El uso de biomasa para producir alimentos, materiales y energía puede ayudar a impulsar las comunidades rurales, aumentar la competitividad y combatir muchos de los desafíos a los que se enfrenta la UE.
Los ministros de Agricultura aprobaron en su reunión de este 25 de abril en Luxemburgo sus conclusiones sobre “Una Bioeconomía sostenible para Europa, reforzando la conexión entre economía, sociedad y medioambiente”, que actualiza la visión que la Comisión publicó en 2019, adaptándola a los nuevos desafíos y nuevas estrategias europeas “De la Granja a la Mesa”, “Biodiversidad” y “Economía circular”, entre otras.
Los ministros de Agricultura aprobaron en su reunión de este 25 de abril en Luxemburgo sus conclusiones sobre “Una Bioeconomía sostenible para Europa, reforzando la conexión entre economía, sociedad y medioambiente”, que actualiza la visión que la Comisión publicó en 2019, adaptándola a los nuevos desafíos y nuevas estrategias europeas “De la Granja a la Mesa”, “Biodiversidad” y “Economía circular”, entre otras.
Para Peter Kullgren, ministro sueco de Asuntos Rurales, país que ejerce la presidencia del Consejo en el primer semestre de 2023, “la bioeconomía tiene un claro potencial para abordar los desafíos a los que se enfrenta la UE en la actualidad, como son el cambio climático, la aún fuerte dependencia de los combustibles fósiles y la seguridad alimentaria. La promoción de la bioeconomía en las zonas rurales es una prioridad para Suecia, en particular dadas las oportunidades que presenta para la creación de empleo y el fomento de la regeneración rural.”
En sus conclusiones, los ministros destacaron el papel clave que la bioeconomía podría desempeñar en la consecución de los objetivos medioambientales y climáticos del Pacto Verde Europeo y, al tiempo que servirá para aumentar la competitividad de la UE, contribuirá a abandonar la fuerte dependencia de los combustibles fósiles y a reforzar la seguridad alimentaria tras la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania.
Los ministros destacaron también la importancia de promover la investigación y la innovación (I+D+I) y de mejorar la alineación entre los avances científicos y la política industrial.
Las conclusiones adoptadas por el Consejo proporcionarán ahora una orientación política a la Comisión Europea y a los Estados miembros sobre el desarrollo del potencial de la bioeconomía en Europa.
El Consejo destacó, en particular, la importancia de la bioeconomía para contribuir a la regeneración de las zonas rurales y costeras, mediante el fomento de la innovación y la creación de empleo.
Los Estados miembros señalaron la necesidad de reconocer y hacer uso de las especificidades regionales y locales, así como de implicar a las generaciones más jóvenes mediante la promoción de las capacidades y la formación relacionadas con la bioeconomía, precisamente en las comunidades rurales.
En concreto, los ministros examinaron la contribución que ya vienen realizando y que pueden seguir impulsando los agricultores y los propietarios y gestores forestales a la promoción de una bioeconomía circular a escala de la Unión Europea.
Señalaron, por ejemplo, el potencial de los residuos agroalimentarios para producir recursos alternativos de base biológica, así como el uso de fuentes de agua no convencionales para el riego. También hicieron hincapié en la importancia del sector forestal para la bioeconomía y destacaron el papel de la gestión forestal sostenible.
Si bien acogieron con satisfacción el informe de situación de la Comisión Europea sobre la aplicación de la Estrategia de Bioeconomía de la UE, los ministros presentaron por su parte una serie de recomendaciones que contribuyan a impulsar más el potencial de la bioeconomía en Europa. En particular, pidieron a la Comisión que integre mejor la bioeconomía en todas las políticas y garantizar su coherencia; que facilite la transferencia de conocimientos hacia las regiones menos desarrolladas y las zonas rurales, y que actualice la Estrategia de Bioeconomía de la UE y el Plan de Acción asociado, y que lleve a cabo una evaluación en profundidad de las acciones emprendidas ya en la Unión Europea.
