Las ONGs europeas presionan a Bruselas para que prohíba la exportación de animales vivos de la UE

Las ONGs europeas presionan a Bruselas para que prohíba la exportación de animales vivos de la UE

La aprobación por parte del Parlamento del Reino Unido el pasado 14 de mayo de un proyecto de ley para prohibir la exportación de animales vivos, ha servido de acicate a las organizaciones no gubernamentales (ONGs) europeas de carácter ambientalista y de defensa de los animales para instar a la Unión Europea a que a siga su ejemplo y que también prohíba el transporte de animales vivos.

Según el portal Euroactiv, el proyecto de ley pondría fin a la exportación de ganado bovino, caprino, porcino y equino vivos para sacrificio o engorde, y representaría un avance histórico para las asociaciones ambientalistas.

A pesar de que las exportaciones de animales del Reino Unido al mercado comunitario se vienen reduciendo desde 2020, debido a las restricciones aduaneras vinculadas al Brexit, esta actividad -la de transporte de animales vivos- podría afectar negativamente al 10% de la ganadería ovina británica, especialmente en el sureste del Reino Unido, según algunos diputados.

La Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales señaló que, antes de 2020, se exportaban 1,6 millones de animales anualmente desde el Reino Unido cada año y “durante décadas, los animales de granja han soportado estas exportaciones insensatas y arduas al continente.”

Estas asociaciones subrayan que estos viajes son una fuente de estrés y de sufrimiento físico, debido al hacinamiento y las temperaturas extremas, así como de trasmisión de enfermedades.

El pasado 11 de mayo, Australia también se comprometió a poner fin a la exportación de ovejas vivas, aunque a partir de 2028, mientras que otros países, como Nueva Zelanda y Brasil, ya prohibieron esta práctica en 2023.

La CE propuso medidas más estrictas para el transporte de animales, pero no su prohibición

El Sindicato de Agricultores de Gales (FUW, por sus siglas en inglés) apoyó al Gobierno británico en su deseo de convertirse en un «líder mundial en bienestar animal» pero, sin embargo, pidió mayor protección a los ganaderos de la competencia desleal del exterior, exigiendo normas equivalentes para las importaciones.

Por su parte, la principal organización de agricultores del Reino Unido, la Unión Nacional de Agricultores (NFU), se mostró más cautelosa, al mostrar sus dudas sobre la legislación al respecto, que podría reducir la exportación de ovejas británicas para su engorde hacia Bélgica, Países Bajos y Francia, que se deberían destinar a proveedores más lejanos, concretamente en Europa del Este.

Para Olga Kikou, directora de Política del Instituto Europeo de Derecho y Política Animal,la Unión Europea no puede seguir haciendo promesas vacías sobre el bienestar animal y pretender ser líder en este campo, por lo que debe tomar medidas concretas para poner fin a este cruel comercio.» Más de 1.600 millones de animales se transportan cada año dentro de la UE y a través de sus fronteras.

En diciembre de 2023, la Comisión Europea propuso endurecer la legislación sobre bienestar animal durante el transporte, acortando los tiempos de viaje, aumentando las asignaciones de espacio y limitando el transporte en temperaturas extremas.

Entre las medidas, el ejecutivo comunitario propuesto una regulación más estricta para la exportación, incluidos mejores controles en terceros países para el cumplimiento de estándares equivalentes a los que se encuentran en la UE. Sin embargo, la CE no propuso ninguna prohibición de exportación de animales vivos.

Mientras que algunos países de la UE están presionando para que se endurezcan las normas, como Alemania, no se plantea poner fin a las exportaciones de animales vivos a terceros países. Otros Estados miembros, como Francia y España, mostraron sus preferencias por mejorar las condiciones de transporte, descartando prohibir el transporte y la exportación de animales vivos.

Sin embargo, las prohibiciones vigentes fuera de Europa y la posición clara al respecto de las ONGs conservacionistas, supone añadir más presión a la Comisión Europea a la hora de presentar sus propuestas para una revisión exhaustiva de la legislación sobre bienestar animal.

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