que tiene más de 20 años de antigüedad al progreso científico. Este estudio no debe convertirse en una oportunidad perdida. La Comisión y los Estados miembros deben actuar ahora y evitar largos procesos innecesarios que impliquen dejar a Europa fuera de la innovación agrícola», subrayan desde Anove, la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales.
Desde la confederación de cooperativas y organizaciones agrarias europeas Copa-Cogeca celebran el resultado de este estudio e instan a la Comisión a actuar cuanto antes para ponerse al día con sus competidores a nivel mundial y poder cumplir con los objetivos del Pacto Verde europeo, si bien reconocen que deben ser realistas: «este estudio es solo el primer paso después de años de debates. La Comisión tiene ahora la intención de iniciar un proceso de consulta y una evaluación de impacto sobre el tema. Esto llevará tiempo. Al mismo tiempo que no podremos ponernos al día si consideramos la competencia internacional o el progreso del Pacto Verde europeo. Al final, serán los agricultores los que pagarán el precio de la vacilación», concluye Gunnar Kofoed, presidente del grupo de Trabajo de Semillas del Copa-Cogeca.
Fichero adjunto [EN]: gmo_mod-bio_ngt_eu-study