Los ministros señalaron también que la bioeconomía es un aspecto integral de la Política Agrícola Común (PAC) reformada e invitaron a la Comisión a hacer un seguimiento de la forma en que los Estados miembros la han incorporado a sus Planes Estratégicos nacionales.
La «bioeconomía» se refiere al uso de recursos biológicos renovables (biomasa) de la tierra y el mar, como cultivos, productos forestales, peces, animales y microorganismos, para producir alimentos, materiales y energía.
Ya, en el año 2018, la Comisión Europea publicó una Estrategia de Bioeconomía de la UE actualizada, que establece formas de acelerar el desarrollo hacia una bioeconomía sostenible en la UE.
Por su parte, el Consejo aprobó unas Conclusiones sobre esta Estrategia el 29 de noviembre de 2019.
A raíz de una solicitud del Consejo, en 2022 la Comisión publicó un informe de situación, en el que se señalaban tendencias positivas, pero también se reflejaban ámbitos susceptibles de mejora, como una mejor gestión de la tierra y unos patrones de consumo más sostenibles.
La necesidad de promover la bioeconomía se destacó igualmente en las conclusiones del Consejo Europeo de marzo de 2023, que destacaron la importancia de “fomentar la transición hacia una economía más circular para mejorar la sostenibilidad […], incluso aprovechando las oportunidades que ofrece la bioeconomía».
Cooperativas Agro-alimentarias de España considera muy positivo que estas conclusiones insten a fomentar las cooperativas como instrumento clave para crear, captar valor añadido y explotar todo el potencial que tiene la bioeconomía para los agricultores y ganaderos.
Todos los Estados miembro consideran que los productores primarios deben tener una mayor integración en la cadena de valor de la bioeconomía y para ello subrayan que las cooperativas son un instrumento idóneo para ello.
Según esta organización, las instituciones comunitarias quieren fomentar la bioeconomía no sólo por su potencial medioambiental, sino también por su potencial económico para agricultores y ganaderos.
La creación de valor para los subproductos, las energías renovables o la economía circular son acciones que pueden mejorar la rentabilidad de los agricultores y fomentar la sostenibilidad del sector agroalimentario, añade.
Sin embargo, Cooperativas considera que “España no aprovecha el potencial que los proyectos de bioeconomía circular, impulsados por este tipo de entidades asociativas, pueden tener. Especialmente, las plantas dimensionadas de biogás y biometano, que pueden solucionar el reto de subproductos infrautilizados y residuos problemáticos, al mismo tiempo que generan gas renovable y distribuirlo territorialmente.
Cooperativas sostiene que, si se superan la burocracia y las barreras reglamentarias actuales, se podrían producir miles de toneladas de biofertilizantes y enmiendas orgánicas, que ayudarán a secuestrar carbono en el suelo.
En cambio, nuestro país se sitúa en la actualidad a la cola de Europa en el uso de estas tecnologías y, o se produce un cambio de rumbo, o se perpetuará la situación, añaden.
Por ejemplo, Cooperativas promueve la bioeconomía y la difusión de casos de éxito relevantes a través de la coordinación del proyecto COOPID que, financiado por la UE a través del programa Horizonte 2020, tiene como objetivo impulsar una mayor implantación de la bioeconomía en el sector primario.
En concreto, el proyecto pretende movilizar a agentes del sector primario para actuar como “embajadores” y estimular el desarrollo en las zonas rurales de modelos de negocio “bio-basados” a través del conocimiento de casos de éxito en toda Europa.
Entre los 11 casos analizados que destacan por su sostenibilidad, eficiencia, rentabilidad, circularidad de sus recursos, servicios y modelos de negocio, en ocho de ellos las cooperativas han tenido un especial protagonismo. Entre ellas, la española – Oleícola El Tejar.
El modelo cooperativo muestra su clara apuesta por el avance hacía una bioeconomía circular en la que los productores primarios son los protagonistas.
