El Pleno del Parlamento Europeo rechazó este miércoles 22 de noviembre el proyecto legislativo, que pretende reducir el uso de productos fitosanitarios en la Unión Europea (reglamento SUR), por 299 votos en contra, 207 a favor, y nada menos que 121 abstenciones.
En una comunicado de prensa, el Parlamento señaló que el Consejo (Estados miembros de la UE) aún tiene que adoptar su posición sobre la propuesta para determinar si se rechaza definitivamente o se devuelve al Parlamento para una segunda lectura.
En una comunicado de prensa, el Parlamento señaló que el Consejo (Estados miembros de la UE) aún tiene que adoptar su posición sobre la propuesta para determinar si se rechaza definitivamente o se devuelve al Parlamento para una segunda lectura.
Para el COPA-Cogeca, la organización que defiende los intereses del sector productor agrario y de sus cooperativas, «con el rechazo de la propuesta de la Comisión Europea sobre el Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios (SUR) en el Pleno de la Eurocámara, los eurodiputados enviaron un mensaje decisivo: ¡la falta de diálogo, la imposición de objetivos desde arriba, la negativa a evaluar el impacto y la falta de financiación de las propuestas agrícolas deben terminar ya!»
Por el contrario, la ponente austriaca del Grupo de Los Verdes que defendía la propuesta parlamentaria, Sarah Wiener, afirmó que «es un día muy negro para la salud de la sociedad en su conjunto y para el medio ambiente, pero también para la liberalización de los agricultores de los intereses de la agroindustria.
Wiener consideró que el proyecto reglamentario está ya muerto para que salga adelante en la actual legislatura europea y vio muy «improbable» que salga adelante antes de las elecciones a la Eurocámara de principios de junio de 2024.
Por su parte el COPA-Cogeca señaló que «los agricultores y las cooperativas agrícolas de la UE seguirán mejorando su sostenibilidad medioambiental con un nuevo reglamento o sin él, pero que necesitan objetivos realistas y también el apoyo necesario para cumplirlos, dos elementos que faltan por completo en el texto de la Comisión.»
Al respecto, esta organización ha venido denunciando sistemáticamente la brecha entre la retórica política y la falta de soluciones concretas en esta propuesta reglamentaria, y señaló que hasta el final, los eurodiputados intentaron mejorar la misma con listas de votación pletóricas, pero se dieron cuenta, con razón, de que esto no sería suficiente.»
Por tanto, aunque la ponente del informe pidió a los eurodiputados que devolviera el proyecto de informe a la decidieron a la Comisión competente de Medio Ambiente (ComENVI), estos lo rechazaron e instaron a devolverlo a la propia Comisión Europea.
A juicio del COPA-Cogeca, «toda esta polarización podría haberse evitado y se hubiesen encontrado soluciones, sin la obstinación ideológica de unos pocos que adoptaron decisiones durante todo el proceso.»
Señalaron también que diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura y el sector agroalimentario europeo, que plantea la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, es ahora más crucial que nunca.
Para esta organización, las soluciones solo pueden encontrarse a través del diálogo con los agricultores y sus cooperativas, no imponiendo objetivos inconexos desde arriba que no resuelven la actual situación.
La iniciativa de la CE, que se presentó en junio de 2022, dentro del marco de la Estrategia «De la granja a la mesa» del Pacto Verde Europeo, planteaba objetivos ambiciosos, legalmente vinculantes a nivel nacional y comunitario para reducir en un 50% el uso y el riesgo de los plaguicidas químicos y el uso de los plaguicidas más peligros para la salud y el medio ambiente para 2030.
Según el proyecto comunitario, los Estados miembros establecerían sus propios objetivos nacionales de reducción del uso de fitosanitarios para garantizar que se alcanzasen los objetivos a escala de la UE.
La propuesta tuvo ya una tramitación parlamentaria complicada a nivel político entre los partidos a la derecha y a la izquierda, pero también por los distintos puntos de vista entre las Comisiones de Medio Ambiente (ComENVI), competente en esta materia, y la de Agricultura (Comagri) de la Eurocámara.
Mientras que la ComENVI apostaba por establecer objetivos ambiciosos de reducción del uso de pesticidas, incidiendo en sus efectos sobre la protección de la Naturaleza y la salud, la Comagri apunta principalmente a los impactos que este disminución podría tener para garantizar la seguridad alimentaria en la UE, teniendo en cuenta la falta de suficientes alternativas viables a los actuales fitosanitarios de síntesis química.
En el Consejo de la UE también hubo división y en diciembre de 2022, la mayoría de los Estados miembros pidieron a la CE una evaluación adicional de las repercusiones del reglamento, dado que en principio no se habían tenido en cuenta las consecuencias para el sector agrario del conflicto bélico en Ucrania.
En julio pasado, Bruselas publicó dicha evaluación adicional, que apoyaba su propuesta inicial al considerar que no ponía en riesgo la seguridad alimentaria de la UE, incluso teniendo en cuenta las posibles consecuencias de la guerra en Ucrania.
Es más, la CE señalaba que cualquier fracaso a la hora de cumplir con el objetivo de reducción de pesticidas ahora tendría efectos a largo plazo potencialmente irreversibles en la seguridad alimentaria del futuro.
Este rechazo del pleno del Parlamento Europeo pone en evidencia, según la patronal hortofrutícola española FEPEX, que se ha impuesto el realismo y que la producción comunitaria y la seguridad alimentaria empiezan a tenerse en cuenta y ser prioritarias.
La propuesta de Reglamento de uso sostenible de fitosanitarios, que ha sido rechazada por los europarlamentarios, constituía una gravísima amenaza para la producción en la UE, para FEPEX, porque suponía una fuerte reducción de las herramientas básicas que tienen los productores para hacer frente a plagas y enfermedades de plantas, sin que haya alternativas eficaces, lo que repercutiría también en la seguridad alimentaria, entendida como como que todas las personas tengan acceso a un suministro suficiente de alimentos saludables a precios asequibles
La propuesta de Reglamento constituía la piedra angular de la estrategia «De la granja a la mesa», y todos los estudios de impacto de esta realizados por organismos independientes de reconocido prestigio mostraban consecuencias muy negativas sobre la producción, sobre el aumento de los precios y sobre el crecimiento de la importación.
La pérdida de la votación sufrida por el texto de la Comisión y sus enmiendas abre ahora diferentes escenarios que hacen inviable, según FEPEX, la aprobación de un nuevo texto en esta legislatura comunitaria. A partir de ahora la Comisión podría retirar su propuesta y presentar una nuevo menos radical.