Los otros casos cooperativos son el ecosistema de bioeconomía Grand Est (Francia), liderado por las cooperativas Crystal Union y Vivescia-; la bodega cooperativa Caviro (Italia); la cooperativa avícola Pindos (Grecia); la cooperativa Pelletierungsgenossenschaft eGen (Austria); la cooperativa láctea Carbery (Irlanda); Moellerup Brands (Dinamarca), recientemente participada por la cooperativa Danish Agro, y la cooperativa láctea VALIO (Finlandia).
Además, técnicos de las cooperativas lácteas Central Lechera Asturiana, Covap y Aira han ejercido de embajadores y han visitado la cooperativa Valio, caso emblemático de Finlandia, que tiene el ambicioso objetivo de ser neutral en carbono en 2035.
En esta línea de descarbonización, también estas cooperativas están desarrollando sólidas estrategias.
Cooperativas Agro-alimentarias señala que para mostrar todos los resultados del proyecto COOPID, el próximo 31 de mayo se celebrará en Bruselas la conferencia anual COOPID Bioeconomy Conference, coincidiendo con la #EUGreenWeek (Semana Verde Europea).
Por su parte, los representantes de los productores y las cooperativas agro-alimentarias de la UE (COPA-Cogeca) señalaron que publicación del informe de situación sobre la estrategia de bioeconomía de la UE y los actos organizados bajo la Presidencia sueca del Consejo de la UE demuestran que debe darse un nuevo impulso a la bioeconomía.
La bioeconomía, señaló el COPA-Cogeca, es una de esas revoluciones silenciosas que proporciona muchas soluciones concretas para las transiciones sostenibles.
El gran error del Pacto Verde es que Europa se está moviendo demasiado lentamente, teniendo en cuenta el valor añadido que podría generar una bioeconomía de alto nivel, especialmente en las zonas rurales.
Diez años después de que se adoptara la primera Estrategia de Bioeconomía de la UE, esta organización considera que se puede hacer más a nivel de la UE y de los Estados miembros para permitir su desarrollo.
Los sectores de la bioeconomía y su papel en la descarbonización de Europa, a pesar de los muchos logros concretos, siguen siendo relativamente poco comprendidos por el público en general y por los responsables en la toma de decisiones.
Por eso, el COPA-Cogeca acoge con satisfacción las conclusiones adoptadas por parte del Consejo sobre bioeconomía, centradas en la sostenibilidad socioeconómica y medioambiental de las zonas rurales, y en el papel clave de los agricultores, los propietarios y gestores forestales y las cooperativas agrícolas y forestales para lograrlo.
Estas conclusiones, argumentan, deben servir de base para un debate que debe continuar con las instituciones de la UE, los Estados miembros y con las partes interesadas pertinentes.
Junto con las conclusiones del Consejo, el COPA-Cogeca considera que las instituciones de la UE y los Estados miembros deberían centrarse en las denominadas “Cuatro S” (en inglés): escala, velocidad y capacidades, y con la sostenibilidad como cuestión transversal.
Para aumentar la velocidad y la escala en la aplicación de la bioeconomía, la Comisión Europea debería considerar la introducción de la bioeconomía como un objetivo específico en otras políticas e instrumentos, además de la PAC, indica esta organización.
La gestión sostenible de los recursos naturales es y debe seguir siendo el núcleo de las estrategias e iniciativas de bioeconomía.
En lo que respecta a las competencias y los conocimientos, el COPA-Cogeca señala que debería considerarse la posibilidad de redoblar los esfuerzos para apoyar la educación y la formación en las regiones y zonas rurales que solo utilizan marginalmente su potencial.
Como forma de prolongar este importante debate, el Ceja, CEPF, COPA-Cogeca y Eustafor organizarán el próximo 30 de junio un seminario conjunto con la participación de la Presidencia sueca, la Comisión Europea y la iniciativa Bioeast, que se centrará en algunas preguntas clave de las conclusiones del Consejo.
Las conclusiones de este evento se utilizarán como recomendaciones de los productores primarios al futuro Parlamento Europeo y a la Comisión, pero también a los Estados miembros para aumentar su compromiso político y tener la bioeconomía en su lista de prioridades para el próximo período.